martes, 23 de enero de 2018

¿A QUIÉN REGRESARÍAS DE NUEVO PARA UN ÚLTIMO CONCIERTO?

Hay chorradas que circulan por el feisbuc que, he de admitirlo, me hacen gracia. Aunque sólo sea por un segundo, pero son tantas opciones que a veces uno se despista, e invierte demasiados minutos en algo que, con mirada objetiva, no lo merece. Sin embargo, hace un rato recalé en una entrada que me hizo pensar un poco. Tampoco mucho. Un poco solo.

En un panel rectangular se hallaban 12 casillas con otros tantos cantantes de diversas épocas, con el único parecido de que todos ellos fueron estrellas fuera de serie de sus respectivos estilos... y de que todos están muertos. Unos nos dejaron "a su hora debida", es decir, con edad avanzada (James Brown, Johnny Cash, Frank Sinatra). Pero el resto lo hizo antes de tiempo, es decir, muy jóvenes, en circunstancias trágicas las más de las veces (Whitney Houston, Michael Jackson, Kurt Cobain, Freddy Mercury, John Lennon, Bob Marley, Amy Winehouse, Jimmy Hendrix, Elvis Presley). Doce nombres, doce voces iningualables, doce gigantes con ritmos e historias diferentes. Admito que a mí me sobraba alguno y me faltaba alguna, pero da igual. La cosa es que debajo del panel, se proponía la siguiente pregunta: "¿A quién traerías de vuelta para un último concierto?"

Le di un par de vueltas -en realidad, fueron tres-, y concluí lo siguiente. Si fuera un concierto para mí solo, no lo dudaría un instante. Bob Marley sería para mí la mejor elección, aunque me reservo explicar por qué. Ahora, si fuera un concierto colectivo, tampoco habría duda alguna. Sería un concierto colectivo, en el que estuvieran todos y cada uno de ellos, a razón de tres canciones por barba (o cutis). ¿Alguien se lo imagina mejor?

Pd/ Sí, yo también caigo en este tipo de estupideces, cuando el tiempo así lo sugiere

jueves, 18 de enero de 2018

EL PASO DEL TIEMPO, LA INMORTALIDAD, Y OTRAS VANIDADES FALACES


Estos rostros que se muestran en un museo arqueológico, antaño pertenecieron a algunas de las familias más importantes de la antigua Itálica, una de las ciudades más florecientes de Hispania, dentro del imperio más extenso y poderoso de la Antigüedad, Roma. Con el tiempo, la formidable estructura de poder de dicho imperio cedió y desapareció de la faz de la Tierra. Ello quiere decir algo.

Con el tiempo, los nombres de estos personajes se han perdido. No podemos recordarlos, ni memorar sus vidas. Sólo podemos admirar los extraordinarios parecidos con personas que, salvo la vestimenta, podrían ser nuestros vecinos o cualquier conciudadano próximo. Pero nada sabemos de ellos. Nada, salvo que su poderío económico les permitió encargar a un escultor inmortalizar su figura en mármol o piedras nobles. Pero todos esos bustos tienen debajo una cartela identificativa donde figura la palabra "desconocido". Todos. Y ello también quiere decir algo. Y quien quiera entender, que entienda.

Bustos de patricios desconocidos, hallados en Itálica (Sevilla, Andalucía, España)
Enero, 2018 ----- Nikon D500

miércoles, 17 de enero de 2018

CÓMO ACABAR CON LOS ROBOS DE ALTO NIVEL

Hoy en clase, al hilo de unas cuestiones de economía, solté mi teoría sobre cómo acabar (o al menos, reducir su impunidad) con los ladrones de gran escala. No me referí a los desgraciados que acaban en una cárcel por unos hurtos que no alcanzan los mil euros, sino que estaba señalando a banqueros, políticos, corredores de bolsa y otros criminales económicos de profesión. No me considero original con esa idea, que expondré a continuación. Pero sí me choca que, siendo tan simple, y que cuenta con un consenso bastante común, no se aplique de inmediato. La respuesta más sencilla reclama una explicación más aplastante aún: que si no se aplica es porque a los que deberían cambiar las normas actuales no les conviene hacerlo, pues también “están en el ajo”. Lo que es una perspectiva terrible.

La cuestión es muy sencilla, como digo. La discusión surgió en clase cuando alguien preguntó por el dichoso Urdangarín, del que todavía no se tiene noticia que desayune todos los días tras dormir en una celda. Aproveché para soltar lo que digo muchas veces. A estos ladrones de gran escala, hay que aplicarles la única medicina que les duele. No es, desde luego, la vergüenza de verse en boca de todos, ni que su imagen deteriorada y arrastrada salpique a sus hijos o familiares inocentes. No, lo único que les duele es el dinero, que constituye su verdadera patología. Y como lo que robaron fue dinero público, es decir, que nos robaron a todos, lo suyo es aplicar un castigo que no les dejara ganas de reincidir. Dicha pena no pasaría por la cárcel, desde luego. Al menos, de primera mano. A una persona como yo, que un Rato, Bárcenas, Urdangarín (por mencionar sólo los más conocidos) pasen unos años en prisión no me produce placer alguno, la verdad; incluso costarían dinero al erario público. No. La cosa pasaría por  que devolvieran en su completa integridad lo sustraído. Y cuando escribo “completa”, me refiero a su definición exacta, sin componendas. Además, los intereses devengados por todo el tiempo que ese dinero no estuvo disponible en las arcas públicas (o privadas): por ejemplo, un 10 % -siendo generosos-. A lo que se añadiría finalmente una multa de -pongamos- el 40 ó 50 % de lo estafado, robado, prevaricado, etc. En un ejemplo hipotético aunque no inverosímil, de un pillaje de 10 millones de euros, el condenado (o condenada) debería ingresar en la cuenta pública correspondiente unos 15 millones. Y aquí viene lo bueno. Como habría mucha resistencia a dicha entrega, la pena de prisión aparecería aquí como el elemento coercitivo que debe ser en realidad: sólo si se ingresa esa totalidad, el reo quedaría en libertad; entretanto, pena de prisión indefinida, hasta que se logre restituir a la ciudadanía lo que la judicatura dispusiera. Sólo de ese modo, saldría muy poco rentable delinquir a ese nivel. Seguro que aparecerían los dineros como por arte de magia, regresando de los santuarios fiscales donde se hallan a buen recaudo. Y también, para finalizar -en casos como el de Urdangarín o Rato, que lo tenían todo o casi todo- una terapia especialmente dirigida a reconducir sus deplorables vidas tratando sus patologías respectivas.

