domingo, 10 de septiembre de 2017

EL PEREGRINO REPOSA


El peregrino reposa tranquilo, ante la catedral. Lleva muchos kilómetros en sus piernas y muchos pensamientos anudados en la mente. Desde que salió, en la lejana Francia, ha caminado sus jornadas con regularidad, mientras su mente se sincronizaba con el trayecto. El tramo más hermoso, el paso por los Pirineos; también, el más duro. Recuerda que algún momento estuvo a punto de desfallecer. Pero siguió adelante. No cree en dios alguno. Pero cuando se decidió, lo hizo para aprender. A cambiar también se aprende. Se lo había dicho una buena amiga. Hacer el Camino te cambia. Es lo que le hacía falta. Pero había de hacerlo en soledad. Le hizo caso. Treinta y dos jornadas pasan ahora con rapidez por su memoria, como si de un vendaval se tratase. Reposa, con la catedral a sus espaldas. Piensa en su hija, a la que ahora verá cada vez menos. Piensa en sus padres, a quienes recuerda con mayor intensidad, ahora que ya desaparecieron para siempre. Piensa en el trayecto restante, en el sol abrasador, en la meta, en el destino, allá en el Obradoiro compostelano. Son sólo unos momentos de receso, pero que le alivian como si hubiera dormido varias horas. Es la intensidad del Camino, que se extiende a todo cuanto forma parte de él. Pronto recogerá la mochila para dirigirse al albergue que acogerá su cansado cuerpo, mientras libera la mente por la noche. Tras nueve o diez horas de sueño profundo, estará listo para una nueva etapa, ya prevista en el plano. Los pasos engranarán con su monodia la diversidad de sentimientos que el Camino hace brotar, hasta que logre un encaje perfecto de sincronía. Otra etapa le aguarda. El final, sólo a doce días. Pero, ahora, el peregrino sueña que descansa, lejos, en su casa junto al lago.

Monumento al Peregrino, frente a la Catedral de Burgos (Castilla y León, España)
Marzo, 2017 ----- Nikon D500

sábado, 9 de septiembre de 2017

MI PALABRERÍO CANALLA (27)

CINE: Artificio audiovisual de gran éxito entre las sociedades de este siglo XX. No es más que otro de los medios con que aparentar la realidad, embelleciéndola, prostituyéndola, seleccionándola, sustituyéndola, con el fin último de entretener, de engañar el paso de la vida; a veces llega a producir alguna obra maestra que otra.
CINEFILIA: Gusto intenso por la irrealidad que circula ante los ojos a una velocidad constante de 24 imágenes por segundo, ya sea en blanco y negro, ya con policromía más o menos envejecida. Aunque no de forma obligatoria, suele acompañarse de preferencia por dicha irrealidad, en detrimento de la llamada realidad real.
CÍNICOS: 1. Hábiles, impúdicos y valientes defensores de lo que las sociedades reprueban. 2. Miembros de una escuela filosófica helenística que pretendían vivir con la mayor simplicidad, mientras sus cerebros lograban la mayor complejidad y algunas de las agudezas más célebres que se han creado. Con el tiempo, se demostró que tal contradiós era bastante perjudicial para la salud y para los practicantes de dicha tentativa.
CINISMO: Sinceridad del realista y seguro de sí mismo, muy vituperada socialmente.
CÍRCULO: Abstracción geométrica curva de misteriosa y simbólica apariencia pues no presenta ni principio ni fin y todos sus puntos equidistan del centro originario; su perfección externa lo ha convertido en alegoría de la que se han apropiado diversos movimientos esotéricos, comerciales o religiosos.
CIRROSIS: Alegría del bebedor, cuando todavía no la tiene en alto grado, y dice que de algo hay morir; cuando la tiene y sabe que morirá de ella, se convierte en la tristeza del dipsómano contumaz, vulgo alcohólico.
CIUDAD: Reunión más o menos (des)ordenada de edificios, seres humanos, animales tolerados o adaptados, calzadas y vehículos, que se expande más y más a medida que se difunde el bulo de que a mayor cantidad, mayor calidad... de vida.
CIUDADES: Lugares de residencia y transcurso monótonos, caracterizadas por que los elevados impuestos y el desconocimiento recíproco de sus moradores sólo son comparables a la prisa con la que se desplazan; sin saber hacia dónde, en la mayoría de los casos.
CLAROSCURO: Gran descubrimiento de los artistas de épocas barrocas, que consiste en oscurecer determinadas partes que no interesa mostrar sin que el resultado final presente menoscabo, sino todo lo contrario. Se cree que lo ideó un pintor de apariencia horrorosa, maniático del autorretrato.
CLÁSICOS: Obras de diferentes categorías sobre las que todo el mundo opina, dictamina y clasifica, no sólo sin haberlas leído, sino basándose en los refritos periodísticos que aparecen sobre ellos en los suplementos culturales de los diarios.
Del libro inédito Palabrerío canalla, 1999

viernes, 8 de septiembre de 2017

PENSAMIENTO LIBERADOR


Dos negaciones afirman. Nos lo explicaban de pequeños. A veces, la yuxtaposición de las mismas puede originar confusión. Pero otras el contraste entre la primera y la segunda negación, refuerza lo contrario, es decir, la afirmación.

