jueves, 15 de marzo de 2018

APOLOGÍA DE LA MENTIRA (BIEN ENTENDIDA)

Mentir no es lo mismo que engañar. En la mentira  no hay correspondencia entre lo que se dice y lo que se piensa o siente, pero la intención es defensiva, exculpatoria, inconsciente a veces. En el engaño, sucede lo mismo, cierto, pero existe una intención consciente de que la otra persona crea algo que no es (o no existe, o es de otra manera) con un propósito egoísta, interesado o torticero. Toda mentira supone un beneficio (salvo en los casos de compulsión), pero en el engaño dicha ventaja es precisamente su fin último y casi único: aprovechar la ventaja que el embuste procura y beneficiarse de un modo que con la verdad no se daría.

La mentira es un atributo humano, por lo que tiene de consciente. Vale que algunos animales “mienten” con su apariencia camuflada, que tienden trampas a sus víctimas, que algunos primates superiores gastan "bromas" a sus congéneres, y que hasta incluso las plantas embaucan a los insectos para que polinicen otras plantas y puedan reproducirse. Pero somos los humanos los que hemos hecho de la mentira un atributo más nuestro que la inteligencia, la conciencia de la propia muerte o la invención de seres sobrenaturales creadores de todo.

La mentira es, como el arte, una impostura, una falsificación, una creación de la nada; por eso estamos tan imbuidos de ella. Más que homo sapiens, deberíamos llamarnos homo mendax, homo embustis, o algo así. Sería más propio. La inteligencia es clave, sí. Pero es la mentira lo que ha permitido la cultura de la convivencia. La hipocresía, tan denostada, es la madre de la coexistencia en común, vulgo civilización. Con sólo la verdad, no habríamos salido del paleolítico. La verdad sin tamiz es demoledora, desestructurante, venenosa, agresiva y disolvente. Es importantísimo no perderla de vista. Pero no estamos preparados para asumirla a tiempo completo: sólo de cuando en vez, y aun cuando tiene lugar, no nos deja siempre un buen sabor de boca. Por eso, porque no soportamos toda la verdad, existen las religiones, los estupefacientes, el arte, la literatura. Las drogas, en definitiva,

miércoles, 14 de marzo de 2018

SIESTA EN EL CASTILLO DEL LOIRA


A ver, el título puede que induzca a la maledicencia, pero ésa fue la realidad. Tal vez debamos contextualizarla, para poder comprender mejor su significado. Veamos.

Verano. Jardines del Chateau du Chenonceau, en la riviera del Loira. Uno de los castillos-palacio en las márgenes de este río, que dan justa fama al recorrido que muchos realizan conjuntamente o por partes. Es uno de los más bellos, sobre el agua, como un cortinaje que corta la corriente. Pero es julio. Sobre las cuatro de la tarde. Con un calor mediterráneo y extenuante. Con la digestión aplacando los ritmos. Con la sobrecarga de belleza inundando el cerebro. Con el cansancio acumulado de los días de viaje. Con poca sombra en los alrededores. Con mucho sueño acaparándolo todo. Y, de repente, se halla un trocito de sombra para albergar cabeza y cuerpo. Demasiado tentador. La dureza del lecho será lo de menos. El descanso reparador demostrará lo acertado de la elección. Pese a la postura. Pese a la falta de higiene. Pese a las miradas ajenas. Pese a todo.

Castillo de Chenonceau (Centre-Val-de-la-Loire, Francia)
Julio, 2012 ----- Panasonic Lumix G6 

martes, 13 de marzo de 2018

LA MEDIOCRIDAD DE LA ORATORIA ¿SIGNO DE SALUD DEMOCRÁTICA?

La oratoria política pasa por horas bajas. Y los parlamentarios, también. Apenas hay políticos de fuste. Hablo en general, no sólo de España, donde el nivel está bajo mínimos. Lo que antes se llamaba hablar, ahora se llama comunicar y se exige que se haga rápido. Perorar, por el contrario, es hablar largamente, sin prisa alguna, pero sin mover al auditorio del sitio. De esto, nuestros políticos actuales saben mucho más. De hecho, hoy se perora mucho. Hay muchos peroradores, que dicen muy poco, aunque ocupan mucho tiempo en los diferentes foros donde se manifiestan. Nuestros políticos hablan, si no les queda más remedio. Pero nuestros poderosos -banqueros, constructores, grandes empresarios- no lo hacen nunca. ¿Para qué hacerlo, si detentan el poder pero, al contrario que al político, no le gusta figurar, ni llamar la atención?

