Frente a la majestuosa línea nevada que cierra el horizonte con cumbres que superan los 3.000 metros, con su orden interno, trabajado a lo largo de milenios, frente a todo ese recorrido de aristas abruptas y peligrosas, se contraponen con suavidad las hileras rectilíneas o ligeramente curvadas de los centenares de vides plantadas por los humanos para extraer el jugo de las uvas a las tierras bajas y arcillosas. Difícilmente puede haber mayor contraste entre la naturaleza quebrada, imponente y salvaje, indomable y libre, y las tierras de cultivo, lineales, antropizadas, ordenadas y repetitivas. Y, pese a todo, ¡qué armonía emana de esa coexistencia milenaria!
El Monviso (Alpes Cocios), desde los viñedos de Barbaresco (Piamonte, Italia)
Julio, 2016 ----- Panasonic Lumix G6
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