Pues bien. Lo apabullante de esta medida, la sencillez de su aplicación mediante un cambio en el Código Penal realizado de urgencia en las Cortes y el segurísimo cambio que se produciría en los modos de actuar de los delincuentes-banqueros o delincuentes-políticos, si bien captó a la mayoría, no suscitó la unanimidad que yo esperaba en el aula. Dándole vueltas, he concluido en pensar que es más que probable que algunos de mis alumnos, bien instruidos por algunos progenitores, ya estén preparando cómo darán su golpe cuando crezcan, el día de mañana, no durando mucho.

martes, 16 de enero de 2018

LAS MARAVILLAS EN BRONCE DE MORLA


Qué mejor forma de sostener un libro manuscrito, intenso, bello y antiguo, que con una escultura en bronce del leonés José María Morla, una persona singular, que ha logrado conjugar sus dos pasiones, la literatura y la escultura, del modo más práctico posible, y que produce su obra en un pueblo apartado de muchas cosas, para que sus creaciones no se contaminen del ruido mundanal y vacuo.

Robado (pues no permitía fotografiar sus obras) en una de las muchas ferias de artesanía en la que participa
Enero, 2017 ----- Nikon D500

lunes, 15 de enero de 2018

UN OCTOGENARIO POETA

Imaginen una persona admirable, por unas cuantas razones. Luego, piensen que es un hombre jubilado en la actualidad, pero que para nada es un viejo. Se trata de una persona que es muy joven en su mente y sus proyectos. Utiliza ordenador. E internet. Lo cual ya quiere decir algo de su edad mental. Porque publica en varios blogs. Poesía. Suya. Y la regala a quien quiera leerla. De acuerdo, eso lo hacen muchos jóvenes y no tan jóvenes. Pero es que él tiene 81 años.

Bien. Volvamos a empezar. Este octogenario de cronología, nació cuando se desarrollaba la Guerra Civil, y perteneció a una familia de 14 hermanos. Nadie tuvo tiempo ni posibilidades de enseñarle a leer ni a escribir. Fue un niño mísero y analfabeto, hasta que pudo aprender por su cuenta, de la mano de los narradores rusos más eminentes. Y después se lo fue leyendo casi todo. Y también escribía, de paso, porque cuando se lee mucho, brota una secreta tendencia a la imitación. Pero le dio por la poesía. Él apunta a que ya era poeta en el vientre de su madre. Se nota bien que le gustan las licencias poéticas. Y, sí, sigue escribiendo poesía a día de hoy. Pero, hoy la escribe además en un portátil, y luego la regala a cuantos se acerquen a mirarlo en sus blogs, o en su cuenta de Facebook.

Sin embargo, no ha olvidado el papel, que lleva siempre encima en una libreta, que también le sirve para comunicarse con los demás. Porque hace 5 años, en un partido del Sporting casi lo mata un infarto, pero a cambio de perdonarle la vida, el destino, con una macabra idea de la compensación, lo dejó sordo. Aun así, la poesía la siente en su interior, le brota del alma -dice-, y eso es imposible de contener. Y por eso escribe y escribe. Y mientras bebe docenas de cocacolas, el mundo es menos trágico precisamente porque él escribe, y porque existe alguien como él, con esos rasgos, con ese comportamiento.

Si no quieren (o no pueden, o no saben) imaginarse a alguien admirable desde tantos puntos de vista, sólo tienen que buscarlo por la red. Se llama Manuel Ángel Calzón. Vive en Avilés. Tiene 81 años. Se define como poeta.

domingo, 14 de enero de 2018

LOS NIÑOS SIEMPRE SERÁN NIÑOS


Los padres llevan quejándose de que los hijos “les salen” peor que los de la generación a que pertenecen ellos mismos, desde el Paleolítico. No hay fuentes que lo aseguren, ni documento alguno que certifique la frase inicial, como es obvio. Pero el sentido común aboca a creerla a pies juntillas. Uno, que es profesor, lo sabe bien, pues los padres (mejor debería decir las madres, pues son ellas quienes acuden a mis requerimientos tutoriales en abrumadora mayoría), siempre andan con esa milonga, que parece justificaría un tanto sus fracasos como educadores. Es un tópico más. Y, como tal, inevitable.

Circula por ahí -no sé en qué grado apócrifo- una historia atribuida a un médico inglés, que comenzaba sus conferencias leyendo cuatro frases, cuyos autores eran muy críticos con sus hijos o con las nuevas generaciones, que habían llevado al momento mencionado a un absoluto desastre. Después de leerlas, preguntaba a su audiencia de cuándo pensaban que datarían dichos pensamientos. Indefectiblemente, casi todos se inclinaban por la época presente. Pero luego resultaba que la primera era de Sócrates, la segunda de Hesíodo, la tercera de un sacerdote egipcio del 2.000 a.C., y la última se hallaba en un vaso de arcilla de la antigua Babilonia, aún más antigua que la egipcia. Por último, ante el asombro de sus oyentes, procedía a tranquilizarlos, porque la cosa, además de inevitable, es recurrente, y hasta necesaria. Igual la historia no es cierta del todo. Pero merecería serlo.

Pues bien, cuando estas navidades vi a estas dos deliciosas niñas nórdicas haciendo el payaso con una tableta en la sevillana plaza de España, pensé justo en esto. Dará lo mismo pase lo que pase, avance la tecnología cuanto quiera, y se esté en el siglo que sea, que los niños siempre serán niños, luego serán adolescentes, y más adelante adultos. Lo que deben hacer cuando son niños es jugar mucho, aprender todo lo que puedan, y ser queridos y motivados por sus mayores en la mejor línea que cada uno alcance a entender. Si es con un aro de metal y un caballo de madera, o con unas gafas inteligentes de visión nocturna o una tableta de grafeno, eso, dará exactamente igual.

Robado en la Plaza de España (Sevilla, Andalucía, España)
Diciembre, 2017 ----- Nikon D500

sábado, 13 de enero de 2018

EL MUSEO DE LOS CONTRASTES

Leo El cuaderno verde, una colección de aforismos de un supuesto pintor de principios del XX, que creó el inefable Max Aub. Me atraen varias de sus ideas sorprendentes. Pero una, me suscita la imaginación, que es lo que debe anhelar cualquier artista. En un momento dado, escribe: “Lo idiota no es un museo, los idiotas: quienes lo hacen, cuidando de poner juntos a los italianos o a los flamencos, buscando, además, los de la misma escuela, si es posible nacidos en el mismo año. Lo importante sería lo contrario, lo mismo que en el cuadro: buscar contrastes. Enseñaría sin que nadie tuviera que decir. Un Angélico al lado de Matisse, un primitivo catalán, al lado de Courbet, un Turner al lado de un David. Las pinturas comparadas. ¡Qué museo se podría hacer!”.

