viernes, 16 de junio de 2017

EJERCICIO DE TRANSFORMACIÓN DE LA REALIDAD

Primera imagen

Segunda imagen

Tercera imagen


Para que quede claro que nada de lo que vemos en los medios de comunicación tiene que ver con la realidad absoluta, y que toda ella forma parte de una manipulación de uno u otro signo, con mayor o menor énfasis, pero que actúa siempre, voy a poner un ejemplo sencillo. (Para verlo con más detalle, PINCHE EN CADA IMAGEN, para agrandarla)

Si se observa la primera imagen (que es la original, sin tratar), representa en un contrapicado la fachada de la catedral de Santiago de Compostela, tomado desde el Palacio de Rajoy (no confundir con el otro deficiente). En ella se ve una inusualmente vacía plaza del Obradoiro, y la fachada con las torres barrocas de Casas Novoa. Como la imagen ha sido obtenida con un gran angular y la posición de la cámara con respecto al suelo no ha sido paralela al mismo, sino que se ha inclinado hacia arriba en un ángulo equis, las verticales que nuestro ojo “retraduce” en la calle en un sentido más vertical, aquí en la imagen están deformadas en un sentido convergente exagerado. Primera distorsión de la realidad. Culpa: el objetivo usado y la inclinación de la cámara respecto al suelo.

Si se observa la segunda imagen, se ve lo mismo, pero mucho más reducido en cantidad. Se la ha recortado en una relación 1:1, que acentúa la verticalidad del edificio. Además, el cielo es más azul, los blancos más brillantes. Pero si se fija uno en las personas, se comprenderá que es la misma imagen anterior, pero con un tratamiento de “punto de fuga”, que estira artificialmente las líneas convergentes, para convertirlas en líneas paralelas, como en la realidad están, pero que tanto a través del ojo como de la cámara, por determinadas leyes ópticas vemos que se juntan (o se separan, depende desde dónde miremos). Aun así, la conversión no surge sin costes “colaterales”, pues deforma otras muchas líneas que podríamos comprobar si la contempláramos en detalle, que ésas sí que no están de ese modo en la realidad. Pero que se toleran porque el efecto de ver el edificio sin convergencias compensa lo demás. Por lo que esta imagen es más estética que la primera, pero tampoco es lo que allí había, en sentido estricto.  Segunda distorsión de la realidad. Culpa: un comando del plugin de Photoshop Adobe Camera Raw, denominado “Transformar”; comando “recortar; y una capa de brillo y otra de contraste, para el cielo.

La tercera imagen es otra creación, basándose en la imagen segunda, que a su vez lo estaba en la primera. En ésta simplemente se añaden unas plantillas de foto tipo polaroid, para darle un efecto visual curioso, aunque si se compara, se comprende que por debajo se encuentra la segunda de las imágenes, esta vez intocada. Lo “único” que tiene es un buen ramillete de capas para enmascarar la imagen de fondo, y una hora y pico de trabajo de aprendiz.

No soy falsamente modesto. De hecho, la modestia no es una de mis cualidades. Pero en este asunto soy eso justamente. Así que si yo, que sólo soy un aprendiz, puedo realizar estas transformaciones de la realidad ¿qué no podrán hacer los profesionales que trabajan para los medios de comunicación? Y al final sobreviene la pregunta, a continuación ¿qué realidad consumimos realmente? Una mejor de la que desearíamos ver, sin duda. Y en dicha operación todos resultamos cómplices. Todos, sin excepción.

Santiago de Compostela (La Coruña, Galicia, España)
Junio, 2010 ----- Nikon D300

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