Cuando muere el día, resucitan las sombras y quienes con
ellas apuran mejor la vida. Cuando el crepúsculo lo tiñe todo de tonos
cambiantes, la sonrisa se dibuja en aquellos que soportan mal la vida
cotidiana, la que todos esperan, la iluminada con esperable claridad. Al atardecer,
ciertos seres se despiertan, se desperezan, crean planes. No son en su mayoría,
como el común piensa, planes violentos u oscuros. Son sólo posibilidades alternativas.
Modos diferentes de captar la luz, de entender los gestos, de apurar los
instantes. Diferencias en la manera de desear, de pensar, de crear. Todo cobra
otra dimensión que algunos alcanzan a captar con una libertad algo insultante
para quienes no comulgan con la oscuridad. La noche, a la que el crepúsculo
precede, es un universo tan distinto, tan complementario, que se diría que es
otra vida del revés. Lo cierto es que es la vida, simplemente. La vida al
completo, en su absoluta y fascinante plenitud.
Crepúsculo en Mojácar (Almería, Andalucía, España)
Marzo, 2016 ----- Panasonic Lumix G6
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