Me entusiasmo. La mente comienza a hilvanar recuerdos, a asociar pinturas. Creo de inmediato mi propio museo, donde disponer los mayores contrastes que pudiera imaginar. Cualquier Inmaculada de Murillo, repleta de almíbar, al lado del realismo desacralizado de La muerte de la Virgen, de Caravaggio. La violencia de La carga de los mamelucos, de Goya, contigua a la apacible atmósfera religiosa de El ángelus, de Millet. Una tabla románica con un pantocrátor y los doce apóstoles, junto a La raya verde, de Matisse. El homenaje a la sabiduría de todos los tiempos, de La academia de Atenas, de Rafael, frente al insultante mingitorio transformado en Fuente, por Duchamp. El excesivo detallismo preciosista de El matrimonio Arnolfini, de Van Eyck, próximo al suprematismo destructivo de Blanco sobre blanco, de Málevich. El oropel imperialista de La coronación de Napoleón, de David, junto a la abrumadora sencillez de La joven de la perla, de Vermeer. La terrible mirada asesina de Inocencio X, de Velázquez, contra la dulzura del rostro de Simonetta Vespucci, en El nacimiento de Venus, de Botticelli. Las líneas de contenida violencia de La ejecución de Maximiliano, de Manet, al lado de la diagonal vigorosa del Descendimiento, de Rubens. La espeluznante carnicería de la Crucifixión, de Grünewald, en sorprendente vecindad con la serenidad irreal del San Sebastián, de Ribalta. O bien el inasible movimiento del Autorretrato, de Bacon, puesto en cercanía de la mirada frontal directa de cualquiera de los autorretratos de Rembrandt. O incluso la subjetiva coloración de las pinceladas de La noche estrellada, de Van Gogh,  frente a la grisalla xilografiada de Durero, retratando a Melancolía. Y en ese plan, hasta completar unos pocos centenares de obras maestras que, añadiendo la proximidad de sus contrastes, potenciarían aún más si cabe el alcance de sus enseñanzas, de sus significados, de sus goces.

En dicho museo desearía yo buscar alojamiento para el resto de mis días. En tal recinto, el número de libros que debieran acompañar mis pasos finales, no debieran ser tantos. Y el de fotografías, muchas menos.

martes, 19 de diciembre de 2017

DE NUEVO, LA JODIENDA DE LA NAVIDAD

Y otra vez la Navidad, puntual a su cita al final de cada año. Y, de nuevo, todo lo que conlleva, que difícilmente puede ser más artificial, comenzando por las desaforadas compras, por las obligaciones sociales, por la cantidad de comida y alcoholes ingeridos, y por los pretendidos sentimientos de unión familiar. Todo, demasiado artificial para que funcione. 

Y, sin embargo, funciona. 

Con todo, a cualquiera a quien se pregunte, nos dirá que le repelen las fiestas, que está deseando que acaben antes de empezar, que todo es un horror, e incluso se hará cruces preguntando quién inventaría esto, y cuándo. Todo el mundo miente, claro está. Si no, la fiesta no se habría institucionalizado del modo en que lo ha hecho. Porque sí, tal vez la gente no mienta en el que le repelen muchas cosas de la Navidad. Pero la cuestión está en que lo que a la gente le gusta de ella supera con creces los inopinables sinsabores. Sobre todo, porque nos gusta pensar que otra realidad familiar sea posible, que los alimentos consumidos pueden tener un nivel de clase superior, que lo que gastemos en regalos ajenos o propios redundará en nuestra felicidad. Nos gusta imaginar. Nos gusta fantasear. Porque la realidad no nos gusta, y antes que cambiarla, que cuesta mucho más, nos encanta creer en determinadas ilusiones, en los hermosos futuribles y en los deseos por cumplir. Vanitas vanitatum et omnia vanitas. Todo vanidad, ya lo decía el Eclesiastés. Por tanto, todos a ilusionarse al más alto nivel. Y a joderse, también. Y en igual cuantía e intensidad.

lunes, 18 de diciembre de 2017

CONTRA LA TARDE GRIS, COLORES


En días lluviosos como éste, conviene dejarse llevar por la mirada, cuando recorremos la pantalla buscando alguna imagen que nos atraiga… más. En las múltiples carpetas donde atesoro capturas de mis viajes, de mis sesiones, de mis andanzas fotográficas, hay miles de fotos. Escoger una en un momento determinado no suele ser fácil. Y lo es menos cuando no se tiene ganas o hay dos mil cosas más que hacer que en nada se relacionan con el ocio o el disfrute estético. Por eso, conviene dejar que el instinto elija por uno, permitiendo que el subconsciente mande un poco más de lo que ya lo hace, y se deje seducir por algo que hace mucho que no veía, que le capta por alguna ignota razón, y a la que otorga el visto bueno. Elegida la pieza, una somera edición da paso al siguiente punto, que es ponerle palabras a lo que ya de por sí no las debería requerir. Aun así, se le ponen. Se muestra todo. Y la tarde, lluviosa y gris, se deja iluminar por los colores del Arte.

Museo del Parco, en Portofino (Liguria, Italia)
Julio, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

domingo, 17 de diciembre de 2017

LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (15)

Pregunta 32

¿Aceptaría veinte años de extraordinaria felicidad y plenitud si eso significara que usted moriría al final de ese período?

Lo único que puede hacer soportable la existencia en su transcurso es la ignorancia de la fecha de la muerte, lo que genera proseguir con metas, con expectativas, con proyectos. Ser el único animal que conoce que morirá, ya nos otorga una insatisfacción vital que los existencialistas supieron captar en un sentido extremo. Por ello, saber que a los veinte años de una felicidad continuada moriría, supondría una contradicción notoria, pues uno de los dos términos anula el otro. La perspectiva de la muerte destroza la posible felicidad, y ésta es incompatible en su perfección con la idea de morir. Por otro lado, la felicidad y la plenitud no son objetos cuya permanencia sea factible; antes bien, su carácter puntual y volátil es lo que la hace tan maravillosa y valorada. Su inaprehensibilidad es su mayor baza, la que dota de valor a lo escaso. Teniendo en cuenta que quien esto escribe no se halla desesperado, ni siquiera en una fase recesiva o átona, ni tampoco anhela o añora una felicidad especial, se entenderá con claridad que la respuesta sea un no rotundo.

Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron creados entre 1998 y 1999

sábado, 16 de diciembre de 2017

LA REALIDAD MÁS PALPABLE DE LO ANTIGUO


En Santiago de Compostela, un día normal, puede haber varios miles de cámaras por la calle, no digamos ya los correspondientes móviles que cada uno portamos en nuestros bolsos o bolsillos. Pero en esta entrañable aunque hiperturistizada ciudad gallega, también hay personas que aman la tradición. Y esta imagen nos lo demuestra con claridad.
Una familia media, con vestimenta media, con apariencia media, logra la diferencia y salirse de lo corriente de un modo sencillísimo, que a la mayoría les parecerá inexplicable y hasta escandaloso: hacerse un retrato callejero, posando para una cámara de galería, con su fuelle, su tela ocultadora, su revelado químico y ¡albricias! su copia en papel, al final del procesado. Pero cuando acabe la operación, tendrán unas copias materiales de recuerdo de su paseo por la ciudad, en un día concreto, cuya fecha consignarán en su reverso. Como se hizo siempre, vamos. Como se hacía, hasta la llegada del mundo digital, que lo amplió todo en un sentido desproporcionado, tanto lo bueno, como lo malo.
Esas copias, que acaso por la premura del revelado amarilleen en unos años, tendrán un valor superior, y suscitarán más sonrisas nostálgicas de calidad que todos los gigas de fotos que hayan sacado con sus respectivas cámaras o móviles, suponiendo que lleven, que igual no, si, contemplándolos, reflexionamos un instante. Cuando rememoren el momento en que el fotógrafo les mandó mirar al pajarito, se darán cuenta de que existieron en realidad, que alguna vez estuvieron en Santiago en un día con la suerte de caminar bajo el sol, tan esquivo por esos pagos. Comprobarán también que sus cuerpos tenían unas hechuras distintas a las de ese instante futuro, pero les parecerán más reales, porque incluso podrán tocar sus volúmenes tridimensionales convertidos a las dos dimensiones del papel. Y se las creerán más. De ello no me cabe duda ninguna.

Robado en Santiago de Compostela (La Coruña, Galicia, España). Mayo, 2014 ----- Panasonic Lumix G6


viernes, 15 de diciembre de 2017

LA COMPLEJA ESTRUCTURA INSPIRADORA DE BACH

Creo que no hay nada tan placentero como tomar la música de Bach como acompañante de pensamientos intensos aunque relajados. Bach te ofrece pureza, música absoluta que no tiene ningún efecto sobre mí desde el punto de vista afectivo o sentimental. Este hombre prodigioso, que hace hablar a un violín como si fueran varios y a un violonchelo como a toda la sección de cuerda de una orquesta, arquitectura sus obras de tal modo que no ejerzan más que un marco donde encuadrar los pensamientos que, de tal modo, fluyen encadenados y libres sin presión alguna, dentro de una libertad absoluta. Bach no me dice nada; sin embargo, escuchar su música me produce sensaciones de plenitud que parecen no provenir de las notas oídas. La perfección resulta el escenario idóneo para que mi mente divague y se encuentre con ese yo escurridizo y haragán que exhibe su indolencia con un impudor cada día más creciente. Para pensar sin interferencias pasionales -a favor o contrarias-, por tanto, Bach. A ser posible, alguna de sus suites para violonchelo o alguna partita para violín solo. O en su defecto alguna cantata o algún concierto con esa magia que casi siempre supo extraer de su inagotable cantera.

Del diario inédito  Bancal de almácigas, entrada de 9-VIII-1996


jueves, 14 de diciembre de 2017

HOMENAJE VIGUÉS A JULIO VERNE


Vigo es una ciudad que cada vez me gusta menos a nivel estético. No es más que una opinión personal, pero es así. De hecho, como no sea por una circunstancia especial, no creo que vuelva más. Al menos, a la ciudad; otra cosa son sus alrededores, espectaculares y diversos.

Sin embargo, la última vez que estuve me llamó mucho la atención un detalle hermoso. Se trata de un conjunto escultórico que esta ciudad ha colocado en mitad de su gran puerto. Ha de advertirse que Vigo es famosa también por la fealdad de alguna de sus esculturas, hasta el punto que de ello se ha creado un reclamo turístico sorprendente. Pero esta de la que hablo, no sólo no es fea -sólo es clásica y realista, en su factura, , sino que lo retrotrae a uno a la época infantil y juvenil más tierna. Reproduce una imagen de Julio Verne, el autor francés de libros de aventuras, sentado con un volumen en la mano, entre unos tentáculos que remedan su asiento, rodeándolo por los cuatro lados y remitiendo a la famosa obra 20.000 leguas de viaje submarino.

El día estaba lluvioso y desapacible a ratos. La corroboración de que Vigo, definitivamente, no es mi ciudad, y cierta impaciencia en salir de allí se trocaron de inmediato en una sonrisa beatífica y nostálgica; además de suscitar un agradecimiento a quien corresponda, por haber colocado en un sitio público un homenaje a quien tanto hizo por que los niños y adolescentes amáramos la lectura. Que yo sepa, no abundan las esculturas  dedicadas a estos escritores que tanto han estimulado la lectura de los más jóvenes. Ahora me viene a la memoria una de Saint-Exupèry, en el Jardin des Plantes de Toulouse. Y ésta que ahora comento. Sólo por eso, la visita a Vigo, esta vez final, mereció la pena.

Monumento a Julio Verne (Vigo, Galicia, España)
Noviembre, 2017 ----- iPhone 6S Plus

miércoles, 13 de diciembre de 2017

MI ASESINO (MICRORRELATO)

Hoy conocí a mi asesino. Él no sabe que lo esperaba. Pero yo sabía. Me lo advirtieron hace unas semanas. Gente cercana, preocupada. Se dirigió a mí con una gran educación. Voz dulce, perilla recortada, mirada tranquila. Me pidió consejo sobre unos valores. Yo no sabía qué decir. Él no entendió mi silencio. Tampoco mi mirada huidiza. Menos aún mi cuerpo tembloroso. Parecía un hombre honrado. Cualquiera lo diría así en un juicio. Pero yo sabía. Dije que lo conocí hoy, pero en realidad lo que hice fue reconocerlo. Lo había antevisto en sueños, entre latidos angustiosos, en la imaginación ardiente de mis duermevelas. Al final, pude articular unas palabras de excusa. Él se echó mano al bolsillo interior. Sacaría la pistola. Sería el fin. Pero pude adelantarme. El sonido hueco del cuerpo al caer alertó al vigilante.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

martes, 12 de diciembre de 2017

LA DIALÉCTICA DE LAS IMÁGENES


A veces, el cielo, el relieve y nuestro estado de ánimo se conjugan para dar una imagen feliz. Si se tiene la oportunidad de capturarla, y además el resultado no desmerece demasiado lo contemplado, miel sobre hojuelas. Con todo, y si no es el caso, siempre se puede añadir algún retoque por aquí y otro por allá, con que sugerir algo más a la escena. Todo sea bien fundado para conseguir que cuando miremos la imagen, nos detengamos más de un segundo en mirarla, y, en alguna conjunción especial de condiciones del universo, preguntarmos dónde, por qué, cuándo, cómo. Todo, para algo más de un segundo. La mayoría de las ocasiones, todos esos minutos invertidos en una imagen, se disuelven en el tráfago diario de miríadas de imágenes que nos envuelven. En el mejor de los casos, logramos un éxito de segundos. Eso, en el mejor de los casos. Pero, insistamos. No nos queda otra.

