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domingo, 2 de agosto de 2009

CREO QUE YA NO ME GUSTAS

lunes, 27 de julio de 2009

sábado, 20 de junio de 2009

jueves, 18 de junio de 2009

sábado, 30 de mayo de 2009

CRUCE DE MIRADAS SIN DESEO

viernes, 22 de mayo de 2009

martes, 19 de mayo de 2009

jueves, 30 de abril de 2009

AHORA, SÍ, YA PARA SIEMPRE

viernes, 24 de abril de 2009

SI CRUZAS, YA SABES

viernes, 10 de abril de 2009

DISCUSIÓN CONYUGAL

viernes, 13 de marzo de 2009

TODOS ATENTOS AL ESCOTE

jueves, 26 de junio de 2008

Envidias


-Vamoh, niñaaaa, que yevah tóa la mañana con el puto luná pa'rriba y pa`bajo.
-(...)
-Si, total, no te ha cresío de ayé a hoy.
-(...)
-Ademá, no é feo del tó. Te sienta bien. Paresse que puéh mirá de espalda.
-(...)
-Ay, nena, qué pesaíta ehtá con la cosa física. Si totá, er chico ése te quiere lo mihmo. ¿No vé que sólo te quiere pa'una cosa, tonta'l pino?
-(...)
-¿O qué te crée, que ese tío te quiere?
-(...)
-Mira, a esoh gachó, me loh conoc-co yo, Si yo te contara, hiha.
-¿Tú? ¿Qué vah a contar tú, si no te comeh ná?
-Ezo é lo que tú te crée. De todoh modoh, no hablamoh de mí, sino de ti, bonita, y te digo yo que ese tío, no te quiere máh que pa'l seso.
-(...)
-Y pa'eso, da iguá que ehtéh gorda que flaca, porque... ya me entiendeh.
-(...)
-Y lo de lah manchita, máh de lo mihmo.
-(...)
-Si, totá, pa'lo que te va a dá ese muertodhambre.
-(...)
-Que zeguro que hahta foya má, como zi lo viera.
-Mira, guapa, mi novio me quiere, me guhta y me foya de vissio.
-Ah, ¿sí?
-Sí, ¿y zabeh otra cosa?
-¿Qué? A vé...
-Pueh que te den por culo, bien dao, pero bien, a ver si así deha de jodé al personá, que no hay dioh que te aguante, tontalnabo, envidiosa de mierda, que si tuvierah algo que yevarte a la entrepierna, a lo mehó se te quitaba eza cara de malfollá que yevah siempre, bonita. Ale, condió.

lunes, 2 de junio de 2008

Pescas divergentes


-Mira, Manolo, yo no doy más de mí.
-Pero, mujer, y ahora, ¿qué pasa?
-Pasa, que ya me cansé.
-Y ahora ¿de qué te cansaste? Porque la semana pasada fue de jugar al tute a dos bandas.
-Pues me cansé de venir a pescar contigo.
-Y eso, ¿desde cuándo?
-No me gustó nunca, hijo, nunca.
-Pues me entero ahora mismo. Parecía que venías con ganas.
-Era por darte gusto, pero siempre me aburrí como una osa. Y además, estoy cansada de todo lo restante.
-Pues mira cuándo me voy a enterar...
-Siempre hay un momento primero para todo.
-Claro, pero ya podías haberlo dicho antes. Habrías ahorrado disgustos
-Eso se dice muy fácil, pero a ti cualquiera te lleva la contraria, hijo.
-Ni que hubieras acabado en el hospital conmigo.
-Bueno, porque no fui a dar parte nunca, pero...
-Pero ¿qué?
-Nada, nada. Que me aburro, vamos, y que no vengo más. Te quedas con la caña y todo, y así pescas tú el doble.
-Pues tú verás lo que haces, porque yo en casa sola no te pienso dejar.
-Pues tú verás lo que haces, porque a esta altura ya me da igual todo.
-Y con eso, ¿qué quieres decir?, a ver.
-Quiero decir, que ya me cansé, ya te digo. Y no sólo de pescar, sino de todo lo que tiene que ver contigo.
-Ya, y eso lo decides tú solita, ¿verdad?
-Pues claro.
-Pues no está nada claro. Y ya te estás yendo para casa, que cuando
yo llegue ya aclararemos esto mismo y más cosas. Y con la cena puesta, por supuesto, que empiezo a tener gazuza.
-Faltaría más.
-Menos cachondeo, que la tenemos.
-La vamos a tener igual, así que...
-Que ¿qué?
-Que allí te espero, y que la tendremos; y gorda, te lo garantizo.
(Y seguro que va a ser la última, de eso me encargo yo).
-Pues a lo mejor es la última que tenemos.
-Pues sí, mira, eso también lo pensé yo. Ya era hora de que coincidiéramos en algo. Aunque igual no, porque mi final seguro que es diferente al tuyo.
-Bueno, anda, tira pa'casa, que ya voy yo dentro de un poco.
-Sí, sí, no te demores, que las cosas en caliente, mejor.
(No sabes lo caliente que estoy, pero no para la cama, sino para clavarte un hierro entre los ojos, animal)
-A ti te voy a calentar yo el morro todavía.
-Venga, en casa te aguardo; mientras, tendré todo a punto
(la cena, la lumbre, la escopeta...).