En este caso, lo que se niega es la desesperanza de la opresión, de la reclusión, de la desesperación. En cualquier momento, en cualquier lugar, la misma mente que puede atenazarnos nos puede salvar, evadiéndonos, transformándonos, renovándonos. El remedio consiste en dejar que ella misma resuelva. Consiste -qué fácil, a priori- en no dejarse vencer por las circunstancias, y en pensar que aun en las peores condiciones, todo puede resolverse pensando de diferente forma, o aprovechando los únicos resquicios de bueno que tenga cuanto de malo nos suceda. La ambigüedad de la frase de Séneca nos recuerda que el cielo puede estar en cualquier parte. Cuando se habla de cielo, entiéndase como cualquier lugar mejor del que estemos en ese momento. Cuando se habla de elevar, entiéndase de forma literal.

En Marbella (Málaga, Andalucía, España)
Enero, 2017 ----- Nikon 500

martes, 5 de septiembre de 2017

LABIA (MICRORRELATO)

Panadería, por la mañana, entra el sol por las amplias cristaleras; el establecimiento se encuentra vacío, salvo la PANADERA, que ordena con oficio algunas hogazas en sus estantes. Entra el CLIENTE


CLIENTE: Buenos días.
PANADERA: Buenos días, señor. ¿Qué le pongo?
CLIENTE: Quisiera una buena merluza, de más de dos kilos, si puede ser. Tenemos celebración en casa...
PANADERA (atónita): ¿Cómo dice, señor...?
CLIENTE: Merluza, sí. Para hacer con salsa verde. A mi madre le encanta, ¿sabe?
PANADERA: Pero, señor, aquí no vendemos pescado, ¿no lo ve?
CLIENTE (suspira, resignado): Caramba, vaya contratiempo...
PANADERA: Si desea un buen pan de escanda, o de cinco cereales...
CLIENTE: En ese caso, me llevaría dos botellas de albariño, de las mejores que tenga.
PANADERA (mirándolo, incrédula): ...
CLIENTE: ¿Tampoco tiene albariño? ¿Ni siquiera de Rueda?
PANADERA (comenzando a enfadarse): Mire...
CLIENTE: Desde luego... ¡Así no hay manera! (Repasa con la mirada las estanterías llenas de pan de distintas clases). Entonces, si no puede darme lo que le pido, no sé qué hago aquí.
PANADERA (firme, y clavándole la mirada): Eso mismo me estoy preguntando yo, señor (se pone en jarras, tras el mostrador).
CLIENTE: Claro que con esos ojos y ese cuerpazo... razones son las que sobran
PANADERA (ruborizada, de súbito): ...
CLIENTE: Por no hablar de su amabilidad y paciencia...
PANADERA (que reacciona, pero disimulando apenas una amplia sonrisa de halago): Bueno, yo...
CLIENTE: ¡Y qué buena ama de casa parece usted! Se mire por donde se mire, se respira higiene y limpieza.
PANADERA (rendidita por las alabanzas): Ande, que con esa labia... ya podrá usted...
CLIENTE (sin dejar de mirarla, ávido) No se crea, no. La verdad es que...
PANADERA: Es imposible. Seguro que lo que se proponga...
CLIENTE: (iniciando la salida): Aunque, claro, si carece de mercancía, luego no se queje de que los clientes se le marchen, o que el negocio se le vaya a pique. (Ya desde la puerta) Buenos días.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

lunes, 4 de septiembre de 2017

NI REALIDAD ABURRIDA NI IRREALIDAD DIFERENCIADA


Mis padres son unos privilegiados en algunos aspectos. Uno de ellos es que viven en un piso desde donde se puede ver el monumento más célebre de la ciudad, la pulchra leonina, es decir, la catedral de León. Desde su terraza se puede contemplar la vista que se puede observar en la imagen. A pesar de algunos edificios más bajos, se distinguen con claridad las torres (sobre todo, la meridional, más moderna), los tres vacíos hastiales y parte de la cabecera. En cualquier caso, lo suficiente como para contemplarla con deleite a lo largo de muchos momentos de luz distinta a lo largo del día.

