jueves, 18 de febrero de 2016

RECUERDO NOCTURNO

Podría describir cualquier universo si ahondase en vuestros ojos y sus miradas tranquilas y sin miedo, anhelantes de un pasado inexistente, recipientes de un desconcierto general. Podría beber con vuestros rostros y apagar cualquier sed que me oprimiera el alma, aunque no fuerais conscientes de la profundidad de vuestro abismo.

Y, sin embargo, sólo puedo escucharos, impávido, y dejaros hacer, mansamente, mientras os contemplo, arrobado ante esa inercia inútil pero dulce. Tiempo inútil, sí, tiempo inútil. Pero, más adelante, tras esta etapa transitoria, hallaréis otros lugares donde destilar el peso de vuestros errores, de vuestra lógica inmadura y paradójicamente lógica, pero emocionada, con gusto agridulce por la vida.

Con todo, y sin yo quererlo, lloraré vuestra ausencia. Vuestra imagen sobrevivirá en este tiempo amarillo y soberbio sin alquimias, pura o deformada, envuelta en la tranquilidad aparente de quien pensó no ser nada para nadie, pero siéndolo, sí, siéndolo. Siéndolo.

Del libro inédito Prosas tristes. Arias profanadas. 1998

miércoles, 17 de febrero de 2016

BALAS EN LA CAMPIÑA FRANCESA


Éste es uno de los paisajes más recurrentes en mis viajes estivales por Francia. Una campiña más o menos verde (siempre más verde que por acá), con la mies segada perfectamente, y en la superficie, destacando bien a las claras, docenas de balas de paja como las que se contemplan en esta imagen. Pueden ser cilíndricas o prismáticas. Pero todas en un agradable desorden aparente, que suele ser una invitación a que me baje de la autocaravana, y tire unas cuantas fotos, a ver si logro alguna composición que dote de sentido estético o geométrico a lo que en principio no lo tiene. A veces, hasta lo logro. Pero incluso cuando no, con el olor del campo y la hierba compacta, unido al sudor del mediodía y que siempre habrá en cercanía algunos árboles que enmarquen y refresquen la escena, ya habrá merecido la pena la parada. Habré aspirado de nuevo un poco de aroma puro de verano en un cóctel que mi nariz reconoce de inmediato y que me empuja a seguir adelante en mi recorrido pausado por tierras desconocidas, cada vez más reconocibles.

Alrededores de Orcival (Puy-de-Dôme, Auvernia, Francia)
Julio, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

martes, 16 de febrero de 2016

LA VIRTUD, AL MODO DE GRACIÁN

Releo, hojeándolo, Oráculo manual y el arte de la prudencia, una joya del pensamiento de mediados del siglo XVII, escrita por uno de los grandes mencionados, pero muy desconocidos escritores españoles del Siglo de Oro. En trescientos aforismos de reducido volumen, Baltasar Gracián habla de eso mismo, de la prudencia, de la educación, y de cómo actuar y comportarse, tanto en la vida cotidiana como en la política o la religión, que por entonces iban más de la mano.

Tantos dicen tantas cosas buenas, tan aprovechables, tan actuales, tan modernas, tan humanas, tan de siempre, que nos dejan mudos con su universal habilidad para poder extraer la esencia del ser humano. Como Montaigne, si bien con otro estilo más didáctico y proselitista. Podría copiar tantos, que sería un pecado de causalidad múltiple. Por motivos obvios, lo haré sólo con el último, el tricentésimo. Reza así:

"300) En una palabra, virtuoso, pues lo resume todo. La virtud es la cadena de todas las perfecciones, es el centro de la felicidad. La virtud convierte al hombre en prudente, discreto, sagaz, cuerdo, sabio, valeroso, moderado, íntegro, feliz, digno de aplauso, verdadero, es decir, un gran hombre en todo. Tres eses traen la dicha: santo, sano y sabio. La virtud es el sol del pequeño mundo llamado hombre; el hemisferio es la buena conciencia. La virtud es tan hermosa que consigue la gracia de Dios y la de la gente. Nada hay que amar más que la virtud, ni nada es tan aborrecible como el vicio. La virtud es cosa de veras, y de burlas todo lo demás. Hay que medir la capacidad y la grandeza por la virtud y no por la suerte. La virtud se basta a sí misma. Ella hace al hombre digno de ser amado, cuando vive, y memorable, una vez muerto."

