Sólo la luz puede resaltar la vejez de las hojas que se resisten, heroicas, ante la inevitable muerte. Es ella quien transparenta la decrepitud de sus vasos y su creciente delgadez, proveniente de lo escaso del alimento que sus vasos le proporcionan. El final está cercano, y lo saben bien. Pero aliadas con la calidez de esos rayos matinales, las hojas producen unos postreros destellos, antesala épica de su caída próxima. El contraluz permite calibrar su figura lobulada, la diferente maduración de su deterioro, el contraste con los opulentos líquenes, impasibles ante un proceso que les resulta ajeno. Antes de caer, la luz de la mañana destaca las hojas de los robles, que nos hermosean la mirada, sin impedir que un punto de tristeza nos invada también, ante el ineludible simbolismo asociativo.
Vega de Espinareda (León, Castilla y León, España)
Diciembre, 2011 ----- Panasonic Lumix G6
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