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miércoles, 29 de abril de 2009

SÍ, MEJOR QUE NO TE VEAN

sábado, 4 de abril de 2009

RINCÓN LECTOR Y CONFESOR

viernes, 6 de febrero de 2009

GUARDIÁN, VIGILANTE, OSADO, PRESO

viernes, 30 de enero de 2009

sábado, 10 de enero de 2009

PIENSO, LUEGO... (¿CÓMO ERA?)

jueves, 8 de enero de 2009

OBRA SOCIAL BANCARIA

viernes, 20 de junio de 2008

A escondidas


Buscas esconderte, pero aún no sabes que es inútil. La desnudez de tu cuerpo te delata, aunque vayas vestida, y la respiración de loba perseguida, siempre agitada, anuncia tu presencia con antelación. Huyes de cuanto te rodea, porque nada de ello te es cercano, porque tu mundo te resbala como el agua de las cascadas que te ocultan de la vista de los demás. Todavía no has alcanzado el conocimiento esencial: que la huida es imposible, porque siempre que lo hagas llevarás tu cabeza, tu pensamiento, tus emociones y tu historia personal contigo. De nada servirá tu descontento. De nada, tu rebeldía perpetua. Tu incapacidad de adaptación te aísla, pero no puedes disolverte sin dejar huella. Tu vida es demasiado intensa como para que desaparezcas sin rastro. Pero no me opondré a tus planes. Te dejaré hacer. Tú sola acabarás encontrando el camino que te una a tu destino, lejos de mí, lejos de esta tierra reseca y estéril. Tú sola, no lo olvides.

martes, 27 de mayo de 2008

Ancianidad sin esperanza


El viejo ha notado la brisa fresca de la mañana y se ha decidido a salir de la residencia donde pasará el último tramo que le resta de vida. Ha paseado un poco por el centro, con un ritmo cansino, despreocupado, sin prisa, porque no la tiene. Ahora, lo que le sobra es tiempo. Tiempo y recuerdos, que moldea a su gusto, porque el cerebro debe ayudarlo a vivir y no a castigarlo con la conciencia de una vida que unos podrían tachar de inútil o perdida, demasiado entregada a los demás, sobre todo a unos demás que ahora no miran por él. El viejo recorre la ciudad por las partes más bulliciosas, pero siempre acaba en una pequeña plazoleta interior de una manzana de edificios. Allí se sienta siempre a una hora en que no hay demasiado ruido porque los críos aún están en la escuela. Hay silencio y hay soledad. Justo los ingredientes que ahora son su temática más recurrente. ¿Qué le queda? La paciencia, la experiencia que le permite valorar las pequeñas cosas, y saber que sólo lo que construya día a día será tu tesoro vital, su alimento diario hasta que el final sobrevenga, más pronto que tarde. El viejo, al final de la caminata, se sentirá un poco más viejo, pues cuando uno piensa en exceso en sí mismo, vive más aprisa, lo que no quiere decir que viva más, ni mucho menos. Su realismo le impide hacerse idílicas ilusiones de mejora, pero tampoco le proporcionará duros desengaños para cuya defensa cada vez se tienen menos recursos. Sentado en su banco de frío metal pintado de blanco, destaca sobre el entorno por sus vestimentas oscuras pero elegantes. Dentro de poco, se levantará y deshará el camino andado de vuelta al único sitio que le queda, la residencia donde ha aprendido que las palabras "hogar" y "esperanza" puede cambiar radicalmente de significado y también de sentido.

viernes, 23 de mayo de 2008

¿Puedo jugar con vosotros?