Yo le hurto la palabra “santo” y la expresión “gracia de Dios”, y lo firmo a continuación como mío, donde haga falta.

lunes, 15 de febrero de 2016

POLÍTICA Y PROSTITUCIÓN (INTERPRETACIÓN POPULAR)


Siempre que me encuentro alguna pintada de corte grosero, insultante o hiperbólica, siento un punto de rechazo de entrada. Pero, acto seguido, me pregunto qué habrá impulsado a alguien a soltar una frase que llame tanto la atención de ese modo. En casos como éste, sólo me salen dos expresiones: hartazgo e impotencia.

Pero analicemos la frase. Esta da por sentado que quienes nos gobiernan, quienes se hallan “en el poder”, los políticos, son unos hijos de puta, entendiendo por tal, un insulto muy grave, de los que más se dicen en nuestro país, incluso en plan amigable según el tono, pero que dicho con acritud, puede ser incluso antesala de violencia física. No quiere decirse con ello que tengan mal concepto de sus madres como prostitutas, claro, sino que lo que plantean es que sean ellas quienes los sustituyan. O sea, que a ellos les aplicamos el gravísimo insulto, tomando la prostitución como algo terrible, pero preferimos que sus propias madres nos gobiernen, pues se deja implícito en la frase que no sólo no lo harían peor, sino mucho mejor. Curiosa paradoja de la que brota el chascarrillo, la ocurrencia, aunque sea una muestra gruesa de cabreo popular. Aunque el problema no es tanto la pintada en sí. Sino la cantidad de veces que vemos en los últimos tiempos asociada la expresión “hijo de puta” asociada a un político, en cualquier conversación habitual. Esto es señal inequívoca de que la desacreditación de esa profesión ha llegado a niveles insospechados hace sólo diez años. 

Entonces, ¿qué hacer con la pintada? ¿Borrarla? ¿Enmarcarla? ¿Editarla? Yo, de momento, tan sólo la muestro. Con lo cual ya me convierto en cómplice del autor. Pero no tengo claro si mi complicidad sea involuntaria a la par que crítica, o consciente y solidaria con la idea. Aunque, bien pensado, creo que sí que lo tengo claro. Vaya que sí.

Pintada en Corrubedo (La Coruña, Galicia, España)
Agosto, 2008 ----- Nikon d300

domingo, 14 de febrero de 2016

MI PALABRERÍO CANALLA (2)

ABOGACÍA: Encaje de bolillos legales, a tanto fijo y a tanto por ciento sobre los aciertos; es un negocio redondo, se mire por donde se mire y se resuelva lo que se resuelva.
ABOLICIONISTAS: Partidarios estadounidenses de que a los negros se les pueda explotar aséptica y civilizadamente como a cualquier blanco, y no como antes, que dicha explotación era gratis y cruel y, sobre todo, daba una imagen publicitaria de atraso de lo más insoportable, oiga.
ABORTO: Interrupción traumática del embarazo que, cuando es voluntaria, supone una de las decisiones mejor tomadas que pueda darse en nuestro mundo actual, aun a pesar de todos los pesares y de todas las hipocresías y maximalismos circundantes.
ABRAZO: Entrelazo simbólico de los brazos de dos congéneres primates; con él se quiere dar a entender que por unos instantes no se lleva en la mano cuchillo ni arma alguna, y cabe que la relación sea momentáneamente civilizada o presente apariencia de tal.
ABRECARTAS: Puñalito disfrazado de herramienta pacífica pero que conserva en su esencia un arma homicida en estado de latencia, que todos hemos deseado manejar con algunos de los remitentes cuyas cartas ha rasgado previamente
ABSTEMIO: Quien se mortifica inadecuadamente ingiriendo líquidos que no producen ningún efecto, salvo una insólita limpieza renal y una abundante diuresis; ah, y una imperceptible senilidad dentro de un cuerpo relativamente joven.
ABSTINENCIA: Inhibición (voluntaria o forzada, que de todo hay) o carencia en  lo tocante a asuntos varios, pero preferentemente sexuales, que produce gran placer (si hubiere compensación sublimada) o gran desesperación (si tal no se diere), dependiendo de la naturaleza de la misma, apuntada al principio. Loada y denostada, aún no se sabe si sienta bien o sienta mal, o si en realidad todo depende de con quién nos abstengamos. Y de cuánto.
ABSURDO: Lógica habitual de la existencia, y que ya se da por asumida  por doquier y por cualquiera, como lo más natural del mundo.    
ABUELOS: Progenitores mayores de una familia; su función educadora/castradora hoy está un poco disminuida, lo cual es una lástima, porque nadie puede educar como un abuelo ni nadie puede joderle a uno la vida como una abuela; y ciertas cualidades es preciso aprovecharlas bien, dada su escasez.
ACIDOSIS: Exceso de ácido en todo el cuerpo, con especial énfasis en el cerebro,  lo cual afecta sobre todo al comportamiento en la cama, en el trabajo, en el ministerio, en el Estado; sus consecuencias son temibles, pues genera divorcios, despidos, humillaciones de poder y genocidios varios.

