La tarde está gris, pero mi mente brilla de emociones,
y en un rapto de una de ellas cae en mis manos un librito del gran memorialista francés Chamfort, que poseo
desde hace muchos años. Se me va un buen rato en hojearlo, en repasar sus
subrayados y escolios. Coincido en la mayoría de las apreciaciones con que
decoré los márgenes de este librito de Aguilar de 1989. Pero lo que me revuelve
el interior es recalar, precisamente, en el inicio de la antología de
sus Máximas y pensamientos, preparada
por Antonio Martínez Sarrión. En esa introducción, el autor francés simula una
pregunta y ofrece él mismo varias respuestas. Éstas son.
"Pregunta:
¿Por qué no
publicáis?
Respuesta [selección
mía]:
- Porque el público me parece que posee el colmo del mal gusto y el afán por la denigración
- Porque un hombre razonable no debe actuar sin motivo y un éxito no me procuraría ningún placer, mientras que un fracaso, tal vez me costara demasiada pena
- Porque temo sin haber vivido
- Porque deseo trabajar y los éxitos hacen perder el tiempo
- Porque no deseo como las gentes de letras, que se asemejan a los asnos coceando y peleando ante un pesebre vacío
- Porque valoro más la estima de las gentes honestas y mi particular felicidad que algunos elogios, algunos escudos y una montaña de injurias y calumnias
- Porque jamás, como dijo Bacon, han ido juntas la gloria y el reposo
- Porque soy de los que no quieren agradar más que a quienes me parece"
No creo que se haga preciso comentar nada más, ni recalcar mi
concordancia plena con el homenajeado de hoy.
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