El niño negrito aún no sabe muchas cosas, porque es pequeño. Pero a sus años ya sabe que está solo, y que no tiene con quién jugar. No tiene a nadie cerca porque su padre está trabajando y su hermana mayor hace las tareas de casa y cuida de sus dos hermanos pequeños, desde que su mamá se murió en el parto de los gemelos; y además no le han mandado a la escuela. No sabe tampoco que el color de su piel será determinante en su vida, rodeado de personas que no se le parecen. Pero sí le da la impresión de que esa madre y ese hijo juegan el uno con el otro, y que parecen felices. Todavía no sabe que son dos esculturas de resina de policarbonato de vinilo creadas por un artista famoso y colocadas ahí por el ayuntamiento local. Pero sí sabe que son negras, y se parecen un poco a como es él. Por eso se queda mirándolas arrobado durante unos minutos. Luego, se acerca y se sube en las piernas de la madre y con timidez pero mucho deseo en el alma, formula la pregunta esencial, decisiva, cuya respuesta nosotros podemos anticipar, pero él no, todavía no, porque es pequeño, negro, pobre, huérfano, y aún desconoce el verdadero alcance de todas esas realidades.

domingo, 18 de mayo de 2008

Escapismo vital


-¿Y para qué preocuparme? Lo de mi marido ya no lo resuelve nada ni nadie, nunca: ni las cuentas en Suiza, ni lo de los puticlubs ni lo de las tragaperras. Lo de mis hijos, a estas alturas de su vida, tampoco, y ya he gastado demasiado en psicólogos. Mis padres, da igual que cumplan años, porque éstos no les hacen más sabios sino más contumaces en sus propias estupideces y venganzas recíprocas. Las dos zorras que tengo por compañeras en el bufete, por mucho que les haga o les diga, seguirán conspirando y haciéndome la vida imposible. El estúpido de Rafa sólo seguirá viendo en mí un cuerpo apetecible y revisable cada dos o tres semanas. Y por supuesto la vecina del chalé de enfrente seguirá dejando que su perro deposite sus mierdas delante de la puerta del garaje. En cuanto a mí, mi cleptomanía infantil y los restos de psicodelia sesentayochista han combinado fatal con mi estrés recurrente y una fallida serie de dietas y deliciosas operaciones de estética. Así que, teniendo en cuenta que estoy en un país hermoso donde abundan la arena y el sol, la brisa suave y los cócteles más dulces, con las cuentas comunes transferidas íntegras a mi nombre en este paraíso, que también lo es para las cuestiones de dinero, creo que no deberé preocuparme de nada, de nadie; ni siquiera de mí misma. Así que ahí se quedan todos. Y aquí me quedo yo. Lejos. Y al sol.

viernes, 16 de mayo de 2008

Volar cansa


-Sí, volar me cansa. La edad no perdona; ni siquiera a mí. Aunque mi cara no lo aparente, varios son los siglos que he podido contemplar con mi mirada. Y también es verdad que cuanto contemplo cada vez me resta energía. Los conjuros son cosa del pasado, las venganzas se materializan de muchas otras formas y mi forma de vida nocturna no tiene cabida en este mundo al que hemos llegado no se sabe cómo. Nadie cree en nada ya. O, mejor dicho nadie cree en lo que se creía. Ahora todo es más banal, menos profundo, menos intenso. Podría ser que no fuera así, y que lo que siento sea algo subjetivo, personal. Daría igual: si soy yo quien lo siento, soy quien lo padezco. Y estoy cansada de volar. Pero es que ya me cansa hasta estar inmóvil sobre este pedestal de mimo que me he agenciado. Y ejercer esta tarea para obtener tan sólo unas monedas con las que poder subsistir supone una humillación para mí, que he sido tanto. Los recesos cada vez me alivian menos, y pienso más, a medida que los años me restan vitalidad. Tal vez lo mejor sería emplear las fuerzas de que aún dispongo en un último encantamiento. Con él me convertiría en algo imperecedero, imposible de olvidar, con el que alcanzaría la memoria de las gentes y mi existencia sería recordada por los siglos, al menos por tantos como he vivido yo. No sé. Puede que sea buena idea. O puede que no. Estoy cansada, muy cansada. Y he de levantarme enseguida, que ahí viene un nutrido grupo de turistas japoneses, que ésos sí que dejan buenas moneditas siempre. Y tengo la despensa vacía...

viernes, 9 de mayo de 2008

En línea (aproximadamente)