Del libro inédito Palabrerío canalla, 1999

sábado, 13 de febrero de 2016

NADA CAMBIA SI TÚ NO CAMBIAS


La frase (es un eslogan publicitario) es muy simple. Es muy conocida. Nos la han repetido muchas veces, con ésa o con otras palabras muy similares. Nos la sabemos. Conocemos la verdad -siempre relativa- de su afirmación. Con todo, hemos de confesar que la aplicamos poco. O bien no podemos hacerlo, o bien no sabemos, o bien nos encanta ser contumaces so pretexto de ser auténticos, únicos, especiales. Por mi experiencia en contumacias propias y ajenas, pienso que es una obstinación que nace del sentimiento de especificidad que se ansía tener. Pero creo también que otra de sus razones es porque el miedo atenaza la posibilidad de cambiar cualquier cosa de nuestra rutina habitual. Nos produce un confort gratificante saber con seguridad qué va a suceder, aunque nuestra existencia sea caótica, aburrida, dolorosa o inane. Y ello impide la mayoría de las veces el experimento, la búsqueda de lo diferente, la sorpresa que haga de un momento algo especial e inesperado. Yo lo digo muchas veces en clase: “a iguales acciones, iguales resultados, si las circunstancias no han variado”. Incluso señalo que es una fórmula matemática o física en boca de un fulano de letras. Da lo mismo. Y uno entendería la negativa al cambio si las circunstancias fueran gratas, positivas o subjetivamente buenas para quien habla. Pero es curioso constatar cómo la mayor resistencia al mismo proviene de quien lo está necesitando a gritos. Y lo grita desde su silencio. El silencio de la inmovilidad.

Imagen publicitaria de una compañía de móviles de Toro (Zamora, Castilla y León, España)
Abril, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

viernes, 12 de febrero de 2016

OBSESIONES. TEMÁTICAS PERSONAL (I)

Siempre me habría gustado mantener una entrevista-diálogo con un periodista. Se trataría de LA entrevista, esa que muchas veces retorna a mi discurso, como el intercambio definitivo con alguien con quien hablar todo, de todo, y durante todo el tiempo; algo infinito y utópico, claro, más literario que real, pero que conforma uno de los imaginarios que me asaltan con regular recurrencia. Habría que acotar antes que nada que el periodista tendría que ser mi amigo íntimo. Alguien con la suficiente confianza y capacidad a quien lanzar todas las opiniones obsesivas o contrapuestas que albergo sobre tantos temas; y aunque tales opiniones no fueran válidas o verdaderas, daría igual, porque para mí sí lo serían, y por contraste se obtendría un perfil más nítido de sus contornos. Al fin y al cabo, cuando hablo no hago otra cosa que ordenar mi pensamiento y, mediante la discusión y las sucesivas confrontaciones, delimitar, perfilar y concretar impresiones, a veces fugaces, otras imprecisas, sin forma completa. Siento en multitud de ocasiones que lo poco que sé ha ido formando a mi lado paulatinamente un depósito de piezas de tamaño variable, acumuladas frente a mi casa. Serían un montón de esquirlas redondeadas o puntiagudas, que han sido arrancadas en diálogo constante con mujeres, con hombres, con cuadros, con esculturas, con libros, con la vida, con todo aquello que pueda llegar a fascinarme o sorprenderme. La sorpresa, siempre; ver surgir el fantasma permanente y hacerlo corpóreo mediante la palabra compartida sin descanso alguno, hasta el final.
Apunte tomado en una libreta en marzo de 1995

