Mostrando entradas con la etiqueta Arquitectura. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Arquitectura. Mostrar todas las entradas

sábado, 8 de agosto de 2009

ESQUINA ROMANA

miércoles, 5 de agosto de 2009

PUERTA AL JAPÓN

lunes, 3 de agosto de 2009

jueves, 30 de julio de 2009

NATURALEZA TRIUNFANTE

miércoles, 29 de julio de 2009

lunes, 29 de junio de 2009

sábado, 13 de junio de 2009

viernes, 29 de mayo de 2009

DOBLE REFLEJO

martes, 12 de mayo de 2009

martes, 7 de abril de 2009

sábado, 4 de abril de 2009

RINCÓN LECTOR Y CONFESOR

miércoles, 25 de marzo de 2009

ALCOBA, TERRAZA Y MIRADOR

lunes, 16 de marzo de 2009

jueves, 5 de febrero de 2009

OPERACIÓN ESTÉTICA ANTI-EDAD

lunes, 26 de enero de 2009

EFECTOS ANTIGRAVITATORIOS DE LA FE

sábado, 21 de junio de 2008

Arquitectura olímpica


El oráculo de Delfos jamás llegó a pronosticar que los sagrados juegos dedicados a los dioses del Olimpo llegarían a un extremo como el que el mundo actual nos ha permitido observar. De igual modo, no consta que en ninguno de los dictámenes de la pitya, severamente guardados por la Historia, se revelara la realidad futura de una competición que surgió como homenaje de los humanos hacia los inmortales a quienes todo debemos. Por eso, entre quienes hemos visitado el santuario délfico, aumenta la curiosidad acerca de qué habrían pensado aquellos sacerdotes sobre los edificios que hoy albergan los nuevos juegos olímpicos. Acaso les parecieran fríos, desprovistos de un alma que para ellos era la esencia de la gloria más elevada que pudiera conquistar cualquier mortal. Acaso les parecieran bellos, pero en exceso decorativos, y tal vez perturbadores de la verdadera finalidad de los juegos. Puede que no entendieran cómo algo tan noble como la competición digna podría haber llegado a convertirse en un negocio absoluto y en fuente de corrupciones impostadas. Lo más probable es que no se pronunciaran de inmediato, dada su reconocida prudencia, y que se guardaran su dictamen para no ofender a los hombres ni a los dioses. Serían, en cualquier caso, más discretos que yo, a quien esos negocios repugnan, a quien todo el espectáculo que se mueve alrededor de dicho evento le parece un cáncer terminal, y a quien esa arquitectura fascina por completo.

jueves, 5 de junio de 2008

La cascada y las columnas


Todos conocíamos el diálogo que a diario se traían el agua de la cascada y las columnas del templo edificado en sus inmediaciones. Cuando construyeron dicho edificio a su lado, la cascada se sintió muy contenta, pues pensó que ya no se encontraría sola en su permanente caída. Pero su sorpresa fue creciente cuando comprobó que la altanería de aquellas columnas rígidas, estilizadas e imponentes, o no le dirigían la palabra desde su silencio granítico, o bien recibían las pullas de quien se considera superior. Así, las columnas aducían su superioridad en todos los niveles: belleza, construcción racional, resistencia, estatismo, solidez, y otros argumentos por el estilo. Las aguas de la cascada sólo podían replicar con el murmullo constante de sus aguas cayendo de continuo, consciente de no poder replicar tales ideas. Todos conocíamos el silencio humillado que emanaba del sonido de las aguas de aquella cascada. Todos sabíamos qué quería decir la cascada con su perenne borboteo.
Cuando sobrevino el terremoto, dos tercios de las columnas yacían en el suelo, fragmentadas por la violencia del temblor. La cascada también fue removida de su sitio, y desde entonces vierte sus aguas unos metros más al oeste. No notamos, en cambio, que su expresión hubiera variado apenas. Curiosamente, esa sinfonía de salpicaduras tenía ahora otro tono, y todos sabemos qué nos está diciendo la cascada con su inagotable
discurso.