¿Quién gana hoy los debates? ¿Quienes indican las encuestas? ¿Quienes señalen determinados medios? Pero eso ¿les importa en realidad a los políticos? Amelia Valcárcel, en un artículo titulado “El lenguaje de la política” (Mercurio, Enero, 2017), apunta: “Si ello fuera posible, sería lo ideal ocupar el mayor tiempo disponible y no decir absolutamente nada. Esto se suele denominar con una metáfora ajustada: perfil bajo. Las democracias lo cultivan: es un hecho”. Parece una crítica. Y lo es. Sin embargo, la filósofa española prosigue con su análisis, diciendo que ese perfil es cosa de las democracias. Los totalitarismos, en cambio, sí usan y abusan de la oratoria, asociada a los medios de masas. Por eso, en la democracia se establece una escenificación de “perfil bajo”. Por ello, también, “podemos asistir [en las democracias] a cierta degradación del lenguaje político igualitario (...) Esta situación no es gloriosa, mas se corresponde con los tiempos pacíficos. Si por el contrario, viéramos concurrir la exaltación en la escena pública, ello avisaría de la deriva hacia marcos políticos menos estables”.

Y uno se queda algo mohíno ante tal reflexión. La paz aboca a la mediocridad insustancial. La exaltación palabrera, al riesgo de confrontación y de guerra. ¿De verdad no hay posibilidad de que haya verbos floridos, oratorias contundentes, inteligencias desbordantes, en un escenario pacífico, democrático? ¿De verdad? Me niego a aceptarlo. Aunque Amelia Valcárcel siga contando con mi admiración permanente.

lunes, 12 de marzo de 2018

AMOR ¿CONTRA NATURA?


He titulado esta imagen con la palabra “querencia”. Sí, como suena. Luego, pienso que habrá personas a quienes la asociación resultante les haga gracia. También, quienes no le vean sentido alguno. O les resulte indiferente. O les parezca de mal gusto. Respetables, todas las opciones, siempre que no se crucen insultos navajeros aprovechando la situación. Pero a quienes les parezca contra natura, inverosímil, inencajable, repugnante, y otros calificativos que huelgo mencionar, les recomendaría que hicieran un cursillo rápido de empatía, de esos que permiten vivir mejor sin juzgar a los demás, aprovechándose uno a sí mismo, dejando que los demás amen, quieran o sientan como les vengan en gana, siempre que no se metan directamente con quienes puedan observarles. Porque si nos ofende el amor bajo cualquiera de sus modalidades, es que en realidad carecemos de él, y si no lo poseemos, tal vez la envidia -y acaso la maldad- no se hallen lejos de arruinarnos la vida. Por esto, la necesidad de esas enseñanzas. Y, si tal cursillo no se hallare entre sus prioridades, apetencias o posibilidades económicas, existe una solución muy fácil y asequible, sin costo: mirar para otro lado, dejando hacer, dejando pasar. No estamos obligados a que nos guste cómo se aman los demás, pero sí lo estamos a permitir que cada uno ame y sea amado como sepa, quiera o pueda, siempre que se dé en un contexto de  legalidad razonable -no toda ley se fundamenta en la razón- y exista consentimiento mutuo de ambas partes. Y punto.

Inmediaciones de Isla Pancha, en Ribadeo (Lugo, Galicia, España)
Mayo, 2015 ----- Panasonic Lumix G6

domingo, 11 de marzo de 2018

DESMITIFICANDO A PICASSO

¿Qué pensarían ustedes si yo les dijera que Picasso es un mito sobrevalorado, a todas luces exagerado? ¿Y si lo acusara de tener una responsabilidad máxima en la degeneración de las artes plásticas que ha llevado al arte en nuestros días a las cotas máximas de estupidez, papanatismo, mercantilización y banalidad? ¿O que afirmara que su ansia de fama, dinero y posición le hizo comportarse de manera abyecta, miserable, con muchas personas (empezando por sus amantes, parejas, esposas), supeditándolo todo a ese objetivo capital en su vida? ¿E incluso que su legendaria capacidad prolífica para pintar cientos de cuadros en cualquier soporte produjo una obra que en sus tres cuartas partes es malísima, simples monigotes erigidos a categoría especial gracias a su firma, verdadero sello personal de identificación y de revalorización, una vez hubo puesto en marcha su marca personal, reconocible y cotizable (sin excepciones)? ¿Y si anotamos que en realidad es autor de una obra conjunta -muy extensa-, pero que jamás pintó esa Obra única, con mayúsculas, cuya trascendencia llegara por sí misma, y no como consecuencia de una asociación a elementos anejos (al escándalo, como las Demoiselles d’Avignon; o al oportunismo político antifascista, caso del Guernica)? ¿Eh, qué opinarían al respecto? Teniendo en cuenta que soy profesor, entre otras cosas, de Historia del Arte, ¿les cambiaría el concepto que tienen de mí?

