domingo, 30 de abril de 2017

HETERÓNIMOS (MICRORRELATO)

La cita era a las diez en punto, y se había especificado puntualidad extrema, británica. Como siempre, excepto Fernando, el anfitrión, cada uno llegó cuando le vino en gana, acorde a su carácter. Ello no dulcificó su ya adusta expresión. Cuando  Ricardo, el último en llegar, se hubo sentado, Fernando tomó la palabra, serio.

    —Estoy harto de vosotros. Más que harto: no os soporto ya más.
 
Los tres invitados se cruzaron una mirada de vaga sorpresa. Alberto apenas movió un músculo. Ricardo se encogió de hombros. Solo Álvaro parecía divertido.

    —Ya no me servís. Ya os conocen más que a mí. Nadie me llama ya. Hay que acabar con esto cuanto antes. 

Todos los vecinos coincidieron, sin excepción, en referir tan sólo un disparo. Sin embargo, los diarios refirieron con profusión el caso de los cuatro cadáveres, cuyo enigma irresoluble dio mucho que pensar a la policía durante los meses siguientes.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

sábado, 29 de abril de 2017

OTRO DINOSAURIO MÁS




Al igual que a Woody Allen le entraban ganas de invadir Polonia, cuando escucha algo de Wagner, yo, cuando veo alguna imagen de un dinosaurio a través de cualquier medio, me acuerdo de Tito Monterroso y de su famoso microrrelato, objeto de tanto análisis y tanta chufla; y de tanta imitación, también.

Hoy mismo, mientras editaba esta foto, me ha sobrevenido la siguiente bagatela:

Cuando el dinosaurio despertó, el tipo bajito, miope y de cara redonda que le había contado un cuento para aplacar su pertinaz insomnio, se había ido. Sintiéndose solo, la gran bestia suspiró abatida. Viéndolo desde lo lejos, el tipo bajito y miope, tomó nota, y se dispuso a escribir algo sobre el asunto. Apenas pudo alcanzar el par de líneas, no más.
Rotonda a la entrada de Burgos, por el norte (Castilla y León, España)
Marzo, 2017 ----- Nikon, D500

viernes, 28 de abril de 2017

HITOS DE MI ESCALERA (18)

A punto de cumplir los 15 años, yo llevaba coqueteando cierto tiempo con la idea de que lo religioso, en su modalidad católica, no iba ya conmigo, después de haber sido algo esencial en mi vida. Pero entonces ya no. Mi temperamento crítico, que buscaba la coherencia en todo, mi racionalidad  extrema, unida a los idealismos adolescentes, hallaban demasiadas contradicciones entre lo que leía en la Biblia (sobre todo, el Nuevo Testamento) y lo que la Iglesia predicaba. Además, nos hallábamos en plena transición política, con tiempos de cambio en muchos aspectos sociales, lo que contribuía a darme argumentos suplementarios. Lo que quiere decir que yo me encontraba a esas alturas muy desvinculado de pensamientos, obras u omisiones para con tan sacrosanta institución.

Pese a todo, en casa se mantenía un férreo control sobre el particular, llevado a cabo -en esto sí- por mi padre. Para entender mejor esto, hay que apuntar que él había estudiado hasta los 21 años en varios conventos de dominicos, y que le faltaron sólo tres años para ser ordenado definitivamente. El modo en que abandonó aquella senda da para otra historia, pero ayuda a comprender su porfía en que yo me mantuviese en “el seno de la Iglesia”. Como yo a esa edad ya no iba con mis padres a misa, se me controlaba su asistencia con un método curioso: debía recitar con bastante exactitud el argumento del evangelio correspondiente a esa jornada, y decir de qué color era la casulla del cura.

Al principio yo, obediente como había sido hasta la fecha, me tragaba todo el tostón, de principio a final. Pero caí en la cuenta de que, para dar cuenta de esos dos elementos, bastaba con llegar a la iglesia un poco antes de que el cura leyera la parte del evangelio, y mirar bien el color de su vestimenta: total, unos cinco minutos nada más; y, luego, libres para hacer de nuestra capa un sayo, o sea, volver a los futbolines, que es lo que más nos gustaba de aquélla. Lo pluralizo, porque siempre éramos dos o tres, aunque a veces me tocó ir al paripé yo solo.

