Cuando vemos un impacto tan tremendo en un cristal en cualquier sitio, la imaginación se nos mueve hacia un lado. De inmediato, se pone a lucubrar sobre cómo, quién, cuándo. Las respuestas pueden variar según el gusto, la información o el morbo de quien imagine. Pero de lo que no cabe ninguna duda es de que sus ritmos quebrados pueden sugerir muchas cosas, no siempre negativas. Un sol en blanco y negro. Un astillado en el hielo. La red de una araña laboriosa. Las órbitas elípticas alrededor de una estrella. La malla de nuestras neuronas. Por ejemplo. ¿Por qué no? Imaginemos. Hay pocos ejercicios tan estimulantes. Y aprovechen, que todavía resulta gratis.
Escaparate roto, en Tarbes (Hautes-Pyrénées, Midi-Pyrénées, Francia)
Julio, 2011 ----- Nikon D300
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