En apariencia, no hay nadie en las orillas del lago de la Ercina, en los Picos de Europa, en su vertiente asturiana. Sólo el agua con su reflejo azulado, la roca caliza circundándolo todo de gris cerúleo y el verde de la hierba que aún resiste la inclemencia de las alturas. Y, sin embargo, ese día los Lagos de Covadonga estaban repletos de visitantes (seamos genéricamente clementes con el apelativo). De hecho, fue noticia de periódicos tanto el excepcional buen tiempo, como el colapso circulatorio de la carretera que asciende a esa maravilla natural que aún permanece para ser apreciada por quien hasta allí ascienda. Así que, en apariencia, no hay nadie. Y en la imagen no hay nadie. ¿Magia? No. Sólo paciencia, reencuadre y un rato con el Photoshop. Todo, para que Asturias siga pareciendo eso: un paraíso natural.
Lago de la Ercina, Picos de Europa (Asturias, España)
Octubre, 2016 ----- Nikon, d500
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