Al lado de la
playa, recibiendo el dulce sol invernal, que ilumina pero no calienta, una
mujer dormita bajo una palmera. Dos bicicletas se encuentran al lado. Tal vez
sea la suya y de su pareja; acaso, la de una amiga. Puede que pertenezcan a
otras personas cercanas, que el encuadre nos hurta. Da lo mismo, porque lo que
nos interesa ahora es el sueño de la joven, sobre el que podemos especular
cuanto queramos. Un sueño leve, con cierta incomodidad física, pero necesario
seguramente por las cargas familiares o el estrés navideño. Unos instantes de
recarga de energía, de aislamiento de todo y de todos, antes de volver a las
obligaciones festivas, tal vez conyugales, acaso familiares. En esa cabeza
ladeada, serena y despreocupada, se fundamenta el impulso necesario para el
nuevo año que se aproxima con rapidez. El sueño inunda su lasitud. Cuando se levante,
una persona nueva brotará de su interior y afrontará el resto de la jornada con
ánimo de mayor recorrido. Incluso una sonrisa decidida, que muestre a los demás
lo dispuesto de su renovado ánimo, que durará -es posible- hasta el próximo
dulce sueño.
Playa de la Malagueta (Málaga, Andalucía, España)
Enero, 2017 ----- Nikon D500
1 comentario:
¿Podría tener cabida también laxitud ? De cualquier forma, refleja muy acertadamente la sensación visual.¡Un abrazo, tocayo!
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