El asunto funcionó varios meses, no recuerdo cuántos. Pero sí me acuerdo perfectamente del domingo en que mi padre descubrió el pastel, lo cual se produjo porque, a instancias de algún vecino que decía haberme visto “por ahí”, le entraron sospechas, y al siguiente domingo fue él a la iglesia donde yo decía que iba. Allí, efectivamente, fui, y al poco me marché. Mi padre me dejó ir, pero al regresar a casa, me cayó encima un interrogatorio sesgado en el que caí como un pardillo. Me cayó una bronca de las que se recuerdan, lágrimas de mi madre incluidas, que siempre aderezaban el cóctel, para profundizar en la idea de la culpabilidad, que siempre da mucho juego. Pero, viéndome ya sin salida, lo que hice fue protestar a voz en grito, justificando por qué no creía ya, las contraindicaciones que yo captaba, los comportamientos que ya por entonces me rechinaban de los prebostes eclesiásticos, su dominio de la humanidad occidental a lo largo de dos mil años, etcétera. Fue una clara huida hacia adelante. Arriesgué una bofetada bien dada, pero dicho hecho llegó a producirse. No se me escuchó en absoluto, y la sentencia fue bien clara: todo debía seguir como antes de mi argucia. Apesadumbrado, acepté la pena impuesta, y la cumplí dos o tres domingos. Uno de ellos, al hacerme mi padre las preguntas de rigor, dije que no tenía ni idea, porque no había ido a misa. Añadí a continuación que, pensara lo que pensara, no tenía intención de volver. Mi padre, asombrado ante mi resolución, ya no dijo nada. Y, así, desde entonces.

jueves, 27 de abril de 2017

DESORIENTACIÓN


Y tú, ¿qué miras? ¿Eres acaso mi hijo? ¿No? ¿Sabes, pues, dónde vivo? ¿Tampoco? ¿Y no me ayudarías a encontrar mi casa? Es de ladrillo con azulejos, me parece, y hay varios pisos: cinco o seis. Mi mujer me espera. Salí a tomar un café hace un rato, y al salir del bar, la plaza no me sonaba de nada. El bullicio, sí, pero la plaza… No tengo ninguna plaza cerca de mi casa. Debo de haber andado mucho. ¿Podría dejar de apuntarme con ese ojo grande? Gracias. ¿De veras no es de aquí? ¿Sabría quién podría ayudarme a encontrar mi casa? Mi mujer estará preocupada, creo.