Sería curioso realizar una encuesta. Aunque tal vez no hiciera falta, si les confesara que todas estas opiniones (y algunas más que omito) son las que pone en evidencia  El pintor, la última obra (ópera) del gran bufón del Reino: Albert Boadella, también presidente de la aún nonata Tabarnia. Este genial transgresor demuestra que tiene tiempo todavía para su pasión de siempre: el teatro, bien sea el tradicional, el irreverente, o el que se acompaña de recitativos, arias, coros y ballets, vulgo ópera. Sabiendo quién es el autor de semejantes ideas, tal vez su opinión de usted varíe, ¿verdad?. ¿Sí? ¿No? Con todo, bueno les sería conocer que mis opiniones no llegan a ser tan contundentes, tan brutalmente demoledoras del mito más gigantesco del arte del pasado siglo. Pero también deberían saber que tampoco están tan lejos de las del irreverente y polémico dramaturgo. No demasiado. Sólo un poquito.

sábado, 10 de marzo de 2018

ESCALERA DE CARACOL, MODELO DE VIDA



Qué mejor trasunto de lo que supone la vida, que esta escalera de caracol, de época barroca, donde el inicio parece confundirse con el final, donde las vueltas se entrelazan girando alrededor de un centro que, cuanto más se mira, más lejos parece hallarse. Eso sí, a diferentes alturas, y en un sentido tan ascendente como descendente, y sin que contemplemos una meta factible a corto o medio plazo. Así se nos muestra la vida. Claro que no acostumbra a hacerlo con una estética tan fascinante. Por desgracia.


Escalera del Museo do Pobo Galego, de Domingo de Andrade, Santiago de Compostela (La Coruña, Galicia, España)
Mayo, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

martes, 6 de marzo de 2018

NECESIDAD DE UNA NUEVA LEY ELECTORAL PROPORCIONAL Y JUSTA

Las leyes electorales existentes hoy día en las democracias son un instrumento tan corrupto como el sistema que las fundamenta. Fueron creadas para permitir la gobernabilidad, dicen. Pero sabemos bien que se elaboraron de ese modo para diluir la capacidad de decisión de los ciudadanos, a quienes siempre se ve como niños incapaces de elegir con tino, y a quienes hay que dirigir para llevarlos por el camino recto. Pero insisto: para diluirla, sí, para difuminar con recorridos indirectos lo que piensa la totalidad de los votantes.

Los partidos con más fuerza y capacidad para llevar a cabo las modificaciones pertinentes, no quieren cambiarlas. Algunos dicen que sí desean dicho cambio, pero sólo son quienes aún no están en el poder. Si lo estuvieran, tampoco querrían, porque el objetivo de los partidos políticos, no se olvide, es conseguir el poder. Una vez lograda dicha meta, las circunstancias cambian siempre de manera milagrosa, y donde dije “digo”, digo “Diego”. O, en registro soez, “prometer hasta meter, y una vez metido, nada de lo prometido”. Los partidos políticos gobernantes no gobiernan para los ciudadanos (pues no confían en ellos), sino para perpetuarse en el poder, que es quien los alimenta y es su verdadera razón de ser, ya que sin él la mayoría no sería nada. 

La prueba de que no confían en lo que los pueblos deciden con libertad en las urnas es la serie de batacazos sorpresivos que se han llevado algunos gobiernos en los últimos tiempos al convocar referéndums, único tipo de votación en la que cada voto vale por un voto, y refleja lo que piensa cada votante. Los realizados en Islandia, en Colombia, en Gran Bretaña han supuesto un tiro en el pie -casi literal- para cada uno de los gobiernos convocantes. ¿Por qué? Porque los resultados fueron por completo adversos para ellos. Es decir, que preguntaron, creyendo que sería sí, y el pueblo les contestó que no, o al revés. De modo que hay que tener mucho ojo con cómo se pregunta a las personas, con qué frecuencia, con qué proporción. 

Lo que sucede en España a la hora de votar es una vergüenza inadmisible, no demasiado diferente de lo que pasa en otros países del entorno “civilizado” en que nos ufanamos de pertenecer. Circunscripciones provinciales desproporcionadas, circunscripciones autonómicas disímiles, desajustes entre ciudades y pueblos, y una ley electoral disparatada que ya no se sostiene en modo alguno. Un ejemplo bastará. En las recientes elecciones catalanas, los partidos no independentistas obtuvieron 2.228.421 votos (52,1 %) y 65 escaños, mientras que los independentistas, 2.079.340 votos (47,5 %), lo que les otorgó 70 escaños, dos más de los necesarios para la mayoría absoluta. O sea, 4,6 % de votos menos dan 5 escaños más. Es sólo el ejemplo más reciente. La vergüenza más reciente. Sólo quienes siguen en el poder pueden pretender mantener las cosas como están. Por eso hay que echarlos.