-(Madre mía, lleva ahí sentada casi una hora, y no ha levantado cabeza del libro. Una lectora empedernida, nada menos. Es verdad que llegó después de mí, pero ¡qué constancia, qué pasión por la lectura! Seguro que es igual de apasionada en la cama. Mmmm. Pero ¡qué cosas digo! Si no la conozco. Aunque podría conocerla. Y ya me gustaría. Por lo que veo así de reojillo no está mal, parece sencilla, no una engreída de esas que te hacen el favor de hablarte desde lo alto. Y de curvas no anda escasa. Podría aproximarme poco a poco. Aunque, no sé. Parece tan abstraída... Claro que podía ser una típica treta femenina. El truco del libro para atraer a alguien parecido, como se hace con los perritos, que con ellos sí que se liga, desde luego. Sí, yo creo que debería ir aproximándome poco a poco, y cuando vea qué libro está leyendo, ya tendré un tema que tratar, y después de eso, la cosa ya está cantada. A mí las intelectuales se me dan de maravilla. En unos instantes, de palique y, luego, lo que venga. Hoy, seguro que pillo plan.)
-(Madre mía, no me lo puedo creer. Que ese capullo me dejara ¡a mí!, que siempre he ido dejando yo. Inaudito, una tragedia al completo. Si no puede haberme ocurrido a mí. Y
Ángela y Mari de viaje de estudios, con lo que no puedo hablar con ellas. Y en casa me podría morir, claro, no era plan quedarse. Así que: ¿qué me quedaba? Pues un libro y al rincón, a hacer como que leo, porque si me quedo en casa, me tomo un tubo de algo, aunque ese cabrón no lo merezca, porque estoy que reviento por largarlo todo, pero, claro, en casa ni pensarlo, antes me voy de tiendas, pero a fin de mes... Dios, qué faena, y justo en primavera, que ya llega el buen tiempo y se pueden poner sandalias y enseñar muslazo. Y por aquí no hay nadie interesante, salvo el gafotas feo ése que lee; y yo sin nadie a quien contarle todo esto, por favor.)

martes, 6 de mayo de 2008

En la soledad, el libro


-En la soledad de mi espacio, sólo la compañía de siete libros impulsa mi alma hacia adelante. Mi celda me atrae únicamente porque en ella encontraré refugio en lo que esas siete obras me repiten día a día desde hace años. Hace mucho tiempo que perdí mi fe, que ya no creo en el dios al que prometí adoración eterna, privaciones materiales y una entrega absoluta. Ahora, pienso, es tarde para comenzar de nuevo. Por eso, los libros son mi única balsa para poder salvarme en esta vida. De la otra salvación, ya ni hablo, ni tampoco me la planteo, pues me parece perder el poco tiempo de que dispongo en fútiles preguntas. Sin embargo, llegar a la celda y sumergirme en estas historias, en estas ideas codificadas por la palabra, suponen el mayor (y único) placer que me está reservado todavía. Poder recorrer con mis ojos las mismas letras que fueron escritas hace siglos por autores tan solitarios como yo y con problemas similares a los míos, es algo que aunque se quisiera no se puede agradecer bastante; no sabría cómo, ni a quién rendir esa pleitesía. Tan sólo hacer lo que hago: leer de continuo esas frases hermosas, desarrollar mentalmente esos ingeniosos diálogos, imaginar cuanto se me cuenta, sucediera o no, y aguardar sereno el último acto que finalice mi recorrido. Mientras, transido de soledad, mis manos y mis ojos se alimentan al unísono con las palabras de este libro.

