He aquí una bellísima lección de geología, en la que se podría hablar de
plataformas de abrasión, de calizas cenomanienses, de calizas aptienses, de
margas cretácicas blandas y erosionables, de impresionantes fuerzas tectónicas
que levantaron hacia lo oblicuo o lo vertical antiguos estratos horizontales,
de diaclasas rugosas y caóticas, de alargadas afloraciones de flysch selectivo, de erizados acantilados de vértigo, de erosión kárstica
disolvente y acumulativa. Se podría estar comentando horas -sabiendo, que no es
el caso- la historia geológica de este espectacular paraje; y seguramente
aprenderíamos mucho. Sin embargo, lo más probable es que el previsible asombro hubiera
surgido ya con la mera contemplación del paisaje en sí. La acumulación de
elementos genera una estructura similar a otras muchas, pero resulta única e
individualizada. Y lo que la hace irrepetible, como a todo paraje, como a todo
ser humano, es el modo en que el tiempo ha elevado, hundido, esculpido y
destrozado materiales, destruyendo formas y creando otras para dar lugar a lo
que nuestros reciente ojos pueden contemplar hoy. Por eso, será el asombro, y
no el conocimiento, lo que nos permitirá añadir otra celdilla de memoria donde
poder acumular ese momento, y recrearlo después. Será el asombro, sí. Pero, una
vez pasado el efecto, la lectura y la comprensión de textos de quienes de esto
entienden, engrandecerá lo contemplado a la categoría de admirable, único e
irrepetible.
Playa del Madero o de Los Pedruquios (Liencres, Cantabria, España)
Octubre, 2016 ----- Panasonic Lumix G6
1 comentario:
Efectivamente, el asombro fue lo primero que me inspiró tu foto, al comptemplar la maravilla de ese paisaje captado como solo tú lo sabes hacer.Pero admirables son tus reflexiones y tu manera de expresarlas, porque eres único e irrepetible cariño. Me encantó verlo y leerlo😊
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