Cuando se entra en una pastelería del renombre de La Dulcería de Triana, en la calle Pureza (¡qué buena asociación!), con sólo el aroma ya se justifica el encuentro. Al repasar cuanto en su interior se halla en los diferentes estantes -pocos elementos pero muy llamativos-, a uno se le hace la boca agua. Literalmente. Pero si, además, levanta la vista, y ve un panel como el que aquí se muestra, comprende que hasta la labor humana más humilde puede traspasar el delicado margen de la artesanía al arte, con un poco de imaginación, intensidad, insistencia y la creatividad que inspira el amor a lo bien hecho.
Véase de qué modo tan sencillo se explica en ese texto la diferencia entre el sencillo pero sano trabajo, la trabajosa pero refinada artesanía y el sublime arte. De forma implícita deja bien a las clara que son grados diferentes, complementarios todos ellos, de la creación humana. Y también, que a lo más alto sólo se accede después de haber superado los escalones inferiores.
Panel en la pastelería La Dulcería (Sevilla, Andalucía, España)
Enero, 2018 ----- Nikon D500
No hay comentarios:
Publicar un comentario