miércoles, 9 de abril de 2008

Yo no quería



-De verdad, yo no quería, pero es que llevaba un día muy malo, encerrado en casa, sin salir, con mis necesidades por hacer, deprimido, con hambre, harto de dar vueltas por toda la casa. Es injusto que me hayan condenado a estar aquí dentro: está húmedo, es estrecho, huele mal, apenas hay luz, y menos mal que acabo de poder abrir esta ventana mínima. Pero es que yo no quería, lo juro, si siempre he sido un cachorrillo, los niños del barrio se montaban en mi lomo, y mi aspecto fiero no les daba ningún miedo. Todo lo que dijeron después es una sarta de mentiras. No tengo antecedentes. Debería tener derecho a que se presumiera mi inocencia. Pero, no. El castigo, lo primero, y la tortura, después. Si yo no quería, de verdad. Total, porque soy efusivo, que eso sí, siempre fui cariñoso, y a veces el impulso me mueve. Y después de tantas horas solo, me dio... no sé, la gana de saltarle encima. Pero para lamerle y darle mimos (y también urgirle para salir, claro); y no para agredirle ni matarlo, ni nada. ¿Qué culpa tengo yo de que cuando le salté encima, le diera un susto de muerte, resbalara y se diera con la cabeza con el sofá? Al fin y al cabo, no se murió, que eso sí sería grave. Ahora faltará menos en casa, sí, porque la silla de ruedas lo obligará a una vida más sedentaria. Lo malo será convivir con quien tenga que llevarla. Pero eso será otro problema que ya trataremos en su momento. Ahora, hay otra prioridad: salir de aquí cuanto antes. Porque yo no quería, es la verdad, no quise nunca. Y eso ya me exime de culpabilidad, ¿no?

lunes, 7 de abril de 2008

Ser perfecto


-Vosotros no lo sabéis, pero cada vez que me dais forma de nuevo, volvéis a crear a un ser perfecto, que todo lo tiene, que lo ha sido todo a lo largo de los siglos. Agua, nieve, hielo, vapor. Soy en cada uno de esos estados, y en todos ellos adquiero fuerza y vigor. Soy proteico,mi paciencia es inagotable, y sobre todo me precio de ser muy consciente de mi naturaleza. El estoicismo que mantengo es la fuente de mi sabiduría. Sé que broto, que muero, que me transformo, que resurjo a cada poco, y todo sucede siempre sin que nada dependa de mi voluntad. ¿A qué buscar, entonces, la sensación de independencia, de autonomía, de libertad? Soy flexible, soy maleable, encajo en el molde de cualquier mano, ya sea como agua, como nieve, como vapor. Soy el ser más cambiante del universo, pero sólo veis mi cara en situaciones como ésta, aunque mi rostro sea variable, sonriente o grotesco, y mi cuerpo se deshaga mansamente por efecto del calor. He aprendido a morir tantas veces que creo que soy quien mejor sabe vivir.

sábado, 5 de abril de 2008

Añoranza del pensamiento


-Pensé siempre, cuando todavía era sólo piedra de granito sin desbastar, cuando aún era potencia y no acto, cuando ni siquiera yo podía prever lo que sucedería con mi existencia. No sé por qué asombra tanto que piense: yo pensé siempre, siempre, desde el inicio de los tiempos, cuando la tierra escupía bocanadas de su estómago hirviente. Yo lo he pensado todo, todo, y cuando los pensadores de este mundo de humanos insufribles lograban alguna idea brillante, yo me reía desde mis adentros, porque yo había encontrado sentido a dichos pensamientos hace miles de lunas, de soles, de universos casi. Yo he pensado siempre, y siempre con una lógica aplastante, turbadora, inapelable. Cuando por fin alguien me esculpió definitivamente, separándome de otras partes de piedra vital y transformó mi ser en una forma humana tan grotesca y exagerada, no me quejé: pensé que me iba a dar lo mismo. Pero desde entonces, todos me miran, se asombran de que mi figura piense, y se ríen y se burlan. Ya no puedo pensar sino de noche, cuando las puertas se cierran. Sus presencias, sus risas, sus chanzas me alteran. Soy un pensador ancestral con figura de pensador, que ahora apenas piensa. Pero si tengo esta forma, no es mía la culpa, sino de mi petulante creador, que me esculpió contradictorio, deforme y grotesco. Si ahora apenas pienso, no es mía la culpa, sino de los ciegos me miran, los sordos que me humillan y me señalan con sus ignorantes dedos.

miércoles, 2 de abril de 2008

Ida y vuelta


Una venía de vuelta de todo, abrasada de fracasos, intentos frustrados por el tiempo. La otra iba al encuentro de un futuro misterioso, de duración incierta. Una ya no esperaba nada de la vida, después de haber vivido los años justos que su rostro reflejaba. La otra nunca se atrevió a esperar nada que la vida no le ofreciera. Los cuerpos mostraban la transparencia de los adentros. Al cruzar, no se miraron. No se habrían reconocido, ni habrían tenido nada que decirse. Siguieron su camino hacia adelante, hacia atrás.

