Lo que aquí se lanza es un deseo irónico, como el de los padres que, hartos ya de no conseguir nada de los hijos por la vía dura, ensayan la ironía para que al menos sospechen que algo va mal y se replanteen el camino a seguir. Es una felicitación irónica, que celebra el bienestar a través de lo que hemos dado en erigir nuestro tótem contemporáneo: el consumo, al precio que sea. También advierte de lo que esa felicidad ficticia va a suponer. Es, se nota enseguida, una pintada crítica, pero bienintencionada. Aunque, también, muy ignorante. Olvida que la ironía es un mecanismo mental complejo. Para su adecuada comprensión es preciso un descodificador cerebral preciso. Que es justo lo que no poseen aquellos a quienes va dirigido el mensaje. Inútil proclama, pues; esta vez ya sin ironía.
Pintada en las obras de acceso a las Atarazanas (Barcelona, Cataluña, España)
Diciembre, 2015 ----- Panasonic Lumix G6
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