Cuando voy, a verlos, acostumbro a sacar fotos desde allí, aprovechando sobre todo el crepúsculo, o incluso la noche para realizar algunos efectos curiosos que no se pueden obtener con luz diurna. Este fin de semana, que anduve por allí, no fue una excepción, y en dos días distintos, hice varias tomas. Las más llamativas, las del sábado, aprovechando lo que se suele llamar la hora azul: esos momentos en los que la luz solar declina rápidamente, pero aún no es de noche total, y el cielo -cuando está despejado, que en León es muy común- adquiere tonalidades azules progresivamente oscuras.

Pues bien, cuando las hube descargado, le enseñé un par de ellas a mi madre, satisfecho con el resultado, para que las pudiera ver en detalle. Con la aplastante sinceridad de que hace gala, me dijo que bueno, que vale, pero que esa imagen la veía ella muchos días, y que estaba un poco harto de verla. Algo mohíno con su reacción, le dije que pese a todo eran unas imágenes hermosas. Dijo que sí, pero que tampoco iba a dejar de hacer la comida para ponerse a verlas, porque "la tengo muy vista", afirmó, concluyente.

Decidí entonces editarlas un poco para variar los tonos y los colores, al objeto de que viera algo "distinto". Cuando se las enseñé una hora después, se las quedó mirando un rato, y dijo: "Pero esos colores no son reales; el cielo se ve verde y la catedral roja. Cualquiera puede ver que esa imagen nunca existió". Ante semejante objeción, me tuve que callar, y me dio por pensar que si la realidad cotidiana le aburre, y la irrealidad no le agrada, ¿qué le queda a mi madre como asidero a sus 80 años recién cumplidos?

Catedral de León, (Castilla y León, España)
Septiembre, 2017 ---- Nikon 2017

sábado, 2 de septiembre de 2017

MAX AUB, COMO ATENUANTE (MICRORRELATO)

Sí, señor juez, ya confesé en su momento. Pero debe usted saber que ese libro me produjo un efecto de euforia como nada en la vida había logrado, ni siquiera conseguir tras acoso y derribo a la Micaela, la moza de mejor cuerpo de mi pueblo. Es que ese libro... lo decía todo con exactitud, no sobraba nada, es perfecto: unas pocas líneas y ya era todo. Tendría usted que leerlo, de verdad, es muy chiquito, apenas 80 páginas mal contadas. Y ahí se ve todo, cómo se puede justificar casi cualquier asesinato o, al menos, argumentar atenuantes. Comprenderá que con semejante lista de excusas, no iba yo a desaprovechar la mía. Y además, mi mujer nunca debió compararme con el Monterroso. Bien sé yo que nunca llegaré a su altura (la literaria, ya me entiende). Pero con esas cosas no se juega, no. No, cuando se lleva intentando toda una vida conseguir una obra maestra, imperecedera, que persista en las antologías cuando yo ya no exista. Señor juez, debe ser usted justo, debe comprenderme. Léase el libro, señoría, se lo ruego. No hay mejor manual de jurisprudencia.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

jueves, 31 de agosto de 2017

EL FUTURO DESGRACIADO DEL PULPO



El pulpo no es un animal muy bello, según los cánones humanos. Nos resulta poco antropomorfo. Esa enorme cabeza, con ese ojo de pupila horizontal e inquietante, y esos ocho tentáculos armados de múltiples ventosas, unido a su velocidad de desplazamiento en el agua y al peculiar modo de huir soltando un chorro de tinta, dispararon la imaginación tanto de los navegantes como de los escritores, que hicieron de él uno de los más habituales ejemplos de monstruos marinos.

Sin embargo, hoy sabemos que, pese a que nos resulte estéticamente igual de extraño que siempre, nada de esa fama terrible es cierta; al contrario, parece un animal extremadamente tímido y huidizo. A mayores, también se ha podido determinar, con experimentos en laboratorio, que su inteligencia es asombrosa, que tiene sorprendente capacidad de aprendizaje, y que resulta ser el “cerebro” más impresionante de los invertebrados.

Por desgracia para él, los humanos también conocemos las bondades de su carne, una vez cocida alrededor de media hora en recipientes de cobre, tras haberlo escaldado previamente tres veces en agua en ebullición. Si a su troceado con tijeras, se le añade aceite crudo, sal gruesa, pimentón y trozos de patata cocidas en la misma agua resultante de cocerlo a él, la experiencia suele ser mágica o religiosa. Ésa es hoy su tragedia. No tanto las leyendas del pasado como las gulas del presente y, sobre todo, el crecimiento progresivo de la cantidad de personas que quieren degustarlo.