jueves, 11 de febrero de 2016

JUICIO FINAL EN CONQUES


En Santa Fe de Conques, todo sobrecoge. La altura de las naves, la oscuridad parpadeante, el silencio interior. Ya desde la entrada, en el momento en que la robustez de los muros te apabulla recordándonos nuestra fragilidad comparativa. Pero, ante todo, mostrándonos que Dios es el supremo juez, que valorará al final la calidad de nuestras vidas y sus actos. En la portada, Cristo en majestad determina todo cuanto sucede a su alrededor. A su derecha, la serenidad homogénea y aburrida del equilibrio de los justos, custodiados por asépticos ángeles. A su izquierda, la sucesión diversa y contorsionada de todos los males que les aguardan a los impíos, conducidos por imaginativos monstruos que corporeizan el mal. A un lado, el aburrimiento indoloro, por toda la eternidad. Al otro, el horror perenne,  multiplicado por la imaginación de los artistas medievales. Entonces, no cabía duda sobre la pertinencia del camino a seguir. Hoy, seguro que tampoco.

Fachada de Sta. Fe de Conques (Aveyron, Midi-Pyrénées, Francia)
Julio, 2011 ----- Nikon d300

miércoles, 10 de febrero de 2016

MAZA Y PELOTA, ESPERANDO TURNO


La composición es sencilla: sobre el linóleo del polideportivo, cubierto de un tapete de competición, una maza y una pelota esperan a ser tomadas para su correspondiente exhibición. Se trata únicamente de una final regional. No es la final de los juegos olímpicos. Pero ¿qué más da? Uno ve esos elementos, y apenas se distinguen de juguetes de similares formas y características. Y si se mira la edad y las formas de las participantes, uno no andaría muy desencaminado. Sin embargo, qué diferencias implican. ¡Cuántas horas de entrenamiento! ¡Cuántas privaciones en la alimentación! ¡Cuántas reprimendas para encauzar posturas y ademanes! ¡Cuánto sacrificio físico y cuántas lesiones sucesivas! ¡Cuánto esfuerzo mental y cuánto llanto previo! Y todo, para que al final, de las dieciséis participantes, sólo tres encabecen una lista de mejores logros o de imperfecciones menos evidentes, o acaso de favoritismos sutiles. A la espera de que la justicia selectiva actúe, la injusticia habitual confía en que llegue su momento. Mientras, la maza y la pelota aguardan, impávidas, instrumentos objetivos de deseos inabarcables.

Final del Campeonato provincial de Gimnasia rítmica (Avilés, Asturias, España)
Abril, 2009 ----- Nikon, d300

martes, 9 de febrero de 2016

SEMPITERNO DESORDEN

Este desorden que me envuelve, soterrado y luminoso, ofrece a quien lo contemple la imagen veraz de mi propia impostura, que se aferra a ideas inmarcesibles, eternas, de la propia belleza y de los sentidos en su homérico combate contra el mundo y sus ensoñaciones diurnas.

Ese desorden recurrente, que aparece a intervalos, que supura la vehemencia exaltada de un personal juego de prioridades, habrá de generar otro yo al que espero, sin desearlo, que ascenderá por mi cuerpo hasta mis ojos con la calculada lentitud del intruso hasta que la vista me falle por fin y la oscuridad logre humillar lo que admiré del viento y del océano en su unión particular.

Entonces mi cuerpo —dirán los otros— tendrá motivos de temblor y mis ojos, como ahora, pretexto para el llanto.