Robado en Tarragona (Cataluña, España)
Abril, 2017 ----- Nikon D500

miércoles, 26 de abril de 2017

LO QUE NOS DEPARA EL FUTURO

Leo en el XL Semanal de esta semana una entrevista a un historiador israelí, muy famoso últimamente (Yuval Noah Harari). Lo que dice me deja pasmado por su claridad, fría y lacerante como cuchillo en la mañana. Entresaco tres momentos de la misma.
En el primero, habla sobre la imparable dependencia hacia la tecnología, que cada vez decide más por nosotros mismos. “Poco a poco le daremos al algoritmo la autoridad para tomar las decisiones más importantes de nuestras vidas”, ya que, al fin y al cabo, “todos somos algoritmos. Las máquinas y los seres vivos. Los humanos somos algoritmos orgánicos”. Pero, claro, los algoritmos informáticos fallan infinitamente menos que los orgánicos. De ahí su progresiva implantación en todos los ámbitos de la vida, desde confiar nuestra orientación a un navegador en el coche, hasta cualquier transacción (dinero, salud, emociones, sexo, etc.). Esto ya impresiona lo suyo.
En el segundo, ya pone el dedo en la llaga cuando habla de que no percibimos la realidad con la corrección debida. Dice, por ejemplo, que la probabilidad de morir en un atentado es infinitesimal comparado con que nos mate un rayo y, aun así, lo tememos más. En realidad, estamos tan atrapados por la razón de que “nadie ofrece una alternativa seria al sistema liberal, porque no tienen respuestas para las grandes preguntas de nuestra era”. Y, preguntado por cuáles son, nos apabulla con lo siguiente: “¿Qué va a pasar con el mercado de trabajo cuando la inteligencia artificial supere a los humanos en la mayoría de las tareas? ¿Qué vamos a hacer con esa nueva clase formada por cientos de millones de personas sin empleo que van a ser económicamente irrelevantes?”. Ante lo cual, lo único que se ve por doquier es “Desilusión. Millones de personas están perdiendo la fe en el sistema (…) La paradoja es que la situación es mejor que en cualquier otro período de la historia”.
Y con el tercero, nos remata sin piedad, aunque sin acritud y con mucha serenidad, como anteviendo lo inevitable, y asumiéndolo. “Es muy probable que en 100 años hayamos sido sustituidos por otra clase de entidades (…) no creo que vayamos a ser exterminados. Habrá una versión mejorada. Cíborgs. Pero no desapareceremos del todo. Todavía queda un 4 % de neandertal en nuestro ADN…
Dicho lo cual, me quedo mucho más relajado, y puedo salir tranquilamente a dar mi paseo diario.

martes, 25 de abril de 2017

NO SIEMPRE PENSANDO MAL SE ACIERTA


Siempre que veo una escena como ésta, y teniendo en cuenta mi ocupación docente, miro en derredor a ver si localizo a los padres del interfecto, para llamar la atención a los mismos, si procede, y continuar con mi estudio de campo sobre el olvido paterno de las labores de educadores cívicos, e incorporar su caso al de tantos como vemos hoy día. Sin embargo, por más que miré, no localicé a nadie que pudieran ser sus cuidadores.
La verdad es que se trataba de una plaza pública muy concurrida, en plena Semana Santa, a punto de iniciarse una procesión, y aquello era un guirigay donde cada uno estaba donde estaba, y los demás, allá penas. Pero tras mi enfado inicial, me llamó la atención la porfía del chaval por escalar la peana de la estatua de Prim, a la que no le encontraba sentido salvo el de la hazaña publicitaria personal frente a sus colegas. Además de considerar la posibilidad de que la criatura se descalabrara, quedaba el hecho de que la gola superior de dicho basamento, le haría más difícil llegar más arriba. Pero el chico insistía e insistía. Como siempre que veo algo llamativo, me pongo la cámara delante de la cara, y tiro del zoom para ver más detalles. Así, comprobé el ímprobo esfuerzo -y el cuidado- con que procuraba asirse a los bordes metálicos, combinándolos con el borde de piedra de la banda superior. Pero no entendía que prosiguiera con su insistencia, porque quedaba claro que no iba a poder subir mucho más allá.
No obstante, al final, en un último esfuerzo, el chico logró colocar mejor el pie, y encaramarse lo suficiente como para meter la mano detrás de la tiara del escudo y sacar de allí con un manotazo hábil ¡una pelota! Fue entonces cuando comprendí el interés del pequeño que desde abajo seguía con tanto interés las evoluciones del que acabó revelándose como su hermano del alma, que arriesgó un esguince o un desarreglo mayor por conseguir rescatar el divertimento del hermano. Ni que decir tiene que toda la tensión acumulada se me esfumó de inmediato y que, para expiar mis malos pensamientos iniciales, prometiera dar cuenta de mi desacierto, poniendo bien claro quién había sido el héroe del episodio y quién el prejuicioso pesimista.
En la Plaza Prim, en Reus (Tarragona, Cataluña, España)
Abril, 2017 ----- Nikon, D500

