La política nos depara siempre un tema de conversación, pero
es muy difícil que nos produzca placer lo que comentemos. En primer lugar,
porque la política (en un sentido ideal, que no es el que impera casi nunca)
pretende el bien común, no el individual; y quien opina siempre es un
individuo. Jamás le lloverá a gusto a nadie, salvo a los fanáticos de uno u
otro signo, los cuales no cuentan, porque sus incapacidades les aproximan a la
idiocia, lo que les anula la capacidad de comprensión y de diálogo. En segundo
lugar, porque cada época muestra sus principales carencias con mucha claridad en
este campo de lo público. Y la nuestra ofrece su flanco abierto desde
kilómetros de distancia: falta tanta decencia como sobra ambición, pero sobre
todo faltan líderes poderosos que sean capaces de elevar las mínimas
conciencias desde sus bajuras actuales hasta un proyecto común creativo,
ilusionante, y con vocación de avance, no de retroceso a tiempos “mejores”. Se precisan
líderes claros -a la vieja usanza- que guíen a una ciudadanía hastiada e
indignada, pero sumisa y desconcertada como hacía mucho tiempo que no se veía
así. En tercer lugar, porque la revolución tecnológica ha introducido la
política vía internet, vía móvil, vía redes sociales, de un modo tal que
recuerda mucho al hastío ante algo que no se ha pedido para nada, pero que se
encuentra por todas partes, y ante lo que todos opinamos de continuo. Eso hace que hasta los que más descreen o
pasan de ella, suelten lindezas en un tuit, compartan lo que leen en los medios
digitales, o se enganchan a una playlist de
raperos anti-sistema. Toda esa sobresaturación no propende a la reflexión
regeneradora, sino al hartazgo, carburante excelente para quienes con dos o
tres ideas sin hilván inflaman el malestar y con él se encaraman al poder que
tanto les tienta. Así, dan la impresión de crear nuevos liderazgos y mostrar nuevos
puntos de partida, sin ser ni una cosa ni la otra. Sí, son malos tiempos para
la lírica. Pero, que yo recuerde, jamás fueron buenos.
lunes, 24 de abril de 2017
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