En Fuengirola (Málaga, Andalucía, España) 
Enero, 2017 ----- Nikon D500

miércoles, 30 de agosto de 2017

NOVELA vs. ENSAYO (Y UNA CASUALIDAD LECTORA)

He venido creyendo, con los años, que a medida que uno cumplía años uno se va decantando más hacia el ensayo, porque cuanto mayor es la experiencia lectora que se va adquiriendo, a las novelas se les pide mucho más y los ensayos provocan cada vez mayor curiosidad. Con todo, sigo leyendo mucha literatura de ficción, pues la experiencia que te transmite un buen libro de relatos o una espléndida novela no es como la que te proporciona un buen ensayo. Vamos, que nada hay como una buena historia. Y por ello, me da una rabia enorme que una experiencia tan potente y tan barata como la lectura, tan estimulante y rejuvenecedora, no tenga mayor aceptación.


Pienso eso así, exactamente con esas palabras. Lo malo es que acabo de verlas reproducidas en una entrevista que Tomás Val le hizo a Lola Larumbe, responsable de la Librería Rafael Alberti, en la revista Mercurio, de mayo del corriente. Y, claro, ahora me debato en cuestiones de derechos de autor, de originalidad de pensamiento, de anticipación a la hora de decirlo. Un cristo, vamos.

martes, 29 de agosto de 2017

BREVE SUEÑO AL BORDE DEL MAR



Al lado de la playa, recibiendo el dulce sol invernal, que ilumina pero no calienta, una mujer dormita bajo una palmera. Dos bicicletas se encuentran al lado. Tal vez sea la suya y de su pareja; acaso, la de una amiga. Puede que pertenezcan a otras personas cercanas, que el encuadre nos hurta. Da lo mismo, porque lo que nos interesa ahora es el sueño de la joven, sobre el que podemos especular cuanto queramos. Un sueño leve, con cierta incomodidad física, pero necesario seguramente por las cargas familiares o el estrés navideño. Unos instantes de recarga de energía, de aislamiento de todo y de todos, antes de volver a las obligaciones festivas, tal vez conyugales, acaso familiares. En esa cabeza ladeada, serena y despreocupada, se fundamenta el impulso necesario para el nuevo año que se aproxima con rapidez. El sueño inunda su lasitud. Cuando se levante, una persona nueva brotará de su interior y afrontará el resto de la jornada con ánimo de mayor recorrido. Incluso una sonrisa decidida, que muestre a los demás lo dispuesto de su renovado ánimo, que durará -es posible- hasta el próximo dulce sueño.

Playa de la Malagueta (Málaga, Andalucía, España)
Enero, 2017 ----- Nikon D500

domingo, 27 de agosto de 2017

NESSIE (MICRORRELATO)

No sé por qué me dejé embaucar. Que si Escocia era un destino ideal, que si su historia y misterios eran inigualables, que si la paz que allí se respira es un antídoto contra todo, que si yo quiero ir y si no vienes ahí te quedas. Todo, razones muy convincentes, como se ve. Al final, fuimos. Lo primero, alquilar el auto. Lo segundo, llegarnos hasta las inmediaciones del lago. Qué aburrimiento de espera. Y qué de estupideces llegué a oír, cuando el viento rizaba alguna ola y encendía su imaginación. Así un día y otro día. Habíamos ido al norte de Gran Bretaña para hacer horas junto a un lago a la espera de la anhelada aparición de lo que nunca existió. Al final del cuarto día de tedio, me marché sin decirle nada. A pesar de ello, no debió notar mi ausencia: tan abstraída se hallaba. Pasaron los días, y ella no regresaba. A pesar de mi enfado, realicé algunas gestiones. Pero los días pasaban y no hubo noticias; tampoco llamada alguna. Lo malo es que nada de lo que pienso cabría en un escrito diplomático. Albergo la secreta esperanza de que se durmiera, se cayera, se ahogara. O incluso que al final lo viera, que establecieran amistad, y que se la llevara para siempre. O que se la comiera, vaya.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