lunes, 24 de abril de 2017

NECESIDADES DE LA POLÍTICA ACTUAL

La política nos depara siempre un tema de conversación, pero es muy difícil que nos produzca placer lo que comentemos. En primer lugar, porque la política (en un sentido ideal, que no es el que impera casi nunca) pretende el bien común, no el individual; y quien opina siempre es un individuo. Jamás le lloverá a gusto a nadie, salvo a los fanáticos de uno u otro signo, los cuales no cuentan, porque sus incapacidades les aproximan a la idiocia, lo que les anula la capacidad de comprensión y de diálogo. En segundo lugar, porque cada época muestra sus principales carencias con mucha claridad en este campo de lo público. Y la nuestra ofrece su flanco abierto desde kilómetros de distancia: falta tanta decencia como sobra ambición, pero sobre todo faltan líderes poderosos que sean capaces de elevar las mínimas conciencias desde sus bajuras actuales hasta un proyecto común creativo, ilusionante, y con vocación de avance, no de retroceso a tiempos “mejores”. Se precisan líderes claros -a la vieja usanza- que guíen a una ciudadanía hastiada e indignada, pero sumisa y desconcertada como hacía mucho tiempo que no se veía así. En tercer lugar, porque la revolución tecnológica ha introducido la política vía internet, vía móvil, vía redes sociales, de un modo tal que recuerda mucho al hastío ante algo que no se ha pedido para nada, pero que se encuentra por todas partes, y ante lo que todos opinamos de continuo.  Eso hace que hasta los que más descreen o pasan de ella, suelten lindezas en un tuit, compartan lo que leen en los medios digitales, o se enganchan a una playlist de raperos anti-sistema. Toda esa sobresaturación no propende a la reflexión regeneradora, sino al hartazgo, carburante excelente para quienes con dos o tres ideas sin hilván inflaman el malestar y con él se encaraman al poder que tanto les tienta. Así, dan la impresión de crear nuevos liderazgos y mostrar nuevos puntos de partida, sin ser ni una cosa ni la otra. Sí, son malos tiempos para la lírica. Pero, que yo recuerde, jamás fueron buenos.

domingo, 23 de abril de 2017

LIBROS, TODOS LOS DÍAS


No hoy, sino todos los días, días de libros, libros, libros. De libros que surgen con facilidad, o que se resisten a aparecer; de libros que nos recreen, que nos formen; de libros que nos remuevan, que nos evadan; de libros que nos permitan dialogar, a los que podamos criticar o amar para siempre; de libros que nos muevan a más lecturas tras la inicial, que nos transformen; de libros que nos inspiren, que nos sacudan el interior; de libros que sirvan de espejo, o de esquina inmaterial donde sea grato el refugio. De libros, libros, libros. No hoy, sino todos los días, todos.

Librería Amagada, al lado del Monasterio de Santes Creus (Tarragona, Cataluña, España)
Abril 2017 ----- Nikon D500

viernes, 21 de abril de 2017

POR COBARDÍA (MICRORRELATO)

—Eres un cobarde —dijo—, un indeciso, un fracasado, que nunca sirvió más que para dar bulto al cuerpo que respiraba por ti, que has dado de lado todas las oportunidades que la vida te fue brindando, que rechazaste cuanta posibilidad de ser un héroe anónimo fue surgiendo y que diste esquinazo a cada promesa que hiciste a quienes no merecías no ya su interés por tu persona, sino meramente su compañía. Eres un cobarde, pero no uno cualquiera, sino de la peor especie posible: la de los que lo saben, pero intentan ocultarlo con la apariencia de otras actitudes de desapego, aislamiento, torres de marfil y otras estupideces, que argumentas con vehemencia bien aprendida, a poco que se te saque el tema. Tu cobardía es la peor, porque no sólo te afecta a ti (ése sería un mal menor) sino que influyó en todas aquellas personas que se interesaron por tu vida, que te quisieron sin reciprocidad, que frustró tantas iniciativas, que abrasó tantos recuerdos. Eres un cobarde absoluto, de los que merecen ser castigados por ello, de los que no merecen la vida que arbitrariamente les fue concedida.