sábado, 24 de mayo de 2008

Insignificantes


Llegamos enfebrecidos, violentos, ariscos y con la terquedad bien aleada de orgullo, como en los momentos cumbre de nuestra relación. La causa daba igual, porque siempre era la misma, o una de las múltiples subvariantes de la misma: yo no soportaba cómo eras, y tú no soportabas cómo era yo. Aún seguíamos juntos por dos o tres aspectos que al principio nos parecieron capitales, pero que con el paso de los años revelaron no serlo tanto, ni muchísimo menos. Pero eso ya da igual. El caso es que aquel día llovía, pero no nos importó. En vez de discutir en casa, como de costumbre, mejor hacerlo fuera, a cielo abierto. Y aquel cielo encapotado nos acompañaba a la perfección. Cerca ya del malecón, yo subí las escaleras, malhumorado, tan sólo por tirar por un lado distinto. No sé bien por qué, pero me seguiste. Y allí, con todo el dolor a cuestas, con la inercia de nuestras vidas pitándonos en los oídos, vimos cómo el mar, ajeno a nuestra historia se nos abalanzaba encima, con un oleaje tremendo. Nos quedamos fascinados. Hasta que una ola más poderosa que las otras superó muy por encima el muro y al romper cayó sobre nosotros, dejándonos empapados casi por entero. Curiosamente, lo sucedido no enrareció más la situación, sino que nos dio por reír, por comentar que mientras nosotros hacíamos de nuestra vida un infierno, el mar seguía su curso imponente y nada le importábamos ella y yo, seres insignificantes ante su inmensidad, como gotas testigo de su violencia -la suya sí, imponente-. Reímos, comentamos, volvimos a casa. Lo razonable sería pensar que acabaríamos sacando provechosa lección de dicha experiencia. Ni que decir tiene que no sucedió así, en modo alguno. Lo más natural habría sido pensar que todo iba a continuar igual. Y, sí, así ha sido.

viernes, 9 de mayo de 2008

En línea (aproximadamente)


-(Madre mía, lleva ahí sentada casi una hora, y no ha levantado cabeza del libro. Una lectora empedernida, nada menos. Es verdad que llegó después de mí, pero ¡qué constancia, qué pasión por la lectura! Seguro que es igual de apasionada en la cama. Mmmm. Pero ¡qué cosas digo! Si no la conozco. Aunque podría conocerla. Y ya me gustaría. Por lo que veo así de reojillo no está mal, parece sencilla, no una engreída de esas que te hacen el favor de hablarte desde lo alto. Y de curvas no anda escasa. Podría aproximarme poco a poco. Aunque, no sé. Parece tan abstraída... Claro que podía ser una típica treta femenina. El truco del libro para atraer a alguien parecido, como se hace con los perritos, que con ellos sí que se liga, desde luego. Sí, yo creo que debería ir aproximándome poco a poco, y cuando vea qué libro está leyendo, ya tendré un tema que tratar, y después de eso, la cosa ya está cantada. A mí las intelectuales se me dan de maravilla. En unos instantes, de palique y, luego, lo que venga. Hoy, seguro que pillo plan.)
-(Madre mía, no me lo puedo creer. Que ese capullo me dejara ¡a mí!, que siempre he ido dejando yo. Inaudito, una tragedia al completo. Si no puede haberme ocurrido a mí. Y
Ángela y Mari de viaje de estudios, con lo que no puedo hablar con ellas. Y en casa me podría morir, claro, no era plan quedarse. Así que: ¿qué me quedaba? Pues un libro y al rincón, a hacer como que leo, porque si me quedo en casa, me tomo un tubo de algo, aunque ese cabrón no lo merezca, porque estoy que reviento por largarlo todo, pero, claro, en casa ni pensarlo, antes me voy de tiendas, pero a fin de mes... Dios, qué faena, y justo en primavera, que ya llega el buen tiempo y se pueden poner sandalias y enseñar muslazo. Y por aquí no hay nadie interesante, salvo el gafotas feo ése que lee; y yo sin nadie a quien contarle todo esto, por favor.)

