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jueves, 9 de abril de 2009

A SU MODO

martes, 17 de febrero de 2009

viernes, 30 de enero de 2009

miércoles, 7 de enero de 2009

jueves, 19 de junio de 2008

Manos, uñas, estilos


-Poned las manos ahí. Sí, juntas, unas al lado de las otras, pero intentando que cada una tenga su propia dirección, como si fueran algo individual. Sois dos personas distintas, pero vuestras manos también lo son, por su parte. Buscad una figura que componer con ellas. Que resalten vuestras diferencias. Sí, que se vea también algo de lo que lleváis en las muñecas. Así, muy bien. (Tras las protestas iniciales, la foto se acaba componiendo, tan sólo con dos disparos)

Las manos, con los ojos, son espejos del alma. Bien por separado, o cuando se juntan. Cuando las manos son individuales, los rasgos personales, los abalorios que las acompañan, el cuidado y limpieza de sus distintas partes, todo, en su conjunto, delatan a la persona que las poseen. Cabría destacar las enormes diferencias que las caracterizan: las diversas formas de enfocar la vida, las diferentes prioridades que asumen, las muy desiguales estéticas, sus incomparables caracteres, los probablemente opuestos destinos que les aguardan. A su vez, emerge desde el fondo de la imagen una sinceridad tan demoledora como insultante, una pureza a prueba de adultos, una amistad insobornable hasta el momento y una franqueza en la mirada con que ambas jóvenes rivalizan en este mundo, tan absoluta, tan tremenda, que a los adultos sólo nos queda franquear el paso, descubrirnos, admirar y, a algunos, recordar.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Bipolaridad (Requerimientos/Ataduras)


-Dispongo de cinco amarras, porque cinco son los hermanos que me usan y me aman sobremanera. Soy el medio más habitual por el que se procuran sustento, y resulta hermoso comprobar cómo cada uno de ellos se ha hecho responsable de una parte de mi casco y cómo, día tras día, cada uno larga su amarre hacia el sitio convenido, para que quede bien claro que si bien yo soy solo una, son cinco dueños los me poseen por igual. Me requieren de un modo amoroso, femenil, casi perentorio, y yo les sirvo bien a todos ellos. Y cuando les veo recoger las maromas al día siguiente, sé que todo volverá a transcurrir otra jornada más por el camino justo, aquel en que la unidad quede simbolizada en mi capacidad para sostenerlos a todos ellos.

-Me sujetan de un modo abusivo porque no confían en mí. Las aguas de este puerto son demasiado tranquilas y abrigadas como para precisar tanta maroma que me mantenga en el sitio. Me sujetan demasiado, porque piensan que si no me atan acabaré huyendo. Y no les falta razón. Ansío poder surcar el mar cercano a la costa a mi libre albedrío, sin obligaciones pesqueras, ociosas o de simple recreo caprichoso de mis dueños. Admito que son precavidos, y por ello les admiro. Su miedo les previene del ejercicio de mi libertad. Les odio, aunque les entiendo. Pero aunque comprendo sus razones, si pudiera los destruiría para siempre.

domingo, 11 de mayo de 2008

Rosa altanera


Aquella rosa creció sola rodeada de enredaderas diversas y de arbustos bien podados de naturaleza humilde y colectiva. Su soledad resultaba más notoria porque su colorido destacaba muchísimo ahora que había florecido. Se trataba de una flor muy individualista, y tan petulante que creía que era la única planta que daba glamour al jardín de aquella casa: todo lo demás sobraba o era claramente inferior. Esto duró unas semanas, en las cuales se dedicó a fustigar a sus compañeras, a hacerlas de menos y a atajar cualquier intento de amistad o de conversación siquiera. Hasta que un día, con todos bien hartos por la postura de la bella flor, el anciano portavoz del arbusto más cercano le dijo lo siguiente: "Está bien. Todos convenimos que eres muy hermosa y que tu colorido destaca sobre todos los demás. Dicho esto, te preguntamos: ¿y?" La rosa no respondió, pues se sentía muy por encima de ello. El anciano prosiguió: "Bien. Ya que eres tan maleducada que ni respondes, te formularé varias preguntas que no necesitan respuestas, pero que esperamos te carcoman por dentro". La rosa no dijo nada, pero se quedó a la escucha muy atenta, por si acaso. "En fin, ahí van. ¿En realidad, tu postura excluyente te sirve de algo? ¿Sabes que naces de la misma tierra aderezada con mierda de vaca que todos nosotros? ¿Tienes idea de lo que durarías si nosotros no te protegiéramos del viento y los intrusos? Y por último: ¿sabes que nosotros tenemos hoja perenne y tú tienes una floración de apenas tres semanas?". La rosa no estaba acostumbrada a pensar, sino a formular juicios y opiniones. Aun así, tenía buena memoria y almacenó todas las preguntas en la cabeza, y les fue dando vueltas. Pero cuando todavía estaba por la tercera, ya había perdido todas las hojas y tras un golpe de lluvia se murió, ante el alivio generalizado de todos los arbustos circundantes; el alivio y una muy intensa alegría interior que no llegó a brotar del todo.