Y disparó, a continuación. El espejo saltó hecho añicos. La bala se incrustó en la pared. Ninguna esquirla rebotó.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

jueves, 20 de abril de 2017

COMIDA CON AMOR



La comida es algo que nos alegra la vida. Lo obvio es que nos nutre, que sirve para alimentar nuestros cuerpos. Pero la comida puede ser también uno de los fuegos que nos caliente el alma, que nos muestre las infinitas posibilidades que los ingredientes atesoran, y que son inagotables en sus combinaciones. A esa llama nos acogemos quienes pensamos que comer es algo más que ingerir y digerir alimentos. A ese calor nos arrimamos quienes creemos que la comida puede ser una absoluta manifestación de amor.
Tosta de rulo de cabra, emparedado de fresas y aguacate (creación de Frabisa)
Abril, 2017 ----- Nikon D500 

martes, 18 de abril de 2017

LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (7)

Pregunta 10

En su opinión, ¿qué sexo tiene una existencia más fácil en nuestra cultura? ¿Alguna vez sintió deseos de pertenecer al sexo opuesto?

Preguntas ambas, de respuesta obvia en el primer caso (el masculino) y nítida en el segundo (no).

Pero no en nuestra cultura, no: en cualquiera del 99 % de las culturas, el varón dispone de muchos más privilegios, menos cuanto más avanzada sea esa cultura. Poco a poco ha ido cediendo terreno y concediendo derechos, pero más a nivel teórico o legal, que en la realidad práctica del día a día. En última instancia, a poquito que se profundice, cada hombre esconde a un furibundo machista. Y muchos, incluso en primera. Esta es una de las grandes contradicciones del ser humano como especie, que prefiere no contar con el concurso de la mitad de sus miembros, alegando razones tan estúpidas como ancestrales y subconscientes. Por esta razón, si nos encontramos en un desarrollo de índice 100 (por ejemplo), de haber sido otra la situación de la mujer a lo largo de la Historia, estaríamos en un índice varias veces superior, con diferencia.

Por lo que respecta a estar a gusto con el sexo que me ha tocado, debo decir que jamás me planteé esa posibilidad, tanto a nivel ucrónico como futurible. Bien porque mis hormonas y educación no hayan desestabilizado lo que la biología y el azar determinaron, bien por mi pragmatismo nítido, que me obliga a aprovechar y explotar al máximo lo que tengo y dejarme de gastos inútiles de energía anhelando lo que no podrá ser.

Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron creados entre 1998 y 1999

lunes, 17 de abril de 2017

MUÑECOS



El muñeco es pequeño, risueño, vulgar, juguetón. Invita al viandante a unirse a sus juegos, con sus manitas abiertas. No todos entendemos sus propuestas. La mayoría pasa de largo. Pero él no se amilana, e insiste. Siempre hay alguien a quien seducir. Siempre hay con quien prorrogar el tiempo con divertimentos varios.
La muñeca es más grande, impasible, elegante, melancólica. No mira a nadie. Tan sólo atiende a sus propios ensueños, donde vive afincada desde hace tiempo. Son sus pensamientos, sus deseos ocultos, su soledad atenuada por la admiración que procuran sus cabellos, los únicos embelecos a los que atiende, mientras se engaña para siempre.
Ambos son hermanos. De diferente padre. De diferente madre. Sólo comparten el mismo lugar en el puesto donde su dueño los vende. Y no todos los días.
Mercadillo en Reus (Tarragona, Cataluña, España)
Abril, 2017 ----- Nikon D500

domingo, 16 de abril de 2017

MI PALABRERÍO CANALLA (18)

