Llevo toda la vida viendo en las puertas de los servicios pintadas groseras, pícaras, procaces, analfabetas, pseudoartísticas, gráficas, numéricas, textuales, pornográficas. Y, ayer, en la puerta de un baño de instituto, me encuentro esto. ¡¡En un instituto!! No todo está perdido, por fortuna. De hecho, nunca lo está, a pesar del pesimismo de los viejos. Si no, aún estaríamos desarrollando modos y hábitos del Paleolítico. Bendita juventud, pues, que entre tanta estupidez de que hace gala, alberga también joyas descollantes que harán bueno -otra vez- el traspaso a la siguiente generación.
IES Aramo (Oviedo, Principado de Asturias, España)
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