sábado, 26 de agosto de 2017

RETRATO EN LA MEZQUITA



Cualquier momento es bueno. Cualquier lugar es válido. Vivimos en la época de la imagen, la edad de oro de las fotos. No es tan claro que lo sea también de la fotografía. Pero, fotos, son millones las que cada día se hacen. En cualquier lugar, en cualquier postura, a cualquier persona, objeto, paisaje, monumento, situación.
Cualquier momento es bueno. En este caso, las dos mujeres se hallan sentadas en la Mezquita de Córdoba, cerca de la maqsura, o zona de oración para los mandatarios, la más decorada, acaso también la más hermosa. Pero eso queda en un segundo plano, cuando se trata de hacerse unas fotos que acrediten que se estuvo allí. Si es necesario, uno se sienta en el suelo, se tumba, se echa, se sube, se balancea, etc. El móvil sirve. Cada vez, las cámaras quedan más apartadas. El móvil lo hace todo. En este caso, no retratará la longeva perfección de la más hermosa mezquita conservada. El objetivo será la compañera de la que tire la foto. No sabremos cómo quedaría, aunque por su esfuerzo podemos anticipar que tal vez compondría una buena toma. Sí conoceremos la combinación resultante entre su acción y la luz que la envolvía. Desde lejos. Sin que se dieran cuenta.
En la Mezquita de Córdoba (Andalucía, España)
Diciembre, 2016 ----- Nikon D500

viernes, 25 de agosto de 2017

MI PALABRERÍO CANALLA (26)

CHANCRO: Castigo divino de características ulcerosas por penetrar en cuevas sin esterilizar, por pensar sólo con los bajos y por racanería preservativa.
CHÁNDAL: Conjunto de dos piezas (pantalón largo y chaqueta con cremallera) que en su momento se puso de moda para que quienes jamás hacen deporte puedan exhibirlo a la hora de hacer la compra del periódico dominical y de la barra de pan reglamentaria.
CHARLOTADA: Espectáculo humorístico-taurino, valga el oxímoron, que consiste en hacer como que se torea, como que se engaña al novillo, como que uno se cae, como que uno se revuelca, para gran carcajada de los chiquillos, sonrisas malévolas de los adolescentes y sólo sonrisillas condescendientes entre los adultos.
CHECA: Cárcel inventada por los comunistas donde experimentaron gran cantidad de medios para lograr que los que se empecinaban en criticar tan excelso régimen recapacitasen con tranquilidad. Luego, se retractasen de su error y, más adelante, en agradecimiento, fuesen por ahí publicitando las bondades que, incomprensiblemente, no fueron capaces de apreciar en un principio. Aunque esto último fue poco frecuente, pues la mayoría se obstinó en morirse antes, alardeando de patriotismo.
CHISTE: Microhistoria de base real o imaginaria, con pretensiones de divertimento, cuyo objeto es hacer rentable socialmente a algunas personas aquello que no pueden dejar de hacer ni siquiera mientras duermen. Y es que cada uno se realiza como puede; o como le dejan.
CHOVINISMO: Exclusivismo patrio, que viene a decir que todo lo relativo al lugar donde uno nace es mejor que todo lo demás, y como prueba demostrativa de tal aserto, se ofrece un cuadrilátero donde poder dirimir tal cuestión de forma civilizada.
CHULO (DE PUTAS): Matón de cierta estatura y magros posibles, que tuvo que reconvertir su deseo de ser boxeador o vago (ambos, en su faceta profesionalizada), y dedicarse a obtener beneficios de alguien cuya extorsión no les supusiera señales violáceas en el rostro y contusiones cerebrales, como les sucedía antes.
CHUSMA: Masa informe que vocifera y patalea con cierta asiduidad, manipulada por gente de habilidades demagógicas y convincentes, al objeto de reclamar algo que aparentemente la beneficiaría a ella, pero que invariablemente beneficia siempre a los inductores, como es natural.
CIELO: Lugar mítico de bienestar imperecedero, donde se cree que van a parar los incautos que han llevado un proyecto de vida de vivir sin vivir y que han invertido penas y privaciones por lograr una plaza en él que rentabilice tales pesares.
CIENCIA: Cada una de las ramas en que se divide el saber humano, después de haberla ido desbastando de superchería, religión y esoterismos.

Del libro inédito Palabrerío canalla, 1999

jueves, 24 de agosto de 2017

UN AULA IMPROVISADA


Desde hace varios años -obligado te veas-, fatigo con asiduidad los muchos rastros, brocantes y vide-greniers, que por los tres países que frecuento vamos encontrando. Me he acostumbrado a ellos, y he aprendido a captar las maravillas que se esconden entre tanta cochambre, y también a captar belleza donde sólo suele haber herrumbres, inutilidades y vejeces.