Atardecer cerca de Colunga (Asturias, España)
Noviembre, 2010 ----- Nikon D300

lunes, 11 de diciembre de 2017

MI PALABRERÍO CANALLA (29)

COITO: Actividad de talante sexual que acopla dos realidades individuales con la intención de fundirlas en una, lo cual se logra en escasísimas ocasiones y por un brevísimo espacio de tiempo. Todo ello origina que uno se formule preguntas del tipo: ¿por qué?, ¿para qué?, ¿es sólo una atadura instintiva más? Y otras más, cuya respuesta es tan volátil e insatisfactoria, como constante e impulsivo su enunciado.
COLABORACIONISMO: Anuencia que favorece al invasor desde determinados sectores del invadido. Constituye una variedad muy arriesgada de masoquismo; en otros casos, se trata de una expresión máxima de pragmatismo vitalista.
CÓLERA: 1. Irritación violenta y agresiva frente a la vida, el amor, la muerte o cualquiera de sus elementos. 2. Ajuste biológico que brinda la naturaleza a las zonas ya superpobladas, cuando se dan subidas excesivas de la natalidad.
COMER: Consumo de paquetes celulares ajenos para reemplazar o vigorizar los propios; en especímenes humanos superiores, supone una de las tareas más provechosas y sensuales que puedan imaginarse, sobre todo si los manjares y la compañía poseen la adecuada calidad artística.
COMERCIO: Intercambio de ventaja simuladamente recíproca entre las partes, que a veces beneficia en mayor medida a quien vende que a quien adquiere, y otras, viceversa. Todo depende. Y ¿de qué depende? De según como se mire, todo depende.
CÓMICO: Aquél, aquélla, aquello que es digno de que nos riamos a su costa, bien por la incompetencia manifiesta de los observados, bien por comprobar que les pasa a los demás lo que no nos gustaría que nos pasase a nosotros, lo cual nos provoca risa y alivio.
COMIDA: 1. Uno de los momentos en que se procede a comer (v.), concretamente, el menos íntimo, pero más provechoso para los negocios. 2. Conjunto de animales, vegetales y minerales que ingerimos para poder sobrevivir desde el punto de vista fisiológico, independiente del modo en que se hayan depredado a la naturaleza.
COMPARTIR: Hacer uso común de pertenencias, objetos y personas que, por regla general, admiten mal un usufructo compartido. Aunque las perspectivas iniciales sean fantásticas, la realidad cotidiana se encarga de colocar cada pertenencia, cada gusto, cada objeto y cada persona en la casilla correspondiente a cada uno de los compartidores. Y seguir la fiesta en paz.
COMPLICIDAD: Cercanía de intereses y respaldo recíproco de que usan las personas que gustan de tener secretillos para parecer más interesantes. También usan de ella, aquellos que delinquen y no son capaces de realizar el delito por sí mismos, lo cual es la primera piedra que construye el edificio del fracaso, pues el crimen —como el arte—, para que halle unos gramos de perfección, es preciso que no se dé ligado a asociacionismos ni comunismos de ninguna índole.
COMPRENSIÓN: Acción de comprender. Puede darse como mero acto mental, al entender; o también como justificación natural de los actos de los demás, por muy brutales o absurdos o impensados que hayan podido ser, acreditando una buena capacidad de relación entre las partes de un problema, pero que muchas veces está de más.
COMUNIÓN: Forma de antropoteofagia ritualizada pero ferviente, cuyo copyright o exclusiva pertenece a algunas iglesias cristianas, y es la única forma de canibalismo que los humanos "civilizados" toleran. 

Del libro inédito Palabrerío canalla1999

domingo, 10 de diciembre de 2017

MODOS DE CONTEMPLAR LA ALCAZABA DE MÁLAGA


Estos tres jóvenes en pose tan intelectual se encuentran en Málaga, en el interior del recinto de la Alcazaba. Se trata de un lugar de pago, pues se trata de una zona patrimonial de nuestro ampuloso pasado hispano-musulmán. En el encuadre sólo salen ellos, pero sus amigas (o novias, no quedaba muy claro) están a pocos metros, en una de las salas más notables del recinto andalusí, con arcos polilobulados y unos azulejos verduzcos muy hermosos. Se supone que entraron juntos, con la intención de ver y admirar el recinto más importante de ese período en la capital malagueña. Suponemos también que los chicos entraron un poco obligados. Puede que su interior les defraudara, acaso imaginaron otro tipo de estructuras, de decoración. O, simplemente, no les gusta el arte, pero a aquellas con quienes van sí, y han de transigir en cierto modo, para obtener otras prebendas que de otro modo acaso no disfrutarían. Podríamos pensar que sólo están descansando tras la caminata en continua subida. Pero, no. El tiempo que allí se detuvieron no fue el de un receso. Más bien pareció el del hartazgo o el desinterés, mientras sus amigas (o novias, no se aclaró el asunto) proseguían recorrido, a un ritmo parecido al nuestro. A lo que parece, el sol invernal y los asuntos propios en las redes sociales tenían más importancia que un pasado histórico que explica en buena medida quiénes somos y por qué andamos como andamos, por estos pagos ibéricos. ¡Signo de los tiempos! Ya lo tituló Ferlosio en su libro de ensayos Vendrán más años malos y nos harán más ciegos. De tanto mirar al sol de frente, o de fijar la vista en las pantallas de nuestros móviles, nada extrañará que aquella profecía se vaya cumpliendo más pronto que tarde.