BESTIALISMO: Concúbito entre humano y animal, que suele ser un tanto desproporcionado, dado que quien lleva la iniciativa es siempre el humano, y el animal raramente puede ejercer su derecho a la libertad de opinión. Común y habitual en medios rurales, en los urbanos es objeto de gran reprobación, como si la coyunda entre humanos no supusiera hacerlo entre animales.
BIBLIA: Maravilloso conjunto de libros cuya calidad literaria sólo es comparable a la ceguera vesánica y a la sevicia reiterada con que determinados personajes han interpretado e impuesto como verdades inconcusas, los estupendos y aprovechabilísimos episodios mitológicos que contiene.
BIBLIOMANÍA: Alteración maníaca que toma a los libros como si fueran seres vivos, con los que se habla, conversa, discute y a los cuales se trata con mimos impensables, más incluso que si se tratase de una persona. En el fondo, todo bibliómano es un pobre ser que no se da cuenta de que los seres humanos, en sus múltiples registros son mucho más sabios que los libros, más manejables, más fieles, más provechosos. Valga la ironía, entiéndase.
BIBLIOTECA: Universo geométrico que se distingue por albergar a su vez un número variable y tal vez infinito de otros universos caracterizados porque su fisonomía y contenidos cambian de modo notable, dependiendo de los rasgos cualitativos de quienes los observen.
BIEN: Lo contrario del mal (v.), oiga; y a ver quién es el que me susurra una definición imparcial de ambos, que pueda servir para este diccionario tan ecuánime y objetivo.
BIOGRAFÍA: Colección de fragmentos de una vida hilvanados fragmentaria y selectivamente por quien no la vivió, cuya antología, ordenación y montaje tienen un final hagiográfico o cáustico, sin posibilidades intermedias, tal vez porque si se opta por éstas a nadie le interesaría la vida del otro.
BLASFEMIA: Transgresión lingüística que aúna la libertad de expresión con la venganza hacia la inhibición divina, y con la que a veces, si es procedente y no mecánica, se queda uno como dios. Lo-juro-por-el-niño-Jesús.
BLENORRAGIA: Moco fluido aunque espeso que emana del sexo, pero que no tiene que ver con otro tipo de líquidos más esperados y deseables; aparece como consecuencia de lubricidades descocadas practicadas sin requerir comprobantes de ITV, o documentación de fiabilidad similar.
BLOQUEO: Situación en que ni un pasito pa’lante-María, ni un pasito pa’trás. Vamos, que la cosa queda como un poco estancada, y resulta tan poco creativa que incluso puede hacer renunciar al sujeto paciente de sus anteriores anhelos artísticos. Si se prolonga en el tiempo, puede llegar a oler mal, sobre todo si andan los políticos estadounidenses de por medio.
BODA: Ceremonia civil o religiosa que une legalmente dos pretensiones de naturaleza, inteligencia y pretensiones diferentes, cuando no opuestas; posee gran utilidad económico-fiscal para los contrayentes, y también para el ramo hostelero.

Del libro inédito Palabrerío canalla, 1999

sábado, 15 de abril de 2017

LOS RITOS SIGUEN SU CAMINO


Este año hemos huido de las procesiones. Esta foto no sugiere añoranza de las mismas, y mucho menos hacer penitencia por ello. O tal vez sí.

Cofrades trompeteros en Zamora (Castilla y León, España)
Marzo, 2010 ----- Nikon D100

viernes, 14 de abril de 2017

GIRO FINAL (MICRORRELATO)

