El muñeco es
pequeño, risueño, vulgar, juguetón. Invita al viandante a unirse a sus juegos, con sus
manitas abiertas. No todos entendemos sus propuestas. La mayoría pasa de largo.
Pero él no se amilana, e insiste. Siempre hay alguien a quien seducir. Siempre hay
con quien prorrogar el tiempo con divertimentos varios.
La muñeca es más
grande, impasible, elegante, melancólica. No mira a nadie. Tan sólo atiende a sus propios
ensueños, donde vive afincada desde hace tiempo. Son sus pensamientos, sus
deseos ocultos, su soledad atenuada por la admiración que procuran sus
cabellos, los únicos embelecos a los que atiende, mientras se engaña para
siempre.
Ambos son
hermanos. De diferente padre. De diferente madre. Sólo comparten el mismo lugar
en el puesto donde su dueño los vende. Y no todos los días.
Mercadillo en Reus (Tarragona, Cataluña, España)
Abril, 2017 ----- Nikon D500
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