lunes, 5 de marzo de 2018

GEMELOS PARA SIEMPRE


En el recodo de la ladera, los abedules se curvan para encajar mejor la mirada de quien pasa a su lado. Nacieron a la vez, pero siguieron trayectorias distintas, aunque similares. No pudieron separarse y ser únicos, recorriendo mundo, marcando todas sus diferencias. Pero aun así, se espían en secreto, sabedores de la obligación de la proximidad que les ha sido asignada, y buscan ser únicos a su manera. Separando las ramas, ahuecando los espacios, estirando más el tronco, mirando para otro lado, evaporando gravedades... La estampa los captura al borde de la carretera, hermanados para siempre, gemelos dispares, compitiendo entre sí, mostrándose unidos, separados, conjunto bipolar, belleza bifronte arrasada por el otoño. Obligados a estar juntos, profundizando odios, envidias, emulaciones. Asumiéndose sin asumirse. Soportándose sin conformarse. Viviendo, en suma.

Puerto de Ancares (León, Castilla y León, España)
Diciembre, 2011 ----- Panasonic Lumix G3

domingo, 4 de marzo de 2018

PLATERO LEE A KAFKA (MICRORRELATO)

Platero se horrorizó nada más comenzar a leer La metamorfosis. Su rostro se endureció, su cuerpo se tensó y los ojos se le salieron de las órbitas. El poeta de Moguer jamás se habría fijado en él para su obra maestra. Platero ya fue otro, y nunca volvió a ser el mismo. El narrador checo siempre lo consigue, siempre. El maldito.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

jueves, 1 de marzo de 2018

MADEJAS, HILOS DE COLORES


Resulta increíble la capacidad que tiene el ser humano de crear formas simples y complejas, sencillas y complicadas, útiles e inútiles. Igualmente sorprendentes son nuestras posibilidades de mezclarlas al albur de un buen ángulo, una luz brillante, un encuadre preciso. Hoy, sólo eso queda para resaltar. Líneas, formas, brillos, conjunto.

Macro de madejas y carretes de hilo de colores (La Coruña, Galicia, España)
Abril, 2013 ----- Nikon D300

miércoles, 28 de febrero de 2018

NIEVE POR LA COSTA: BELLO ASUNTO, MAL ASUNTO

En mi ciudad, hoy todos cuando nos levantamos, nos hemos puesto a hacer fotografías porque el lugar donde vivimos amaneció cubierto de una atípica nieve, inusual en zonas de costa. Pero, sí. Por lo visto, la confluencia de una masa de aire polar con los restos de una tormenta tropical con gran cantidad de humedad, ha producido el fenómeno, poco habitual por estos pagos. Los coches, los parterres, los árboles, la hierba del parque, se veían esta madrugada desde mi ventana cubiertos de una capa blanca que los convertía en seres de otro mundo, que conocemos por otros lugares, pero a los que no estamos acostumbrados. Por ello, todo el mundo quiso dejar inmortalizado el momento, por si la memoria falla, y algún día tengamos que explicar que hasta a nivel del mar llegó a nevar, lo cual no quiere decir que no sucediera nunca, sino que ocurre cada bastantes años. 

Pero nos dicen que estos fenómenos van a hacerse frecuentes. Que el cambio climático va a enloquecer lo que es "normal" y lo que no, y que donde antes llovía mucho, dejará de hacerlo, que donde antes había mucho calor, sufrirá inundaciones, y que donde antes no nevaba, lo hará ahora con cierta regularidad. ¡Qué cosas! O sea, que lo bello y lo inusual también tiene su lado negativo, su perspectiva siniestra.

Aunque mientras llegan las malas noticias (que llegarán con la misma lentitud con que cayeron los copos esta noche), los niños se quedaban embobados con el blanco manto sobre los coches y en los arbustos de los parterres, y sus madres tiraban de móvil y dejaban constancia del hecho para mandarlo a sus amigos y familiares de interior, para que comprobaran que aquí, sí, aquí también nieva, no fuera a ser que creyeran que éramos ciudadanos de segunda por carecer de espectáculo tan hermoso y didáctico.

