Leo en el XL Semanal
de esta semana una entrevista a un historiador israelí, muy famoso últimamente
(Yuval Noah Harari). Lo que dice me deja pasmado por su claridad, fría y
lacerante como cuchillo en la mañana. Entresaco tres momentos de la misma.
En el primero, habla sobre la imparable dependencia hacia la
tecnología, que cada vez decide más por nosotros mismos. “Poco a poco le
daremos al algoritmo la autoridad para tomar las decisiones más importantes de
nuestras vidas”, ya que, al fin y al cabo, “todos somos algoritmos. Las
máquinas y los seres vivos. Los humanos somos algoritmos orgánicos”. Pero,
claro, los algoritmos informáticos fallan infinitamente menos que los
orgánicos. De ahí su progresiva implantación en todos los ámbitos de la vida,
desde confiar nuestra orientación a un navegador en el coche, hasta cualquier
transacción (dinero, salud, emociones, sexo, etc.). Esto ya impresiona lo suyo.
En el segundo, ya pone el dedo en la llaga cuando habla de que
no percibimos la realidad con la corrección debida. Dice, por ejemplo, que la
probabilidad de morir en un atentado es infinitesimal comparado con que nos
mate un rayo y, aun así, lo tememos más. En realidad, estamos tan atrapados por
la razón de que “nadie ofrece una alternativa seria al sistema liberal, porque
no tienen respuestas para las grandes preguntas de nuestra era”. Y, preguntado
por cuáles son, nos apabulla con lo siguiente: “¿Qué va a pasar con el mercado
de trabajo cuando la inteligencia artificial supere a los humanos en la mayoría
de las tareas? ¿Qué vamos a hacer con esa nueva clase formada por cientos de
millones de personas sin empleo que van a ser económicamente irrelevantes?”. Ante lo cual, lo único que se ve por doquier es “Desilusión. Millones de personas están
perdiendo la fe en el sistema (…) La paradoja es que la situación es mejor que en
cualquier otro período de la historia”.
Y con el tercero, nos remata sin piedad, aunque sin acritud y
con mucha serenidad, como anteviendo lo inevitable, y asumiéndolo. “Es muy probable
que en 100 años hayamos sido sustituidos por otra clase de entidades (…) no
creo que vayamos a ser exterminados. Habrá una versión mejorada. Cíborgs. Pero
no desapareceremos del todo. Todavía queda un 4 % de neandertal en nuestro ADN…”
Dicho lo cual, me quedo mucho más relajado, y puedo salir tranquilamente
a dar mi paseo diario.
1 comentario:
¿ No has encontrado ningún tema más "liviano" para diseccionar ? La verdad es que te regodeas en lacerarnos con temas a cuál más negros. Creo que voy a tomarme una sobredosis de tranquimazin para evadirme de "tu" realidad, que, por desgracia, también es la mía.
Un saludo, tocayo y compañero.
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