Esto que muestro hoy es una de esas casualidades que, no por habituales en Francia, dejan de sorprenderme. Lo que me llamó la atención no fueron los objetos en sí, sino su disposición, la idea de la vendedora de mostrar a los posibles compradores una idea de aula, con los elementos mínimos necesarios para poder llamarla así. Si acaso, faltaría una pizarra, pero el contexto tampoco nos aconseja exigir demasiado. Ya es increíble que en una situación de éstas quien venda tenga una idea estética y hasta semántica de ofrecer sus mercancías. De ese modo, el pequeño pupitre, la mesa chiquita (con todos sus cajones), unos pocos libros y una grapadora como todo utillaje escolar, ya enternecen el alma. Si a eso añadimos la cuidada disposición de los mapas para que no aparezcan amontonados sin más, sino que encuadren con mimo la escena, debemos reconocerle a la autora de dicho “escaparate” un mérito que acaso no tengan muchos de Zara o El Corte Inglés.


Por un momento, uno se vio trasladado al aula de nuevo, a una de aquellas que nos albergaron hace tanto y que consolidaron los cimientos de lo que ahora uno es. Sólo por eso, ya merecía un homenaje, en forma de sonrisa, en forma de fotografía, en forma de estampa, como ahora hago.

Rastro en Monestiés (Tarn, Midi-Pyrénées, Francia)
Agosto 2017 ----- Nikon D500

miércoles, 23 de agosto de 2017

BISOÑEZ MILAGRERA (MICRORRELATO)

El hijo le dice a la madre que aún no es tiempo, que no está preparado, que no puede mostrarse aún al mundo, que no lo ha hecho nunca, que están en una boda, que los protagonistas han de ser los desposados, que si la falta de previsión ante unos invitados tan bebedores ha llevado al desastre, no es culpa suya; y que no le apetece, en suma. La madre insiste una y otra vez. Hasta que al hijo no le queda otro remedio que actuar. De mala gana, pide que le traigan tinajas con agua, chasquea los dedos, y de pronto el líquido se vuelve oscuro, burbujeante, aromático. Los invitados, casi ebrios, lo prueban de inmediato. Es el delirio. La concurrencia está encantada. El hijo entiende tamaño éxito, pero, prudente, se retira. Todos se dedican a cantar las cualidades del novedoso brebaje y, dando a conocer dicho producto, inventarán el noble oficio de la publicidad. Sólo unas horas después de que el maestro creara La Chispa de la Vida.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

martes, 22 de agosto de 2017

LA ESFINGE VIGILA AL FARAÓN


La esfinge es una de las muchas que jalonaron el camino de acceso al templo. Lo protegía de los malos espíritus y preparaba la solemnidad antes de llegar a los pilonos de la entrada. Representan animales echados con cabeza de carnero. Como en Karnak. Sólo que esto no es Karnak. Ni Luxor. Ni estamos en Egipto, sino en Turín, en el Museo Egipcio. Y aquí la esfinge ya no protege al faraón Mentuhotep II, sino que lo vigila. El trato con los dioses molesta a la esfinge, y le irrita su perpetua ofrenda con sus vasos globulares. De ahí su ceño y su malcarado perfil. Lo vigila, atenta a cualquier variación, a cualquier intervención divina. Permanece al acecho, mientras aguanta estoica los miles de fotografías de los asombrados visitantes. Para ella eso no representa un problema. La sonrisa eterna del faraón, sí.

Esfinge del templo de Amón en Karnak, y estatua de Mentuhotep II (1425-1400 a.C), en Turín (Piamonte, Italia)
Julio, 2016 ----- Panasonic Lumix G6


lunes, 21 de agosto de 2017

LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (12)

Pregunta 17

¿Estaría dispuesto a volverse extremadamente feo en el aspecto físico
si eso significase que viviría mil años con la edad que usted eligiera?

He aquí otra de esas preguntas chorras que si uno las adorna puede sacar algo, pero que en sí son una gilipollez monumental. Es como los caracoles o como la pasta, que lo importante no son ellos en sí, sino la salsa con que son aderezados. Para responder adecuadamente a tal futurible debería preguntarme sobre la fealdad y sobre la inmortalidad y si yo deseara esta última. Creo que 80 años bien vividos y aprovechados pueden dar un juego espléndido, y quien opine lo contrario es que no sabe vivir o las circunstancias le han sido particularmente adversas. No me gustaría la inmortalidad, ni vivir mil años, aunque no me importaría echar una ojeada sobre lo que pasara en esa edad, pero regresando a mi tiempo. No me gusta la inmortalidad física, no porque aparente una prepotencia que enmascara la imposibilidad de hacer de una vida cronológicamente normal el marco óptimo de una existencia grata, sino porque vivir más de lo que la biología y la tecnología nos han señalado acarrea siempre más inconvenientes mentales que los beneficios que pudiere ofrecer. Entre esos perjuicios no sería el menor la atroz soledad mental y la pérdida de todo lo querido. Decididamente, no quiero ser inmortal, aunque me fuera factible serlo. Por lo tanto, lo referido a la fealdad se sigue por lógica.


Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron creados entre 1998 y 1999

domingo, 20 de agosto de 2017

DE NUEVO, SANT CLIMENT DE TAÜLL


Conocí Taüll hace años, de la mano de un amigo muy querido a quien, por los vericuetos de una vida azarosa, he perdido la pista. Fue una revelación. No sólo por su docta compañía, ni por lo atípico del viaje, sino por contemplar por primera vez una de mis obras fetiche, que tanto me había gustado estudiar, en su momento, y a la que tanto tratamiento he otorgado en mis clases, entonces y ahora. Este verano volví, casi 20 años después.

Siempre me pareció increíble que algo tan pequeño pudiera proporcionarme tanta energía, tanta plenitud. La iglesia, uno de las muestras más puras del románico lombardo en Cataluña, presenta dos marcas que le son propias, y por los que hasta los más iletrados la recuerdan siempre. Su excepcional pantocrátor pintado de su ábside central (extraído hace años, hoy se exhibe con orgullo en el MNAC de Barcelona), y su inconfundible torre de seis pisos, la más hermosa del románico hispano, con permiso de la muy cercana de Eril-la-Vall.

La otra vez no pude subir por ella. No recuerdo el motivo. Pero esta vez sí. Y pese a la gradiente de subida, a la cantidad de personas que confluímos en la operación, pese a todo, pude contemplar a mi antojo el valle de Boí-Taüll durante unos minutos gozosos, gracias a que por fortuna la gleba turista se conforma con los primeros pisos, y pocos prosiguen hasta el final (toda una filosofía de vida subyace en ello). Por eso, todo el valle, las imponentes montañas rodeándonos por todos lados, y la ensoñación de estar escuchando cómo abajo los canteros, escultores y pintores construían la basílica nueve siglos atrás, se ensamblaron en otro momento feliz -distinto- ante mi mirada.

En Taüll (Lérida, Cataluña, España)
Julio, 2017 ----- Nikon D500

sábado, 19 de agosto de 2017

HITOS DE MI ESCALERA (21)

El último curso que pasé en el instituto fue el mejor. También el peor. Cualquiera que haya estudiado el COU o el segundo de Bachillerato actual lo sabrá bien. Es el peor curso de todos los de la enseñanza secundaria, porque se dispone de un mes menos, y la materia y exigencia de cada asignatura son considerablemente superiores. Si a eso añadimos que ya de aquélla yo tenía como objetivo básico en la vida sacar las mejores notas posibles, pues se tiene como resultado un curso en el que aprendí muchísimas cosas y que para mí fue muy instructivo a nivel académico, pero en el que acabé al borde de la extenuación.

En realidad, a priori tenía todo cuanto había elegido. Letras puras. Sin griego, eso sí, porque la interfecta que ostentaba la cátedra de dicha materia tenía mucha información, pero era lerda por completo a la hora de ordenarla y carecía de las más mínimas dotes didácticas. Pero no hay que achacarle a ella todo el problema. En COU iba a estudiar por primera vez de forma sistemática Historia del Arte, y ambas asignaturas no eran compatibles. O una, u otra. Y el arte venció, por supuesto. Y lo hizo de forma aplastante. Y aunque antes me había empezado a gustar, sería este curso cuando, con la ayuda del tremendo volumen de nuestro manual de Anaya (más de 1.000 páginas) empecé a hurgar de forma sistemática por los mundos de la arquitectura, la escultura y la pintura. Aunque también del cine, porque aquel volumen traía una introducción de 35 páginas de lo que había sido la evolución del Séptimo Arte. De modo que el curso dio de sí muchísimo en el apartado artístico.

Pero no sólo. Letras puras. Lengua, Literatura española, Latín, Hª Contemporánea, Francés. Podría contar docenas de anécdotas de este curso, el que más huella en mi memoria dejó. Recuerdos de muchos tipos, pero todos ellos asociados al agotamiento producido por  una responsabilidad absoluta y una ambición sin más límites que los que mis limitadas dotes y mi menor edad me marcaban, que me impidieron siempre ser el número uno de  la clase (aunque en el podio me mantuve hasta el final).