martes, 27 de febrero de 2018

LA ALEGRÍA HUMANISTA DE JEAN LOUIS TOUTAIN


La primera vez que contemplé una obra de Jean-Louis Toutain fue hace más de 20 años en el pueblo francés de Moissac, precisamente delante de la famosísima abadía románica de Saint Pierre. Allí en la pequeña placita que la antecede, hallé las dos primeras escenas de madres e hijos que este autor acostumbra a retratar en su obra. Inmediatamente me quedé prendado de sus originales formas redondeadas, orondas, exageradas. Me recordó a Botero. Pero, de entrada, me gustó mucho más que la obra del insigne colombiano, que siempre me pareció impostado y mucho más pagado de sí mismo. Luego, me enteré más de quién era este artista, nacido en Toulouse en 1948, se dedicó a muchas facetas artísticas e incluso artesanales, antes de decidir que sería la escultura su modo más pleno de expresión. Lo hizo de forma tardía, desde 1987, por lo que su carrera duró poco más de veinte años -muere en 2008-, es muy corta, y sin embargo, este artista fue muy prolífico. Un recorrido breve por la red nos lo demuestra con facilidad. Allí se pueden observar imágenes de sus múltiples obras, tanto las monumentales, encaminadas a ser exhibidas en espacios públicos, como las pequeñas, las que se pueden albergar en cualquier casa que pueda pagarlas.

Su obra, muy personal, expresa la alegría y la alegría de vivir, aunque el color que siempre ofrezca sea el negro. Se observa fácilmente, y atrae por igual a niños y adultos, a quienes seduce por igual. Es de fácil acceso y no resulta pretencioso. A pesar de ello, se nota una labor de investigación de las formas para adaptarlas a su personalísima manera de tratar los temas. Siente pasión por las relaciones humanas, por la música, por los gestos cotidianos, por la infancia, el juego, los diferentes oficios. Sus curvas son agradables a la vista, pero también al tacto. El movimiento, el gesto, la actitud es lo que llama la atención, las caras pequeñas no cuentan, como si en un momento en que la apariencia es primordial, Toutain quisiera borrar esta parte de nuestro cuerpo, esos ojos, esa boca con los que a menudo nos ocultamos e incluso mentimos. Eso nos hace notar que el arte de Toutain está fuera de sintonía con su tiempo, pero contemplarlo resulta siempre una felicidad, pues nos regala un trabajo relajante. Un trabajo con temas simples, universales, amables, en los que el brillo satinado de sus materiales (resinas y bronce) contribuye a resaltar sus bordes redondeados y unidos sin solución de continuidad. Ha exhibido mucho en las ciudades que han invertido en sus esculturas, para deleite de los transeúntes, que inevitablemente interactúan con esas obras que parecen incitar a ello. Es un arte callejero. Creo que Toutain dijo que prefería la calle al museo. Yo me sumo a su propuesta.

"Maternidad", en una exposición temporal en Rodez (Aveyron, Midi-Pyrénées, Francia)
Julio, 2011 ----- Nikon D300

lunes, 26 de febrero de 2018

NO OLVIDAR EL BOLÍGRAFO (BENEDETTI)

Hay una frase de Mario Benedetti, no sé si apócrifa, que reza así: "Cuando me entierren, por favor, no se olviden de mi bolígrafo". Ha sido el guiño más hermoso que he leído en el día de hoy. Tampoco he podido resistirme a una sonrisa tierna. Lo comunico por acá, por eso de que ciertas anécdotas lindas no se pierdan, se conserven, y si puede ser hasta se perpetúen. Lo malo es que esa genialidad me deja huérfano de la que podría haber proferido yo, caso de que hubiera tenido su talento. También me deja algo revuelto y corrido, porque yo, que hace milenios que ya no uso mis habituales plumas de antaño, y todo lo he ido reduciendo a aparatos electrónicos e informáticos que consiguen más perfección tipográfica y ahorro de espacio, a cambio de malbaratar la magia que suponía el rasgueo del trazo manual; yo, que sólo escribo ya con el ordenador, me pregunto: ¿con qué carajo me enterrarán, para el "después"?

domingo, 25 de febrero de 2018

LA PALABRA VENCE AL MÁRMOL


La escena se sitúa en el Louvre. Es mi primer año de docente, el curso 1990-91, y estamos en la capital francesa, adonde fui con un autocar de alumnos y tres madres del AMPA, en un periplo (París-Bruselas-Amsterdam) que sólo se acepta cuando se es muy joven, ingenuo, idealista; e inexperto. Pero eso lo dejaremos para otra ocasión. Ahora, centrémonos en la imagen.

