- La risa de un niño en un parque, producida por cualquier situación, por cualquier persona, en cualquier momento
- Hallar una escultura cuya calidad no sólo me guste, sino que me atrape la mirada de tal forma que no pueda sapararme de ella, recorrerla a su alrededor, buscar sus huecos, sus posibilidades estéticas diversas. Y fotografiarla durante largo rato. Y saber que me llevo algo de ella conmigo en mi memoria. Y en mi cámara
- Un par de cucharaditas de dulce de leche (o de crema de Speculoos) a media tarde, paladeándolas de a poquito, muy despacio, para que dure la sensación, y quedarme con ese sabor un buen rato en la boca. A ser posible, con los ojos cerrados
- Planificar un viaje hasta sus últimos detalles, y luego improvisar sobre ellos para que dé la impresión de que soy más aventurero y menos racional de lo que en realidad soy
- Dos o tres horas -té, café o cerveza de abadía mediante- con alguien cuya inteligencia ofrezca adecuado contrapunto a la mía, y ni la insulte, ni la desmerezca. Y salir con la sensación de que soy más que al principio del encuentro
- Levantarme prontito un día sin trabajo (fin de semana o vacaciones) y, sin desayunar siquiera, iniciar un libro nuevo que llevo un cuanto tiempo queriendo devorar. Y continuar, hasta que la espalda aúlle y me obligue a
- Dedicar toda una tarde a la tediosísima aunque imprescindible tarea de expurgar y clasificar fotos y, sobre la marcha, editar aquellas que más me gustan en el momento, y ampliar así mi almacén de reservas para los días en los que uno no pueda ni respirar
- El movimiento central del concierto para piano nº 5 ("Emperador", opus 73) de Beethoven , después de haber escuchado con idéntico éxtasis el concierto para clarinete de Mozart (K. 622). Y justo en ese orden
- El repaso suave, cálido e inconsciente de los dedos de la mano de mi pareja cuando, en el cine, vemos una película cualquiera
- Sentir la llamada impulsiva en cualquier momento del día (y de la noche) para escribir un microrrelato. Y dejar todo. Y escribirlo de principio a final. Y contemplar al final su rara, mudable y efímera perfección
lunes, 26 de septiembre de 2016
COSAS QUE ME FASCINAN (I)
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