En días lluviosos como éste, conviene dejarse llevar por la
mirada, cuando recorremos la pantalla buscando alguna imagen que nos atraiga…
más. En las múltiples carpetas donde atesoro capturas de mis viajes, de mis sesiones,
de mis andanzas fotográficas, hay miles de fotos. Escoger una en un momento
determinado no suele ser fácil. Y lo es menos cuando no se tiene ganas o hay dos
mil cosas más que hacer que en nada se relacionan con el ocio o el disfrute
estético. Por eso, conviene dejar que el instinto elija por uno, permitiendo
que el subconsciente mande un poco más de lo que ya lo hace, y se deje seducir
por algo que hace mucho que no veía, que le capta por alguna ignota razón, y a
la que otorga el visto bueno. Elegida la pieza, una somera edición da paso al
siguiente punto, que es ponerle palabras a lo que ya de por sí no las debería
requerir. Aun así, se le ponen. Se muestra todo. Y la tarde, lluviosa y gris,
se deja iluminar por los colores del Arte.
Museo del Parco, en Portofino (Liguria, Italia)
Julio, 2016 ----- Panasonic Lumix G6
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