La señora que aparece a la izquierda no es una cuidadora del museo: es una visitante, como lo éramos nosotros. Pero, acaso agotada por la inhumana abundancia de obras con que deleitarse, ha decidido tomar un asiento que sí pertenece a uno de los cuidadores de esta sala de escultura. Está relajada, y lee una carta. Al lado, una escultura neoclásica de mármol de François Rude, Pescador napolitano jugando con una tortuga, del primer tercio del XIX. Pero la mujer no parece tener demasiado interés en la obra de arte. Por el contrario, es lo que pone esa carta lo que la ha conducido a sentarse, abrir el sobre y leerla. Acaso no es la primera vez que lo hace. Igual la recibió hace unas horas, o incluso unos días, y no acaba de creerse lo que le han escrito, o tal vez son nuevas tan maravillosas que releerlas le proporciona el mismo placer que experimentó al recibirla. Pero igual la recogió según salió de casa, y no le había dado tiempo a leerla aún. Su rostro no permite saber si hay dolor, alegría, curiosidad, indiferencia; tampoco su apariencia nos habla de su nacionalidad: podría ser una turista, pero también una parisina, pues cuando se realizó esta toma los franceses podían entrar gratuitamente -cuantas veces quisiesen- en ese templo sagrado del Arte que es el Museo del Louvre.

Sus ojos pasan por sobre las líneas, y su universo se contrae, aislándola de todo cuanto la rodea. La comunicación escrita se erige como único contacto con el exterior. El arte se disuelve. Desaparece. Las palabras vencen. De nuevo.

Robado en el Museo del Louvre (París, Île-de-France, Francia)
Abril, 1991 ----- Nikon F-601 (película analógica)

sábado, 24 de febrero de 2018

MI PALABRERÍO CANALLA (31)

CONFUCIANISMO: Religión oriental que los más lerdos confunden con una de las más populares artes marciales asiáticas, gracias al abuso con que se ingirió una serie televisiva de hace años y donde se veían las andanzas de un ex-monje ducho en tales artes, pero ignorante por completo de confucianismo, pues era budista. No sé si me explico, vaya.
CONFUSIÓN: Tótum revolútum que se origina ante la mezcla no ordenada ni sucesiva de ideas, sentimientos, o planes. Suele ser síntoma de magra inteligencia o de inadecuado uso de la misma, lo cual viene a suponer lo mismo a la hora de la verdad.
CONJURA: Conjunto de conversaciones entre personas que no suelen conversar, con vistas a incrementar el poder propio, para lo cual requieren previamente de la ayuda de otros que piensan lo mismo y a los que convendrá ir eliminando a su debido tiempo de forma progresiva y más o menos velada, para tocar a menos a la hora del reparto.
CONOCIMIENTO: Acción y resultado de comprobar por uno mismo lo que existe, lo que se piensa o lo que sucede, con el fin de atesorarlo en cámara recóndita, de donde sólo saldrá para que pueda servir de utilidad en el momento en que sea preciso; porque todo conocimiento es útil, y si no lo fuere, al menos servirá para engrandecer el ego propio, o bien empujar al alza las posibilidades combinatorias de nuestras posibilidades de actuación y de elección, que, en última instancia, son otras de las múltiples formas de la utilidad.
CONSPIRACIÓN: Conjura (v.) de características más ocultas que no acata el poder superior, sino que se rebela contra él, con el fin de ser superior en lugar del superior, o sea, califa en lugar del califa, sabiendo, eso sí, que desde el momento en que los conspiradores se hallen en la cúspide, deben hacer todo para intentar desarticular a los conspiradores que empezarán a conspirar contra los antaño conspiradores... La cosa sigue muy en plan dialéctico o círculo vicioso.
CONSTANCIA: Rutina laboral o sentimental que tiene bastante buena aceptación general; quizá porque la rutina es lo que menos asusta a la gente, pues permite prever su comportamiento y relajar las defensas durante un lapso de tiempo; o quizá porque con ella logran las medianías aparentar un remedo aproximado de creación.
CONSTITUCIÓN: Librito de lectura infumable, con estilo literario deplorable, que atesora el mayor número posible de pretensiones políticas falaces en el menor espacio posible. Dicha falacia ampliamente demostrada no es obstáculo para que se haya convertido en nuestros días en la estrella absoluta de los regímenes más desarrollados
CONSUELO: Lenitivo que permite adquirir fuerzas para cometer el próximo error.
CONTINGENCIA: Todo aquello que no tiene necesariamente que ocurrir, que incluso no pasa nada si no sucede, pero que de forma invariable y, siguiendo la ley de Murphy, pasa, ocurre, sucede. Y para peor, comme il faut.
CONTEMPLAR: Observar, ver con templanza, con serenidad, paladeando, sintiendo placer con ello, deleitándose con morosidad en su propio discurrir, dejando libre la imaginación. Qué morboso, ¿no?

Del libro inédito Palabrerío canalla1999

viernes, 23 de febrero de 2018

NECESIDAD DE BUENAS RAÍCES


Sin unas raíces gruesas, sólidas, profundas, no es posible que nada grande crezca, se mantenga, viva...