lunes, 7 de abril de 2008

Ser perfecto


-Vosotros no lo sabéis, pero cada vez que me dais forma de nuevo, volvéis a crear a un ser perfecto, que todo lo tiene, que lo ha sido todo a lo largo de los siglos. Agua, nieve, hielo, vapor. Soy en cada uno de esos estados, y en todos ellos adquiero fuerza y vigor. Soy proteico,mi paciencia es inagotable, y sobre todo me precio de ser muy consciente de mi naturaleza. El estoicismo que mantengo es la fuente de mi sabiduría. Sé que broto, que muero, que me transformo, que resurjo a cada poco, y todo sucede siempre sin que nada dependa de mi voluntad. ¿A qué buscar, entonces, la sensación de independencia, de autonomía, de libertad? Soy flexible, soy maleable, encajo en el molde de cualquier mano, ya sea como agua, como nieve, como vapor. Soy el ser más cambiante del universo, pero sólo veis mi cara en situaciones como ésta, aunque mi rostro sea variable, sonriente o grotesco, y mi cuerpo se deshaga mansamente por efecto del calor. He aprendido a morir tantas veces que creo que soy quien mejor sabe vivir.

lunes, 31 de marzo de 2008

Persistencia del error


A quienes nos adornan determinadas cualidades para enmascarar otros tantos defectos -no necesariamente menores-, algunas personas nos tratan de forma abusiva: quiero decir que abusan de uno. En mi caso personal han abusado mucho. Eso sí, cada vez menos. Pero al principio, como uno tiene una gran capacidad de escucha, fui asaltado con frecuencia iterativa para volcar sobre mí toneladas de palabras sobre problemas de muy diversa índole, pero que se pueden resumir en una palabra: insatisfacción. Bien por el trabajo, por los hijos, por los maridos, por las parejas, por los padres, por las madres, por uno mismo. Yo, de natural práctico, no concibo un problema sin un intento de solución, por lo que tras la escucha pertinente, procedía, con la ingenuidad más inocente, a dar los consejos que visto desde fuera parecían los más adecuados a cada caso. Poco tiempo después, descubría asombrado que nada de lo aconsejado se había intentado siquiera. Y no con una persona sola, sino la mayoría proseguía con su insatisfacción, pero la mayoría se obstinaba en no hacer nada; eso sí, nadie perdía ocasión de soltar lo mal que estaban. Por ello deduje (yo solito, eso sí) que lo que la gente que me confiaba sus problemas, en realidad, no me contaba sus problemas, sino que volcaba su mierda interior en mí, tomándome como basurero ocasional, que sale mucho más a cuenta que contratar un psicólogo de pago. Después de unos años, comprobé la exactitud de mi deducción y decidí callarme, cuando me contaban todas esas miserias encadenadas. Me di cuenta de que no se sentían igual de satisfechos, pero también sentía que ni era mi estilo, ni me encontraba bien tampoco yo. Así que, después de algún tiempo, determiné pasar de todo y no conceder audiencias de las de "volcado unilateral" sino a los muy-muy-íntimos. Desde entonces, estoy mucho más solo, pero nunca estuve mejor acompañado. Ni tan feliz.

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