lunes, 5 de mayo de 2008

Planes de boda


-(Dios mío, la que me espera. Pero quién me mandaría a mí enrollarme con una tía que lo que único que buscaba era cazarme por mi dinero. Porque en nuestros días, a ver quién no tiene precauciones, si no ya para evitar enfermedades, sí para evitar un bombo. ¡Y eso es lo que consigue la muy...! Y, claro, había que casarse como fuera. Ahora, se va a cagar, porque a esta la voy a meter en vereda, se va a acordar de este día toda su vida, se va a...)
-(Dios mío, la que me espera. Sólo a mí me puede ocurrir que el único mes que me olvido una píldora, me quede embarazada de este zopenco que me buscó mi madre. Y, encima, lo de intentar un aborto, ni se llegó a plantear siquiera, con esta madre retrógrada que me tocó en suerte. Y, claro, había que casarse como fuera. Ahora, que éste se va a acordar toda la vida, porque
lo tendrá todo vivo y en su sitio, pero no va a recibir un mimo mío jamás. Yo sufriré, pero él va a lamentar haberse casado conmigo en toda su vida.)
-(Dios mío, la que les espera a estos dos idiotas. Mira que casarse sin quererse. Pero mira que les dije que aun con amor, la cosa sale mal casi siempre, sin quererse, ¡aún es peor! Incluso así, nada, siguieron adelante, porque
, claro, había que casarse como fuera. Pero es que no pueden ser más distintos. Ella, guapa, hacendosa, honrada, sí, pero también ingenua, idealista, sin malicia y tontadelaba al completo, que aunque sea mi sobrina, lo que es de ley, es de ley. Y él, buen mozo, buena posición, apellidos, sí, pero algo mayor, fullero famoso y cacique reconocido por todos, incluso él mismo, que está más acostumbrado a ir de putas que a tratar con una señorita de buena familia y posición modesta. O sea, que les espera una buena, sí. Aunque cada uno acaba teniendo aquello que se merece. Al menos, eso decía mi difunto Agustín, que en la misma paz se halle que a mí me dejó.)

lunes, 28 de abril de 2008

Con un gran genio


-Pero míralo ahí, ¡qué chulería se gastaba, el cabrón!
-Pues claro, hijo, claro, ¡porque pudo! No como otros...
-Pero ¿qué va a poder? Tía, si no era más que un farsante...
-Claro, por eso está considerado uno de los genios del arte del siglo XX.
-Mira qué cosas. Como si eso fuera una prueba de algo.
-Pues ahí tienes su impresionante obra, para que hable por él.
-¿Su obra? Menudas mamarrachadas pintaba el gachó. Mucha paja mental, te lo digo yo. Y de las otras, que algo me contaron por ahí.
-Lo que está claro es que no tienes ni idea de Arte, hijo. Tienes la sensibilidad atrofiada, como casi todo.
-¿Pero tú crees que lo de este pavo era normal? Además de medio marica reprimido, no pintaba más que chorradas (sueños, decía él, ¡JA!). Y se hacía el payaso para sacar más pasta gansa. Pero si hasta resultó que eras facha, joder.
-Y aun suponiendo que todo eso fuera verdad, ¿invalida eso sus pinturas, sus esculturas, todo su arte?
-Pero ¿qué arte ni parte? Tú es que llamas arte a cualquier cosa, tía. Mucha revista del corazón y mucha moda es lo que tienes tú a cuestas; y también mucha mamonada floja.
-Y fue a hablar el que no ha visitado un museo en su vida, y el que sólo lee el Marca, ¡y sólo la parte del fútbol!
-Pues a mucha honra, tía, ¿qué pasa? Lo he visto en la tele, y en esos sitios no hay más que garabatos sin valor. Y además, ¿no me vas a comparar al pichafloja ése con el Barça?
-Anda, que... Y ahora, ¿quién es el chulo, eh? ¿Quién?
-Pues yo, aquí, el menda. Con un par.
-O sea, que el genio eres tú, vamos, y el otro un impostor.
-Esooooo. Menos mal que lo has entendido, churri. Ayyyy, qué lista es mi nena. Al fin te das cuenta de quién de los dos entiende de las cosas. Menos mal que hablando siempre acabas entrando en razón. Y es que el que razona, razona.