Paraje arqueológico de Las Médulas (León, Castilla y León, España)
Diciembre, 2011 ----- Panasonic Lumix G6

miércoles, 21 de febrero de 2018

SIN ADMIRACIÓN, NO HAY EXCELENCIA, Y SIN ÉSTA...

Siempre pensé que, sin admiración, no cabía amor posible. Lo sigo pensando. Pero ahora me refiero a la admiración de la excelencia. Pero en este asunto creo que hoy admiramos poco, muy poco.
La senda de la excelencia es lo único que nos hace mejorar; si no transitamos por ella, seremos sólo una pálida aproximación de cuanto podríamos llegar a ser. Sin embargo, no admiramos mucho en la época actual. Hasta molesta hablar de los mejores, y si se les menciona es para desear tener sus riquezas o su modo de vida, no las cualidades que les han llevado a conseguir lo que tienen. No obstante, resulta obvio que sin admiración a los mejores, tampoco puede haber emulación. Y sin emulación, sólo disponemos de nuestros propios medios, y por lo general suelen ser escasos; o no tenemos la suficiente fuerza de voluntad para ponerlos en marcha.
Admirar a quienes nos superan en calidad, esfuerzo, abnegación, sacrificios, logros, inteligencia, etc. es desear ser como ellos. Y esto, que a priori podría parecer estúpido, porque cada individuo es único, no lo es en absoluto, porque quienes somos es la combinación entre lo que podemos ser, lo que tomamos de los demás y lo que la vida nos permite. Pero como la combinación, interpretación y asimilación de “lo que tomamos de los demás” es personal e intransferible, la individualidad y el carácter personal diferenciado de los otros no se ven mermados por ello.
Admirar es necesario siempre, y tener presentes a quienes saben, pueden y actúan mejor que nosotros es esencial para poder crecer. Ha de tenerse en cuenta que el objetivo no es ser como ellos, sino tender hacia ellos. Como ellos no podrá haber nadie. Pero emulando sus cualidades, intentándolo, el punto de partida se alejará cada vez más de nosotros, mientras construimos el yo que cada cual alcance.
Un mundo que carezca de admiración hacia los mejores, que no estimule la superación constante de las trabas, los problemas, que motive las ganas de ser más (lo que se desee) y de poder hacer más (lo que sea); un mundo así está abocado a una lenta decadencia que, con el tiempo, abocará hacia la pérdida de lo más intrínsecamente humano. Dejaremos nuestra esencia de seres humanos para volver a la esencia de simples homínidos.

martes, 20 de febrero de 2018

LA TORRE SUPERVIVIENTE (DE EIFFEL)


Hay pocos paisajes urbanos tan reconocibles como la vista de la Torre Eiffel desde Trocadero. Hasta los más ignorantes reconocen esa mole de hierro elevada a finales del XIX como principal acceso a la Esposición Universal de 1889, centenario de la Revolución Francesa. La reconocen, la identifican, y hasta elogian su altura, su estructura casi exclusivamente férrea, obra culminante de una nueva arquitectura que el XIX elevó al hierro desde su carácter práctico hasta la obra de arte. Todos conocemos la Torre Eiffel.

Pocos en cambio saben que ese monumento estuvo a punto de ser demolido al finalizar dicha exposición, y que generó un debate feroz entre partidarios y detractores. Una construcción -arquitectura es, al fin y al cabo- que fue considerada por muchos una inútil y antiestética masa de hierro sin ninguna función, que debía ser demolida. Los tiempos usaban el hierro de forma masiva, pero muchos no creían que de éste pudieran brotar obras comparables con los templos griegos o las catedrales góticas. La ignorancia siempre es muy atrevida, como bien se sabe, muestra una nula intuición por el futuro y es muy lenta de reflejos, por lo general.

Hoy se ha convertido en el monumento de pago más visitado del mundo, además de constituir el símbolo de una ciudad, que se identifica de inmediato con sus suaves curvas, su extraordinaria elegancia, su enorme envergadura, mientras admira la solidez de una época que continúa asombrándonos hoy día.

Torre Eiffel desde la Plaza de Trocadero (París, Francia)
Julio, 2012 ----- Nikon D300

lunes, 19 de febrero de 2018

HITOS DE MI ESCALERA (23)

Después de terminar el COU con brillantez y de haber superado la Selectividad por los pelos, tenía el camino expedito para poder estudiar la carrera que llevaba años queriendo cursar: Geografía e Historia, que no precisaba nota de corte. He de reconocer que mi caso fue bastante anormal, porque saber ya desde los 12 años que quieres estudiar algo concreto, no es lo más habitual. Por lo común, en la infancia uno cambia diez o quince veces de gustos, de vocaciones, de objetivos. Yo, no. Desde pequeño, cuando íbamos de vacaciones yo les pegaba mis brasas a mis padres (y hermano, aunque éste no se enteraba, por la edad) en el trayecto de ida o de vuelta. Ya entonces, era pesado e insistente, mucho, y mi padre alguna vez amenazó con dejarme en alguna gasolinera del camino, si no dejaba de cantarle las glorias del imperio de los Austrias mayores o las penurias de la Guerra de la Independencia; solía parar por un rato, pero al poco volvía con las hazañas de nuestra torturada historia, mezcladas con las del Jabato o el Capitán Trueno.