Alcazaba de Málaga (Andalucía, España)
Enero, 2017 ----- Nikon D500

sábado, 9 de diciembre de 2017

DAVE EGGERS EXPLICA A TRUMP

Me encanta descubrir personalidades nuevas, por el procedimiento -algo vulgar, todo sea dicho- de leer entrevistas en los suplementos semanales. No es el método más intelectual, pero gracias a él, he podido acceder a autores y obras que de otro modo me habrían pasado desapercibidos. El último de esta fila en aparecer ha sido el escritor estadounidense Dave Eggers. De él dicen muchas cosas: que es el autor más brillante de su generación literaria, que además es un periodista de los que se implican, activista de muchas causas y filántropo reconocido. No pongo en duda ninguna de ellas, aunque sólo lo conozco por la entrevista de El País Semanal (12-XI-2017). De su lectura, varias frases me impactaron lo suficiente como para armar esta entrada con ellas.

En un momento dado, hablando de la protagonista de su última novela, dice que “Estados Unidos es una nación adicta al olvido. Haber escogido al presidente que tenemos ya demuestra nuestra total falta de interés por un Gobierno serio y por la historia”. Más adelante, explica que no es la primera vez que alguien proveniente del mundo del “entretenimiento” es elegido para algún cargo importante, y menciona a Jesse Ventura, a Reagan y a Schwarzenegger. Pero de ellos dice que al menos “fueron personas que tenían una brújula moral y que supieron rodearse de gente que sabía hacer funcionar la maquinaria del Gobierno. No es el caso de Trump, que es como un niño... Bien pensado, lo voy a retirar, porque sería insultante para los niños. Más bien es un lunático infeliz que se deja guiar por su bilis”.

Pero a lo largo de la entrevista, ofrece argumentos para intentar comprender, por qué su país, al que ama, ha llevado elección semejante. Y la culpa la achaca en buena medida, a los hombres perdidos: “La elección de Trump demuestra la crisis existencial de varones que se sienten innecesarios, excluidos de la sociedad. Han perdido trabajos que creyeron que serían para siempre”. Preguntado entonces si ve a las mujeres ocupando ese vacío de poder que están dejando los hombres, no titubea al responder “Seríamos una nación más pacífica y eficiente si eso ocurriera. Pero las pasadas elecciones fueron una reacción muy clara a esa posibilidad. Supusieron un regreso a una masculinidad cruda y cavernícola, guiada por una especie de impulso subliminal en el que participaron también las propias mujeres, ya que votaron por Trump casi en la misma proporción que los hombres. Fue como volver a una relación abusiva”. ¡Qué clarividencia!

domingo, 3 de diciembre de 2017

LA PERTINAZ SEQUÍA Y LO QUE NO QUEREMOS VER


He aquí una imagen que simboliza de un modo sinuoso y serpenteante la sequía que nos abrasa. Por sí sola, en su brillo del crepúsculo, parece mostrarnos el estertor insuficiente del río que apenas aporta su agua a su embalse. Consecuencia del cambio climático, dicen los científicos, que llevan diciendo lo mismo los últimos 25 años, concitando una atención discontinua y desconfiada por los mismos políticos que deberían aceptar la realidad, que no es más que una, preocupante, irrenunciable y perentoria. Lo mismo que llevan denunciando tantos desde diferentes ámbitos sociales. Eso mismo que algunos prebostes democráticamente elegidos niegan con una violencia tan intensa, que descuidan ocultar los sobornos que han comprado sus palabras. Eso mismo que nos cambiará el pensamiento, la mentalidad, y los modos de vida. Y a lo que se sigue sin hacer caso, porque para cambiar algo único debemos ponernos de acuerdo demasiados.

Embalse de Barrios de Luna (León, Castilla y León, España)
Octubre, 2017 ----- Nikon D500

domingo, 12 de noviembre de 2017

MUESTRA DE FILOSOFÍA PUNTUAL

Apartarse unos días, y dejar que todo fluya alrededor. Sentarse y contemplar cómo todo transcurre sin que nada cambie, o apenas se perciba. Asistir atónito a otra muestra más de nuestra estulticia política, derivada a lo social. Dejar que la frustración se dore a fuego lento mientas se comprueba que, a pesar de sentirse fallido, se está en el camino correcto. Y seguir adelante. Sin decir nada más. Porque la estupidez no es explicable. A lo sumo, se la puede describir, si bien tampoco resulta práctico. No hay que confrontarla, hay que vadearla, mostrar otras alternativas que la detengan en seco en su intento de rodearnos y monopolizarnos. Muchos son los trabajos que la vida nos procura. Todos nos debilitan, si dejamos que dirijan nuestro rumbo; pero todos ellos nos hacen más fuertes, si se saben asimilar del modo correcto. Y si no somos por ello más poderosos, al menos deberíamos ofrecer más resistencia ante el siguiente episodio de insania, imbecilidad, desgracia, agresión o similar. Resistir. Continuar. Crecer. Ésa es la consigna.

miércoles, 11 de octubre de 2017

LA FELICIDAD DE QUIEN SE APARTA


¿Quién habla de estrés? ¿Quién, de agobios multitudinarios? Todo se puede resolver usando la inteligencia, y eligiendo lo que mejor convenga, o lo que menos daños produzca. El problema es cuánto la usamos y cómo elegimos, si de verdad lo hacemos.
La mujer de la imagen ha escogido el apartamiento de los demás, en un día de intensidad veraniega de tantos como hemos tenido (y tenemos). El inabarcable mar, el poderoso granito, el tojo y una bruma que crecerá conforme avance el día, nos hablan de una zona atlántica. Podría ser Galicia, pero es la Bretaña francesa, que es lo mismo, pero a mayor latitud y con diferentes lenguas. El sol lo inunda todo y baña la piel tanto como calienta las rocas. En uno de los finisterres europeos, la punta de Raz, una mujer ha preferido estar a gusto consigo misma, y no agobiarse con amigos, familiares, obligaciones. Ha aparcado con mimo su bicicleta, que le ha servido para desplazarse desde donde fuera hasta llegar a un punto desde el que sólo se ve mar por todas partes, menos por una, que para eso se trata de un cabo. La acompañan una ropa ligera, y elementos playeros o de baño, sin que vaya a chapuzarse, dada la altura imponente de los acantilados de la zona. Ha elegido un rincón apartado, dentro de lo apartado del lugar, protegida del viento por una formación rocosa de la zona.
Y lee. Sosteniendo el libro sobre sus muslos, sumergida en la acción, el pensamiento o la simple información (¿quién sabe?). Abstraída de todo, regalada por los elementos, acariciada por el sol, la brisa y el salitre, inmersa en las páginas de un libro, y en todo ese contexto ¿duda alguien de que esté feliz?
En la Punta de Raz (Finisterre, Bretaña, Francia)
Julio, 2015 ----- Nikon D5200

martes, 10 de octubre de 2017

LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (14)

Pregunta 22


Si pudiera usar un muñeco de vudú para hacer daño a cualquier persona que usted aborreciera, ¿lo haría?