miércoles, 4 de junio de 2008

Realidades fragmentadas


No tenemos una vida uniforme. Tampoco, fragmentos sin engranar. Lo que nos acompaña siempre es una tela adhesiva donde vamos añadiendo momentos, deseos, miradas, personas, frustraciones. Las miradas nos confunden, pero aun así seguimos mirando. Aunque pocas veces la mirada acabe derivando en una visión. Aunque lo que contemplemos semeje un rompecabezas inasible. Aunque los tonos lleguen a palidecer hasta casi borrarse. Aunque nuestro interior recomponga los fragmentos. Aunque creemos con ello una nueva realidad, y nos la creamos. Todos esos momentos se hilvanarán en la propia tela, al tiempo que la van tejiendo. La imagen que acabe surgiendo tras concluir la singladura vital será fiel reflejo de todas esas realidades que hemos ido forjando. Una imagen seguramente extraña e incomprensible. Tanto como acostumbramos a ser nosotros mismos.

sábado, 17 de mayo de 2008

Prestos a la defensa, de nuevo


El clamor comenzó a las nueve y media de la mañana. Ante la barahúnda, el general convocó a sus huestes, que se desperezaron de inmediato. Cada día sucedía lo mismo, desde hacía casi un siglo, pero no acababan de acostumbrarse, por lo que el nerviosismo acababa cundiendo siempre entre sus filas: el enemigo subía hasta su posición y se acercaba, sin que nada pudiera contenerlo. Los guerreros se arracimaban alrededor de su general, acordonando su perímetro, para salvaguardar su integridad, pero también para sentirse próximos entre sí e infundirse valor por su número. Pese a la inminencia del contacto, nadie se movía, como si cualquier actividad precipitara lo inevitable, que se repetía cada día con irrefrenable puntualidad. Cuando por fin las puertas cedieron, asumieron de nuevo, otra vez más, que serían invadidos por hordas de descerebrados en tropel sin más armas que su griterío, sus carreras y su mala educación, y que los turistas recorrerían a lo largo de diez horas el recinto, sin respeto alguno por las leyes del combate ni mucho menos por los derechos de los vencidos. Frente a tanto despropósito, aquel ejército singular optó por la única defensa posible: el silencio y la inmovilidad más ostensibles. No lograrían hacer cambiar el conflicto en su favor, pero su dignidad de guerreros ancestrales se mantenía intacta. Y eso les daba el oxígeno suficiente para recuperarse por la noche e intentarlo otra vez un nuevo día.

sábado, 10 de mayo de 2008

Escaleras al recuerdo


Subí muchas veces esa escalera de pequeño, cuando me mandabas ir al desván a que descubriera por mí mismo que había mundos extraños que se podían juntar en un lugar lleno de polvo. Cuando te fuiste para siempre, mi memoria te recordaba en cada aspecto positivo que la vida me fue dando. También bajé en muchas ocasiones esos peldaños, cuando iba a la escuela, cargado con la mochila que me habías comprado al principio del curso, cuando ya no tenía esperanza de que lo hicieras; o cuando trasladamos la antigua biblioteca al salón que habilitamos tras tirar el maldito tabique. Subimos y bajamos ambos muchas veces esas escaleras. Ahora sólo se puede contemplar con la mirada la devastación que el tiempo ha llevado en lo que fue nuestra casa. Dos líneas quebradas oblicuas sobre la horizontal del suelo, unos colores sucios y terrosos que tienen más que ver con el tiempo y la memoria que con cualquier realidad presente. Unas manchas en zigzag que servirán para pintar tu rostro con la mente, ayudado por mi recuerdo. Porque, si me esfuerzo, sabría reconocer en todas esas grietas cada una de tus hermosas arrugas, y tus blancos dientes en la sombra de esos peldaños desnudos.

AVISO A VISITANTES

Todas las imágenes (salvo excepciones indicadas) y los textos que las acompañan son propiedad del autor de esta bitácora. Su uso está permitido, siempre que se cite la fuente y la finalidad no sea comercial
Si alguien se reconociera en alguna fotografía y no deseara verse en una imagen que puede ver cualquiera, puede contactar conmigo (fredarron@gmail.com), y será retirada sin problema ninguno.