Pero no resultó fácil el plácet, no. Para empezar, mi padre, que jamás se preocupó de mi educación en la corta y media distancia, albergaba, como toda persona frustrada que se precie, grandes planes para mí. Imagino que para compensar lo que a él no le fue dado alcanzar. El caso es que él, como casi cualquier padre en aquella época, deseaba con fruición -valga la hipérbole- que yo cursara Derecho. Con mis cualidades, de sobra probadas, me sacaba la carrera en cinco años, y como iba un curso adelantado, con 22 ó 23 años (aún no sabíamos que me libraría de la mili) él no tendría problema en colocarme en algún bufete de entre los muchos abogados y personal de la administración que él conocía. Lo acojonante del asunto, no era sólo que se lo creyera a pies juntillas, sino que era un plan perfectamente factible: mi padre no tenía un solo amigo de verdad, pero desde su puesto en la Recaudación de Tributos de León 1ª Capital, conocía hasta al apuntador. Lamentablemente, el primogénito le salió rebelde. O, más que rebelde, individualista y con ideas propias.

Y lo que el pollo bachiller decidió fue que se matricularía en la facultad de Filosofía y Letras de León, recientemente desgajada de la Universidad de Oviedo, de la que había dependido. Mi madre no es que terciara en la disputa, pero concordaba más con lo que pensaba mi padre. Debió ser una de las pocas veces en que esto se dio, por alguna conjunción planetaria desconocida. Con todo, el pollo dijo que Historia, y fue Historia. Y con ello mis padres quedaron muy compungidos. No se opusieron de modo violento. A mi madre no le hizo ninguna gracia que me matriculara en una materia que le parecía una mandanga, pero mis argumentos tenían la capacidad de hacerla dudar unos minutos tras mis peroratas. Mi padre, visiblemente contrariado, optó por algo que se le dio muy bien: hacerme el vacío. Y estuvo sin hablarme varios meses. Lo cual yo agradecí en lo más profundo, porque ya de aquella sólo hablábamos para discutir.

Pero, sí, me matriculé en la infausta facultad leonesa, que los hados confundan, donde permanecí por espacio de tres cursos. Lo hice desde el amor más absoluto, desde la ilusión más indestructible, desde el convencimiento más fanático. Eso sí, con la intención de obtener el mejor expediente posible, por dos razones. La primera, porque en mi carrera, que no es de las más complicadas, el único modo de destacar es con las mejores notas, porque licenciados con suficientes o bienes en Geografía o Historia los hay a patadas. La segunda, con la secreta pero intensa idea de demostrarle a mi padre que podría ganarme los garbanzos sin su ayuda, y como consecuencia de mis propias decisiones. El resultado lo sabéis de sobra todos los que me conocéis.

domingo, 18 de febrero de 2018

MUERTE EN EL HAYEDO


Los compañeros lo miran, desde su desnudez, con cierta aprensión, pero sabedores de que ellos siguen vivos, mientras que él, enfermo desde hacía tiempo, acaba de morir. El grosor de su tronco y la anchura del tocón -mutilado, pero erguido-, dan idea del poderío de este ejemplar, cuando aún palpitaba dentro del mayor hayedo de España. Los compañeros lo miran, lo rodean, pero seguirán adelante con su reposada e inmóvil vida. Cuando la primavera los alcance, tupirán el techo boscoso con la mayor biomasa arbórea de la península Ibérica: las hojas oscurecerán el sotobosque, el verde sustituirá a los ocres, y el sol pasará por encima nutriendo sus vidas, pero sin dorar sus troncos. El tronco exánime del gigante caído es sólo una muestra de lo que fue y de lo que seguirá siendo unos años (acaso menos, si las autoridades del parque lo retiran antes). Nos sirve para valorar, si tenemos la suficiente conciencia, lo que de imponente puede dar la Naturaleza en estado  puro. También les servirá a muchos animales de guarida, de refugio, de alimento, de almacén. En la Selva de Irati todo seguirá igual. La existencia del hayedo continuará como hasta ahora, y la muerte constituirá el alimento primordial para la vida. Como siempre.

Selva de Irati (Comunidad Foral de Navarra, España)
Abril, 2015 ----- Panasonic Lumix G6

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