Ese curso aprendí muchísimo de casi todo lo que estudié. Aunque debo admitir que sólo tres asignaturas colmaron mi felicidad, además de mis necesidades de conocimiento: el referido Arte, la Literatura española y la Hª Contemporánea. De lo primero ya queda apuntado algo. Con la literatura, creo que aprendí por primera vez a leer de forma crítica y a paladear lo que leía. Visto desde hoy, me parece extraño, pero yo fui lector tardío (de libros literarios, se entiende), y este año fue el de mi nacimiento final hacia la poesía, la narrativa y, sobre todo, el teatro, gracias al buen hacer de un chico aspirante a dominico que estudiaba en nuestro instituto, y que no leía otra cosa que teatro y más teatro. Él fue quien me instiló el gusto por algo que yo no había visto nunca ni por el forro, salvo las obras obligatorias de clase. También fue el año en que escribí ¡mi primer cuento! (pero de eso hablaré en otro “hito”). Por último, la Historia, con la que tuve muy mala suerte casi siempre con los docentes que me la mal-impartieron. Menos mal que yo ya sabía desde finales de Primaria que era MI asignatura, que era a lo que me quería dedicar, que si no, bien poco habría aprendido. Eso sí, por mi cuenta compensé lo que la ancianita-a-punto-de-jubilarse no me enseñó, y que con el tiempo acabaría siendo lo que me diera de comer hasta la fecha. Pero eso será contado en otra ocasión.

El COU terminó, al fin. Y yo conseguí una de las matrículas que se otorgaban. En honor a la verdad, creo que me inflaron las notas para que “cuadrase”, porque no saqué tantos sobresalientes como para ello. Pero, sí. Con eso, y con mi estado de derrengamiento absoluto terminó el curso. Hasta tal punto, que ni preparé la Selectividad. Tres razones me impulsaron a una decisión que nadie que me conociera comprendió al principio: una, no necesitaba nota para comenzar Gª e Historia en León; dos, mi proverbial chulería me indicaba que “con lo que ya sabía”, me bastaba para sacar un 5, y superar el trámite; tres, estaba al borde del agotamiento. Y, sí, la estrategia se mostró exitosa... pero sólo por un pelo. Obtuve un miserable y ajustado 5'1, que gracias a mi expediente del bachillerato me dio de sobra para pasar página. Y de este modo, exhausto pero feliz, di por concluida mi vida académica en el IES Padre Isla de León. Al menos, como alumno.

viernes, 18 de agosto de 2017

(CASI) LO MEJOR DE EJEA DE LOS CABALLEROS


A pesar de su fama -injustificada, a mi modo de ver-, sólo conservaré de Ejea de los Caballeros  dos recuerdos importantes: la extraordinaria labor escultórica de las fachadas románicas de San Salvador, y lo que aquí se muestra. Eso, y un calor cada vez más insoportable para personas norteñas como yo, cada vez más amantes de lo templado, y aun de lo fresco.

Pues bien, lo que aquí puede verse es el modo original con que un bar-cafetería-pub (llamado “Casa Fau”) decoró una de sus paredes lisas. Una puerta cerrada y dos ventanas. La primera, abierta de par en par; la segunda, cerrada, pero que permite "ver" o imaginar lo que a través de ella se encuentra (plantas y pájaros). Un espacio donde contemplar una interpretación de la naturaleza, o imaginarla, que acaba siendo lo mismo. Sus dueños, en vez de pintar dicho espacio tan sólo con ese azul cielo ya de por sí sugerente, o de abrir el muro para ofrecer claridad a su interior, lo que hicieron fue ofrecer un remedo de trampantojo que a mí se me apareció como algo sorprendente, impensado -tras recorrer la ciudad- y refrescante. Más, si se tiene en cuenta que se hallaba en unos soportales que se hallaban orientados hacia el norte, y donde se podía respirar no sólo un ambiente artístico, sino también algo de corriente fresquita.

En Ejea de los Caballeros (Zaragoza, Aragón, España)

Julio, 2017 ----- Nikon D500

jueves, 17 de agosto de 2017

DESAFINADO (MICRORRELATO)

Después de tanto, vuelves a tocarme, pero estoy sin afinar. Además, no hay sintonía. Las manos no llegan al concierto. No hay dirección ni ritmo sostenido. Las miradas no convergen, disuenan. Noto tu deseo, pero no llega a suscitar el mío. Creo que hoy da lo mismo que me imagines cuerda, viento o percusión. Ni frotando, ni soplando, ni golpeando, saldrá de mí una nota. Estoy desafinado. Tú me desafinaste. Hace tiempo. Ya no serás mi arco, mi llave o mi baqueta, como al principio, cuando imaginé que sonaría de maravilla entre tus manos, cuando me impresionaste con tus conocimientos de teoría. Pero nunca fuiste buena instrumentista. Eso lo supe al poco. Hoy ya no sueno de ninguna manera. Culpa tuya.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

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