domingo, 27 de abril de 2008

¿Juntos? ¿Separados?


Es la pregunta que me hice cuando me puse a editar esta imagen. Varios son los rasgos o características que avalan una u otra postura. Hoy, en vez de elaborar un relato sobre lo que esta fotografía me ha sugerido, prefiero formular la pregunta y aguardar las respuestas. Es un ejercicio de observación, pero también de imaginación, por supuesto. A ver cuánto da de sí.

domingo, 20 de abril de 2008

El amor reposa de sus batallas


Después de una noche muy inquieta, llena de sobresaltos, agresiones verbales y físicas, discusiones violentas y sexo liberador, los dos amantes habían aplazado sus hostilidades de forma temporal, y habían salido a dar un paseo. El sol brillante permitía una brisa ligera que impedía la formación de calima, por lo que el cielo resultaba de un azul cerúleo que invitaba a su admiración. Andando, llegaron a lo alto del paseo, sobre el mar. Habían cruzado pocas palabras, pero habían ido de la mano todo el tiempo. Cuando hubieron alcanzado la parte más alta del paseo, la brisa cesó, y el calor de la mañana se hizo el dueño de las sensaciones, haciéndolas muy agradables. Se sentaron en un banco. Contemplaron el mar, que no mostraba signo alguno de movimiento. El calorcillo en los cuerpos resultaba de lo más adormecedor, y ella acabó recostándose sobre las piernas de él, dejando el resto de su cuerpo a lo largo del banco. El no se echó, pero también sintió cómo le sobrevenía el sopor. Todo parecía en calma: no había gritos, no había insultos, no había reproches, ni tampoco golpes; en ese momento, ninguno de los dos se sentía frustrado. A su alrededor, sólo silencio y un día esplédido. A mayores, el cuerpo de su chica yacía sobre él, y parecía adormilada, acaso estuviera soñando. Le acarició el pelo. La quería, pero siempre había muchos peros. Habría que tomar decisiones; pero ¿cómo? y ¿cuándo? En ese momento, no parecía posible. En ese momento, no cabía más que sentir la caricia del sol en la espalda, y rogar que se levantara un poco de brisa para templar algo la temperatura, para retomar fuerzas ante el próximo asalto, de camino a casa. Entretanto, su amor restañaba sus heridas frente al mar.

sábado, 12 de abril de 2008

Felicidad junto al mar


-¡Qué felicidad más grande, Manolo!
-Muy cierto, Maruja, no cabe más.
-¡Y tanto! Un banco frente al mar, que está
liso como un plato, y con su barquito y todo, dos copas de cava fresquito, un sol magnífico, con un calorcillo primaveral que ya anticipa el verano, toda una tarde por delante, nuestro amor...
-Ay, sí, qué razón tienes. Debemos aprovechar.
-Sí, sí, el presente, antes que nada.
-Eso. Una pena, en cambio, que a la noche debas regresar con tu marido, porque si no, la cosa sería insuperable.
-Así es, qué rabia. Claro que también tú debes pernoctar en la cárcel a diario, y eso eso nos fastidia bien.
-Desde luego, pero, ¡vamos!, eso no es nada con los tres meses que llevo yendo por las tardes al hospital por la neumonía de mi madre y la rotura de cadera de mi padre, que eso sí que nos ha privado de estar juntitos.
-Es que estas cosas nunca vienen solas. Pero no olvides lo de la libertad condicional de mi Ramón, que lo volvieron a pillar, y para colmo ahora la Merceditas volvió a casa, dice que embarazada de no sé quién del Moro.
-Pero, bueno, amor, que no decaiga, mira qué tarde tan bonita hace, cómo brilla el sol
-Es verdad, qué felicidad más grande, vida mía.

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