domingo, 2 de diciembre de 2018

EL DOMINIO PERMANENTE DEL ÓRGANO


Cuando entramos en las diferentes iglesias, resulta imposible sustraerse  a la contemplación del más grande de los instrumentos musicales, independientemente de sus proporciones (los hay monumentales y diminutos) o su ubicación (en cualquiera de sus naves o capillas). El órgano atrae la mirada de un modo inevitable. Y como siempre se halla en las alturas, uno ha de contemplarlo en posición de contrapicado, por lo que su presencia se nos impone con mayor rotundidad todavía.

Si tenemos la suerte de que algún clérigo o seglar estén practicando con él, entonces el gozo puede ser maravilloso, y notaremos cómo el tiempo se desplaza hacia un lado u otro de las notas, y perdemos cierta noción del momento, y caemos en la argucia que idearon quienes concibieron semejante estructura sonora.

El órgano es el instrumento eclesial por excelencia. El que los incluye a todos los demás. Y aunque no pueda reproducir a todos ellos con fidelidad, su sonido tonante, reconocible enseguida, nos atrapa y capta la atención auditiva, del mismo modo que el aroma a incienso lo asociamos al interior de las iglesias cristianas. El órgano es uno de los modos por los que el cristianismo, en sus diversas confesiones, ha pretendido conmover, atraer, promover, catequizar. 
Cualquiera que haya visto un concierto o un ensayo de órgano sabe de sobra que su manejo no es fácil. Un pianista avezado fracasaría como un novato ante su escalera de teclados manuales, a los que hay que añadir los que se accionan con los pies. El organista es el enciclopedista de los músicos. Su preparación debe ser constante y prolongada muchos años para lograr ser un instrumentista decente; no digamos ya para ser un fuera de serie, lo que acapararía toda su existencia, como le ha pasado a algunos de sus más conspicuos valedores, como Olivier Latry o Montserrat Torrent.

Desde su altura, todo lo domina. Desde su atalaya, el órgano domina el espacio de Dios tanto como el de los hombres. Pero aun si se encuentra callado (inacción, reparación o ruina) sin lanzar sus reconocibles notas por los centenares de tubos que pueblan su interior, su presencia es tan imponente que nos sobrecoge. Y nos empequeñece.


Órgano de la Colegiata de Sta. María la Mayor de Toro (Zamora, Castilla y León, España)
Abril, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

1 comentario:

HLSP dijo...

Una apostilla condal, si se me permite. Probablemente, el discípulo más querido de Montserrat Torrent es el astorgano Roberto Fresco, hoy organista titular de la Almudena.

AVISO A VISITANTES

Todas las imágenes (salvo excepciones indicadas) y los textos que las acompañan son propiedad del autor de esta bitácora. Su uso está permitido, siempre que se cite la fuente y la finalidad no sea comercial
Si alguien se reconociera en alguna fotografía y no deseara verse en una imagen que puede ver cualquiera, puede contactar conmigo (fredarron@gmail.com), y será retirada sin problema ninguno.