El daño gratuito no me satisface. Para que el daño me satisficiera, la persona dañada debería ser consciente de que era yo quien le infligía dicho daño, y entonces ya no haría falta el vudú, en buena lógica. Además, para llevar a cabo toda esta parafernalia en la que encima no creo, tendría que tener alguien a quien aborrecer. Y la verdad es que la gente que me interesa, la quiero o la tengo cerca de mí o de mi corazón. Y la que no me interesa, sencilla y contundentemente la retiro de mi existencia, la ignoro, la ninguneo, como se dice ahora. Pero aborrecer, lo que se dice aborrecer, creo que no aborrezco a nadie. Que me caiga mal, sí, que desprecie, sí, pero tener a alguien a quien tenérsela jurada, pues la verdad es que no (o no me suena, y si no me suena no debe existir o no ser muy importante). Aunque antaño sí hubiera de esas personas en mi vida. Pero consumían demasiada energía que no devolvía frutos de igual intensidad. Antes al contrario. Por eso, me fui volviendo absolutamente pragmático y relativista militante. No sé si es lo correcto, pero a mí me ha venido muy bien. Y como de lo que se trata es de vivir bien...

Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron creados entre 1998 y 1999

lunes, 9 de octubre de 2017

EL PASTOR DAVID ENFUNDA SU ESPADA DE REY



Ultimada la tarea, David enfunda la espada, aún fresca de la sangre del gigante. En el semblante, indiferencia. En el cuerpo, el temblor reciente del desigual combate. En la figura, el escorzo de la gesta que el artista consagra. La honda no aparece: es material de pastores. La espada es la que porta ahora, culminada su misión, anticipando las púrpuras de la futura realeza. Las sombras flanquean al héroe, le dan el marco adecuado para que lo contemplemos en su lasitud aparente. El pastor David anticipa ya quien será afamado monarca del minúsculo estado de Israel.
En el Palacio de la Granja de San Ildefonso (Segovia, Castilla y León, España)
Noviembre, 2005 ----- Nikon D100

domingo, 8 de octubre de 2017

COINCIDENCIA EN LA DESDICHA (MICRORRELATO)

Todo sucedió de repente. Me enamoré, de súbito y el tiempo pasó vertiginoso desde ese momento. Todo se comprimió. La felicidad más absoluta me fue poseyendo con lenta rapidez. Lo demás pasó a un segundo plano. Tres semanas fueron tres segundos. Y, de repente, la muerte lo desvanece todo. Incomprensiblemente, vivo para contemplar cómo la ilusión vuela como por encanto. Dolor insoportable, que no se puede describir. Inútil intentarlo siquiera. Los demás están cerca, pero no comprenden nada. Sólo puedo sentir cómo el dolor me devasta por dentro. Sentirlo. Sufrirlo.

En el tanatorio, en uno de los escasos momentos de aislamiento que el duelo me procura, coincido con un hombre maduro, que me dice que en la otra sala se encuentra su esposa, a la que quería más que a nada; que llevaban treinta años de armonía conjunta; que todo se ha esfumado de improviso, en apenas tres semanas, de una infección irrecuperable; que ya no puede llorar más, que querría pero no puede, que ya no le quedan lágrimas dentro; que su dolor es insoportable, que no sabe qué hace diciéndomelo, porque no se puede describir, que sólo se puede sentir, que sólo puede sufrir todo lo que le ha sobrevenido de golpe.

Yo tampoco puedo llorar más. Ni por mi compañero en la desgracia, ni por mí mismo. Únicamente, acercarme a él, atraerlo hacia mí, fundir dos dolores en un abrazo incomprensible pero cálido, única respuesta ante la coincidencia en la desdicha.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

POR COBARDÍA (MICRORRELATO)

—Eres un cobarde —dijo—, un indeciso, un fracasado, que nunca sirvió más que para dar bulto al cuerpo que respiraba por ti, que has dado de lado todas las oportunidades que la vida te fue brindando, que rechazaste cuanta posibilidad de ser un héroe anónimo fue surgiendo y que diste esquinazo a cada promesa que hiciste a quienes no merecías no ya su interés por tu persona, sino meramente su compañía. Eres un cobarde, pero no uno cualquiera, sino de la peor especie posible: la de los que lo saben, pero intentan ocultarlo con la apariencia de otras actitudes de desapego, aislamiento, torres de marfil y otras estupideces, que argumentas con vehemencia bien aprendida, a poco que se te saque el tema. Tu cobardía es la peor, porque no sólo te afecta a ti (ése sería un mal menor) sino que influyó en todas aquellas personas que se interesaron por tu vida, que te quisieron sin reciprocidad, que frustró tantas iniciativas, que abrasó tantos recuerdos. Eres un cobarde absoluto, de los que merecen ser castigados por ello, de los que no merecen la vida que arbitrariamente les fue concedida.

Y disparó, a continuación. El espejo saltó hecho añicos. La bala se incrustó en la pared. Ninguna esquirla rebotó.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

domingo, 1 de octubre de 2017

1-O TRISTEZA, INDIGNACIÓN, ESPERANZA




Miro esta bandera, flanqueada de otros seis mástiles vacíos. Es de mi último viaje a Barcelona, en las navidades de 2015-16. No me trae más que buenos recuerdos. En la capital catalana, como en toda la comunidad de Cataluña, cada vez que he estado, no me he encontrado jamás fuera de sitio, no me pareció que me hallara fuera de España o se me tomara como un extranjero que paseara por sus calles. Su lengua vernácula, tan rica, tan eufónica, que sonaba por doquier, se tornaba en castellano, a poco que notaran que el interlocutor no la hablaba y la amabilidad de sus gentes siempre sobrepujó la estupidez de algún incidente aislado. Por otro lado, sus múltiples riquezas (cultural, económica, paisajística, etc.) son tantas que no caben en escrito tan breve. Cataluña es componente esencial de España, sin la cual no se entendería bien; pero España, sin Cataluña, tampoco es.

Un día como hoy, estoy triste e indignado, al tiempo. Esperanzado, también. Y escribo esto al comienzo de un día histórico de nuestra Historia reciente, por lo que no sé qué pasará todavía. Pero estoy triste, sí. Porque sé algo de nuestro pasado, y no tengo tan claro que toda la tensión acumulada no acabe degenerando en algaradas populares que pudieran ser reprimidas por la policía, y que supusiera el inicio de una violencia de la que sabríamos su inicio, pero no cuándo terminaría. Triste también, porque compruebo una vez más nuestra inveterada incapacidad para el diálogo, que implica siempre toda negociación, en la que todas las partes pierden algo para ganar algo mucho mayor. Al parecer, se nos olvidaron los esfuerzos que realizaron los protagonistas de la Transición política española, donde todos cedieron algo para lograr el consenso más impresionante y duradero de toda nuestra historia contemporánea.

