Y, de nuevo, los carnavales, entroidos, antruejos, antroxus y otros etcéteras, se hallan en sazón, dispuestos a trocar lo real por lo fantástico, los deseos por realidades, las apariencias por deseos al alcance de la mano. Este año no tengo el cuerpo para tanto color, tanto dinamismo, tanta impostura, tanto divertimento, tanta falsedad, tanta verdad. No tiene que ver con mi salud física -estupenda-, ni con la anímica -divina-. Es simplemente descanso de la temática. Estos carnavales no recorreré el mundo a la caza de la mejor foto, del colorido más impactante, de las máscaras más bellas o sorprendentes. Estos carnavales leeré (jugosos libros), escribiré (uno o dos relatos, alguna entrada del blog), comeré (en algún sitio especial), caminaré (unos cuantos kilómetros, al lado del Atlántico), charlaré (hasta el exterminio), veré televisión (sólo una o dos series). Y ya. No es poco. No es demasiado. Mientras, dejaré que los demás disfruten como mejor sepan, quieran o puedan. Es lo mínimo.
Robado en el Sábado de Piñata en Astorga (León, Castilla y León, España)
Marzo, 2014 ----- Nikon D300
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