Su familia era la que le venía clavando la puntilla en los dos últimos años de inconvenientes seguidos, sin pausa ni aparente solución. Lejos de comprenderlo, la mujer y los dos hijos lo responsabilizaban del momento terrible que estaban viviendo. Así, él era el culpable de estar en el paro, de que no hubiese suficiente dinero para llegar a fin de mes, de que la despensa estuviera a medias o peor todavía, de que los deseos de los chicos para estar a la última no pudiesen realizarse, de que los arreglos de la casa hubieran de demorarse tiempo y tiempo, de haber tenido que vender uno de los dos coches y algunos enseres para capear el temporal, de las malas relaciones con los familiares que hubieran podido ayudarles, de las amenazas de embargo y de los cortes intermitentes de luz y gas. Por eso, y por considerar que era imposible razonar con aquella mujer y sus dos criaturas, educadas a imagen y semejanza de ella, y porque si bien lo miraba, no quedaba más que una salida digna, ese domingo madrugó mucho más de lo habitual. Aún no había amanecido. La noche seguía oscura cuando terminó el desayuno y recogió los cacharros. Se sentó con cierta rigidez solemne. Sobre la mesa de la cocina, recién sacado de su caja y de su funda, el revólver que en días mejores se había comprado para disponer de cierta protección en aquella casa algo alejada de todos. Cargó el tambor sin dejar ningún hueco. Lo hizo con movimientos lentos, como pensando en la trascendencia de lo que iba a hacer. Pero lo cierto es que no pensaba en nada. Sólo contemplaba el brillo del fluorescente sobre el metal, que de puro nuevo aún refulgía. No consideró la posibilidad de una carta explicativa. Sólo un gesto, una acción, y todo acabaría definitivamente. Asentó con firmeza su mano sobre la culata, y amartilló el arma. Antes de volarse la cabeza, dio en mirar por la ventana, y lo que vio lo estremeció: un amanecer extraordinario en el que las luces cárdenas daban latigazos horizontales sobre su conciencia, donde la oscuridad de lo más próximo se dejaba invadir por la proximidad creciente de una nueva policromía de belleza momentánea, que arrobó su pensamiento y su acción. Los recuerdos lo traicionaron otra vez. Su débil carácter lo forzó a dejar el revólver sobre la mesa, mientras bajaba la cabeza, sollozando. Cuando volvió a mirar por la ventana, el día ofrecía otro tipo de belleza cambiante, pero que irradiaba una extraña paz. Una paz que en este caso se amplificó durante unos instantes eternos por la lente convexa de sus lágrimas.

Del libro inédito Micrólogos, 2012

jueves, 13 de abril de 2017

PARAGUAS PARA EL RÍO


Cuando divisamos, desde lo alto del Col de la Forclaz, el lago de Annecy, nos estremecimos ante tanta belleza. Cuando llegamos a la localidad homónima, justo al extremo norte del lago, nos sorprendió la ajustada mezcla de lugar antiguo, bellamente ofrecido a los turistas, sin agobios extremos. Al recorrer sus calles, nos maravilló una instalación que se hallaba a lo largo del tramo del río Thiou, que rinde sus aguas allí mismo, en el lago. Una serie de paraguas amarillos se encontraban sobre el agua, como protegiendo al río de la lluvia que se avecinaba próxima. El aguacero estaba comenzando cuando arribamos a sus orillas. Unos instantes después, descargó todo lo que debía. Los paraguas aguantaron el aguacero, rodeados de miríadas de gotitas que burbujeaban en la superficie. Nosotros, también.

Instalación en Annecy (Alta Saboya, Rhône-Alpes, Francia)
Julio, 2017 ----- Panasonic Lumix G6

miércoles, 12 de abril de 2017

TESTAMENTO BIOLÓGICO

No sabemos por qué, pero no entendemos el valor de los momentos hasta que se han convertido en recuerdos.

Lo que sí sabemos es que cuando perdemos esos recuerdos, vamos perdiendo de modo progresivo nuestro yo más personal e íntimo.

Para tenerlos, hay que vivirlos. Pero si, con todo, se pierden por uno de esos azares perros de la vida, lo que quede de vida celular no merece la pena. Además, los problemas, sufrimientos y gastos que origina en las personas próximas resultan poco tolerables. Y ese dolor resulta siempre estéril. Es mejor cortar de forma radical.

A la espera de que se formalice en papel ante fedatario público, quede esta nota como testamento biológico del autor de estas líneas, autorizando cualquier acción en su nombre que dé fin a la despersonalización de quien esto escribe, y al sufrimiento infinito de quien conmigo se halle.

martes, 11 de abril de 2017

VERTICALIDAD DEL GÓTICO


Para quien albergue dudas sobre el impulso ascensional y vertical del arte gótico, valga como muestra este conjunto de pináculos y chapiteles de la Catedral de Burgos, vistos desde la Plaza del Huerto del Rey


Catedral de Burgos (Castilla y León, España)
Marzo, 2017 ----- Nikon D500

lunes, 10 de abril de 2017

LAS PREGUNTAS DE GREGORY STOCK (6)

Pregunta 5

En el caso de desarrollarse un nuevo medicamento que curara la artritis pero provocara una reacción fatal en el uno por ciento de las personas que lo tomaran, ¿desearía usted que se lo suministrara al público?

