En Carnota (La Coruña) todo es largo. Posee el hórreo de piedra más largo (35 m.). También se encuentra en su municipio la playa más larga de toda Galicia, con más de 7 km de longitud. Este último puente también fue largo para mí, por una serie de circunstancias locales-nacionales. A veces, el tamaño sí que importa.
En este caso, la longitud de los días de fiesta hizo que el lunes, que para mí fuera festivo, no lo fuera en la comunidad donde me encontraba de viaje. Y de ello se derivan importantes consecuencias. La más importante de las cuales es la que se contempla en la imagen. La soledad. La belleza de la soledad sin las aglomeraciones propias de un período festivo común. La maravilla de pisar una arena virginalizada por la última marea, formando estrías deliciosas. La posibilidad de recoger las últimas conchas traídas a la orilla por las olas, y escogerlas con mimo y detenimiento. La banda sonora continua del oleaje continuo y agreste sin interrupciones humanas de ningún tipo. El hermanado contraste entre el azul cerúleo purísimo, los diversos tonos anaranjados de la arena y sus sombras, y la masa ocre oscuro del monte Pindo. Y, de vez en cuando, el aderezo de la conversación más estimulante. Todo ello, en soledad, insisto. Y no hace falta más. El resto, ya debemos llevarlo dentro.
Playa de Carnota (La Coruña, Galicia, España)
Mayo, 2016 ----- Nikon d300
1 comentario:
Una maravilla, momentos que uno querría congelar, pero no puede ser, así que hay que repetir.
Besos
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