Pero dicha tristeza se me ha ido infiltrando poco a poco de indignación. Una indignación, que a ratos es furia irracional contra la gleba política que nos gobierna aquí y allí, que ha cometido innumerables delitos económicos, de prepotencia política, de manipulación demagógica, de inacción ante los problemas, de huida hacia adelante, sin resolver para nada las causas por las que nos hallamos en la crisis más atroz de los últimos 50 años. Nos merecemos estos políticos, sí: les hemos votado. Hemos sido tan estúpidos en un lado como en el otro. Pero el conjunto de los españoles no nos merecemos semejantes rémoras, semejante caterva de impresentables que ni hablar saben -unos- o que mienten sin pudor en sus incendiarias alocuciones -otros; y todos, a la vez-.

Con todo, me puede la intuición de la esperanza. La idea de que, transcurrido el día de hoy, ante el que todos nos hallamos expectantes, el sentido común español y el seny catalán se encuentren por una vez, y nos sentemos todos a cambiar las cosas que deben transformarse para adaptarnos al día presente, a lograr un consenso que luego refrendara el pueblo catalán y el español, e inauguráramos una nueva etapa de gobernación limpia, comprensión mutua y racionalidad imperante, donde los sentimientos -inevitables- participen siempre en un segundo plano, o en un tercero si el primero no fuere suficientemente sólido.

No me gustan las banderas. No me gusta su simbolismo ni el uso que la mayoría de quienes no tienen otra cosa hacen de ellas. Sí me gustan como motivo estético, ondulante, móvil, flexible. Ojalá el día de hoy la bandera catalana, que ostenta los mismos colores que la española, pueda ondear en paz en los lugares donde deba hallarse, y que la española, cuyos colores son los mismos que la de Cataluña, pueda coexistir sin violencia al lado de la que en modo alguno es su enemiga, sino parte integrante una de la otra, la otra de la una.

 En el Barrio Gótico de Barcelona (Cataluña, España)
Enero, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

sábado, 30 de septiembre de 2017

OCTAVO PASAJERO (MICRORRELATO)

Tras la prolongada estancia en el hospital de a bordo, todos disfrutan de la compañía en un almuerzo de camaradería que casi todos añoraban. Las bromas se unen a los recuerdos y los planes inmediatos a ciertos interrogantes carentes de gravedad. Todos se congratulan de que el estado de coma en que se encontraba el homenajeado, sea ya sólo cosa del pasado. Las miradas son francas, las sonrisas abiertas y en derredor un perfume de camaradería inunda el ambiente. Distendidos todos, no son capaces de comprender que la crisis que acaba de terminar sólo es una antesala de la tragedia por venir. Cuando el nuevo e indeseado pasajero, tras haber desarrollado su estado larvario, decida por fin romper sus ataduras viscerales, y salir al exterior, lo hará de la manera más violenta posible, lo que supondrá la muerte del organismo transportador, entre espasmos, vísceras y sangre y, a continuación de ese momento, que deja sin aliento a los protagonistas y a quienes contemplan tranquilamente su peripecia, la trama continúa sin otorgar nada de ese aliento arrebatado y logrando que uno sude, chille, tema, sospeche, muera.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

martes, 26 de septiembre de 2017

MI PALABRERÍO CANALLA (28)

CLASIFICAR: Drogadicción inacabable, sisífica, tantálica, que produce la extraña  impresión de que sirve para algo, tanto dicha clasificación como quien la desempeña de una manera tan denodada.
COBARDE: Remiso a acreditar la etiqueta de valiente (v. Valentía), o de temerario, cuando el requerimiento se efectúa desde instancias externas.
CLAUDICAR: Torcer el brazo en sentido diferente a como lo hacemos habitualmente; ceder, reconocer, admitir. A nadie se le ocultará que implica una fuerza ímproba, descomunal, que no se halla fácilmente, y mucho menos, en gimnasios, parlamentos, casinos y otros foros de pelea.
CLAUSTROFOBIA: Odio de raíz atea —si bien en fase subconsciente— que no soporta hallarse en espacios reducidos, por creer que vuelven los tiempos de los claustros, de las reglas, de los refectorios, del ora et labora.
CLEMENCIA: Magnanimidad del poderoso frente al débil, donde se demuestra en realidad su verdadero poder, y derrota definitivamente a quien perdona; si hay algo que nos destroza los argumentos lógicos es que alguien a quien debiéramos odiar tenga que recibir agradecimiento, luego de haber sido vencido por él: eso es algo insoportable, en verdad. Por eso la clemencia es la más sutil de las venganzas y de las humillaciones.
CLEPTOMANÍA: Pasión no venal por el robo a pequeña escala, que en ocasiones tiene causas estéticas, en otras un afán de superación, en otras una vida aburrida y en otras, en fin, no tiene causa conocida, aunque haberla, hayla.
CLEROFOBIA: Odio repulsivo que hacia los sacerdotes, monjes o personal eclesiástico en general, albergan gentes de extracción sindicalista, demagógica, suburbial o, simplemente, que entiendan un poco de Historia de Europa o de España, y atesoren un poco de sentido común o de la justicia. Se manifiesta con un grande afán destructor (tanto de inmuebles como de personas). Y tiene difícil cura. Su frase-comodín acostumbra a ser esta magnífica aliteración: ≪Cloro al clero≫.
COCINA: Pieza de la vivienda donde se tratan los alimentos y, después, se comen una vez preparados. La concatenación repetida varias veces al día, jornada tras jornada, de ambos procesos produce una sensación de rutina brutal. Por eso sorprende que incluso hoy tantas mujeres hagan de dicha pieza su santuario. 
COHECHO: Tipo de soborno efectuado en altas instancias judiciales que se lleva a cabo cuando han fracasado los anteriores tipos de tejemanejes y chamullos que tienen lugar en cualquier negocio de gran calado e importantes pellizcos en comisiones.
COHERENCIA: Perfecto ensamblaje entre pensamiento y actuación, o lo que es lo mismo, entre teoría y praxis. Casi inencontrable entre humanos por la cantidad tan tremenda de energía que requiere para poderse dar, puesto que no depende tan sólo de que se quiera, sino de vencer toda la oposición circundante, que es mucha, variada y eterna.

Del libro inédito Palabrerío canalla1999

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