Por supuesto que sí. El porcentaje de muertes es mínimo en comparación con el número de vidas que verían mitigados sus sufridas existencias. Yo me decantaría por el lado más pragmático posible, siempre que se advirtiera a quienes lo tomasen de esa posibilidad, como cuando uno come libremente ese pescado japonés, cuya hiel venenosa puede matar si por error del cocinero es manipulada de manera incorrecta. Incluso yo, si la padeciese, me administraría el fármaco. Las contraindicaciones jamás deben retrasar cualquier procedimiento que erradique el dolor improductivo. De hecho, la mayoría de los medicamentos cuenta con un porcentaje variable de posibilidades de error o reacción contraria. Y eso jamás ha arredrado a ningún avance sobre el particular. Creo que el autor no ha planteado bien la pregunta, porque todo lo que sea formularla con menos del 50 % de dicha “reacción fatal”, aboca a una respuesta positiva. Y aún más. Si dicha cuestión se le ofrece a un enfermo terminal de la misma, seguro que se prestaría gustoso a experimentar con la novedad, a cambio de una probabilidad negativa aún más alta. Cuando no se tiene mucho que perder, uno se vuelve mucho menos exigente. Es una pena que tengamos que estar en esas circunstancias para comportarnos de manera tan cabal.


Pd/ Los textos que responden a las cuestiones formuladas en El libro de las preguntas de Gregory Stock, fueron creados entre 1998 y 1999

viernes, 7 de abril de 2017

EL JUGADOR DE AJEDREZ


Está ahí, agazapado e inmóvil, aguardando. Todo él embadurnado de negro y purpurina, en una mezcla que quién sabe cuánto tardará en ponerse, y cuánto en quitarse, cuando acaba su jornada. A veces, se expone en medio de la plaza, pero otros momentos, está justo detrás de una esquina, y te lo encuentras por lo general, de golpe, sin haberlo previsto. La sorpresa es inmediata.

Siempre brotan las preguntas, en tropel. ¿Sabrá jugar al ajedrez? ¿Será bueno? ¿Habrá elegido esa representación porque un día jugaba, se hartó de perder, y buscó una salida dramatizada a su problema personal? ¿O fue todo fruto del azar? ¿Tal vez una apuesta con alguien? Hay muchos mimos, pero ¿un ajedrecista? Las posibilidades de movimiento que también tiene, una vez depositada la moneda, son limitadas. Entonces, ¿por qué? Tal vez el sentimiento de que no hay juego más bello, o la idea de que utilizar un tablero y unas piezas ordenadamente dispuestas lo diferencia de sus demás compañeros, o que, en efecto, es un gran maestro “pasado de rosca”, que optó por camuflarse del mundo de este modo, sin despertar sospechas y disponer así de su querido instrumental siempre a la vista, pero sin la obligación de tener que ejercitarse de continuo.

De todas las posibilidades que pude intuir, me quedé con esta última. Me pareció la más reconstruible, si bien no la más probable. Aun así, aposté fuerte por ella, entreviendo la historia de su plan. “Sé quién eres”, le dije. Al principio, ni se movió de su pétrea posición. Luego, le fui contando todo lo que había deducido, y también lo que me fui inventando. Ni pestañeó. Al final, apelé a su orgullo. “Te reto a que demuestres quién eres. Cuando termines aquí, podrías jugar una partida conmigo”. Habló por primera vez muy serio, aunque sin alterar su posición ni sus ojos cerrados. “De acuerdo”. Y me dio la dirección de un bar. A la hora convenida, nos encontramos sin saludo previo. A los lados sólo agua y cerveza negra. No había reloj, pero dio igual. Tardó 16 movimientos en darme un mate que ni siquiera pude intuir para poder abandonar y evitar la humillación de la derrota. Al pronunciar la palabra “mate”, se levantó y se fue. En los quince o veinte minutos que duró el encuentro, no me dirigió la mirada en ningún instante.

Mimo ajedrecista en Génova (Liguria, Italia)

Julio, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

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