Qué mejor forma de sostener un libro manuscrito, intenso, bello y antiguo, que con una escultura en bronce del leonés José María Morla, una persona singular, que ha logrado conjugar sus dos pasiones, la literatura y la escultura, del modo más práctico posible, y que produce su obra en un pueblo apartado de muchas cosas, para que sus creaciones no se contaminen del ruido mundanal y vacuo.
Robado (pues no permitía fotografiar sus obras) en una de las muchas ferias de artesanía en la que participa
Enero, 2017 ----- Nikon D500
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