lunes, 31 de marzo de 2008

Persistencia del error


A quienes nos adornan determinadas cualidades para enmascarar otros tantos defectos -no necesariamente menores-, algunas personas nos tratan de forma abusiva: quiero decir que abusan de uno. En mi caso personal han abusado mucho. Eso sí, cada vez menos. Pero al principio, como uno tiene una gran capacidad de escucha, fui asaltado con frecuencia iterativa para volcar sobre mí toneladas de palabras sobre problemas de muy diversa índole, pero que se pueden resumir en una palabra: insatisfacción. Bien por el trabajo, por los hijos, por los maridos, por las parejas, por los padres, por las madres, por uno mismo. Yo, de natural práctico, no concibo un problema sin un intento de solución, por lo que tras la escucha pertinente, procedía, con la ingenuidad más inocente, a dar los consejos que visto desde fuera parecían los más adecuados a cada caso. Poco tiempo después, descubría asombrado que nada de lo aconsejado se había intentado siquiera. Y no con una persona sola, sino la mayoría proseguía con su insatisfacción, pero la mayoría se obstinaba en no hacer nada; eso sí, nadie perdía ocasión de soltar lo mal que estaban. Por ello deduje (yo solito, eso sí) que lo que la gente que me confiaba sus problemas, en realidad, no me contaba sus problemas, sino que volcaba su mierda interior en mí, tomándome como basurero ocasional, que sale mucho más a cuenta que contratar un psicólogo de pago. Después de unos años, comprobé la exactitud de mi deducción y decidí callarme, cuando me contaban todas esas miserias encadenadas. Me di cuenta de que no se sentían igual de satisfechos, pero también sentía que ni era mi estilo, ni me encontraba bien tampoco yo. Así que, después de algún tiempo, determiné pasar de todo y no conceder audiencias de las de "volcado unilateral" sino a los muy-muy-íntimos. Desde entonces, estoy mucho más solo, pero nunca estuve mejor acompañado. Ni tan feliz.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Así soy


Soy como me veis. Solitario, espinado, erguido, orgulloso, altanero. La escasa savia que corre por mis vasos, la administro con morosa precisión. El sol que día tras día me ilumina, me reseca, pero me hace más fuerte. La lluvia que nunca llega, pero que tampoco necesito apenas, me vuelve más resistente al entorno. En este medio, todos me respetan. Los pájaros se cuidan mucho de posarse, los rumiantes ni se me acercan, y hasta las serpientes prescinden de mi pobre sombra. Estoy solo contra todo y contra todos. Y sobrevivo con la paciencia de quien ya lo ha contemplado todo, con la riqueza de quien nada necesita, con el placer de quien sabe con certeza todo lo que ocurrirá. Soy como me veis, y veis cuanto soy. No hay más, pero tampoco menos: solitario, espinado, erguido... único.

lunes, 3 de marzo de 2008

Distinta preocupación


No sé por qué pasa de mí, por qué no me ve, si no paro de hacerle regalos (...sí, sí, tú vende, coño, que esa empresa está por bajar...), como por ejemplo en la fiesta de Andrea, el otro sábado, no paré de endulzarle la oreja (...que ya te dije que me lo notificó el contacto que tengo en Bruselas...), que si me encantaba su moto, que si la carrera del otro fin de semana había estado genial (...10.000 títulos, de momento... sí, joder, ¿no te lo acabo de decir?, que está cantado, sí...), pero el muy gili, igual que hace en clase, venga a tontear con la Cristinita de marras, que es que no la puedo soportar, con esa voz de pito (...venga, no te hagas el interesante conmigo, que tengo otras tres llamadas que hacer, tú, lo que te digo...), pero se va a enterar, porque esa pija no se va a llevar en un mes lo que a mí me ha costado curso y medio (...y también le dices a la chica que esta tarde en el hotel de siempre, pero que sólo dispondré de una hora...), antes le araño la cara, le destrozo el estuche, le pateo el móvil...

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