Del libro inédito Prosas tristes, arias profanadas, 1998

lunes, 8 de febrero de 2016

LUGAR (QUE FUE) SAGRADO


Aunque a primera vista, esto parezca sólo piedra agujereada, no debemos engañarnos: esto fue un lugar sagrado. Parece que sus orígenes son confusos, por lo que se le podrán atribuir usos y fundaciones al gusto de los intereses que lo definan o . De ese modo, y según folletos al uso, esto habría sido primero una ermita de tipo rupestre, donde habría vivido un eremita, en tiempos altomedievales. Más adelante, habría sido transformada en una minúscula iglesia monástica, con un carácter salvífico y conmemorativo, a lo que contribuirían algunas reliquias bien elegidas al uso. Y a tal punto el ejemplo habría cundido, que habría quien habría deseado ser enterrado al lado, como corroboran las tumbas antropomorfas que se hallan a la entrada y en los laterales. Hoy, desproveída de intensidades sagradas (o incluso conservándolas), constituye una de las atracciones turísticas de Cervera de Pisuerga.

Iglesia rupestre de San Vicente (Cervera de Pisuerga, Palencia, Castilla y León, España)
Febrero, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

domingo, 7 de febrero de 2016

LA INSULTANTE ACUMULACIÓN DINERARIA DE LOS MILLONARIOS

Hay un par de cosas del capitalismo que nos llaman muchísimo la atención hoy día. No es, como apunta Arundathi Roy en su ensayo Espectros del capitalismo, que este sistema económico no tenga alma o que el dinero de las empresas no tenga nacionalidad, que también. Es la insaciable tendencia, no ya por lograr mayores beneficios, sino a la insensibilidad hacia las personas, sean sus propios empleados, sean sus potenciales consumidores, sean anónimos integrantes de la sociedad general. Eso, por un lado. Por otro, la inagotable búsqueda de cómo alcanzar más y más dinero. Son cosas que uno no entiende, porque es justo eso mismo lo que acabará con dicho sistema, a la corta o a la media, si las tendencias no se invierten (que no tienen pinta de hacerlo).

Cuando hace unos días se publicaron las terribles cifras que hablan de que unos pocos personajes atesoran más riquezas que estados enteros, que millones de personas, uno se pregunta los porqués. También: ¿para qué? ¿Qué buscan con tanto ahínco en la acumulación insultante de tales cantidades de dinero, que marean sólo viéndolas? ¿Es precisa tal ambición? ¿Les hace sentir mejor verse a la cabeza de los afortunados del mundo? ¿No sabrán hacer otra cosa, y por eso se dedican a hacer lo único que saben y pueden? Es lícito, desde luego. Las reglas sobre las que circulamos lo permiten, e incluso instan a ello. Pero, desde luego, no es legítimo. La desviación entre los que más tienen y los que menos, no es ya sólo insultante para cualquiera con cierta sensibilidad, sino que es el cáncer que terminará con ellos mismos, como en su momento las revoluciones liberales estallaron cuando la soberbia insensible de los estamentos privilegiados despreciaron todo aquello que no fuera ellos mismos. No es legítimo, afirmamos muchos. Con seguridad, tampoco será ético. Ni necesario, ni positivo, ni estimulante. Sólo será legal. Entonces, ¿a qué se espera para cambiar las leyes para que deje de serlo?

sábado, 6 de febrero de 2016

ADECUACIÓN CONTINENTE-CONTENIDO


Las formas curvas tienen algo de hipnosis en su construcción y en su modelado. Nos atraen de un modo que a veces no podemos explicar. Cuando dichas líneas proceden de esculturas lejanas que han sido trasladadas en bodegas oscuras desde otro continente, la sensación de misterio se redobla. Si, además, se alean con las del edificio que las alberga, el acoplamiento entre continente y contenido alcanza una coherencia máxima. El paso precedente al disfrute intenso. El paso posterior a un encuadre fotográfico de líneas rectas que encajen las curvas. El color hace el resto.

Obras del escultor mexicano Enrique Carbajal 'Sebastián', expuestas en el Centro Cultural Niemeyer de Avilés (Asturias, España)
Mayo, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

viernes, 5 de febrero de 2016

LAS LECCIONES QUE NOS ENSEÑAN LAS PAREJAS

Antaño, cuando era más joven, tuve yo una novia a la que quise mucho y bien (dentro de mis posibilidades). La quería por muchas razones, pero una de ellas era que le encantaba aquello que a mí me encantaba. Bebía, como suele decirse, los vientos por mí. Son las cosas del amor. Pero, ya se sabe, el amor no es muy razonable que se diga, y provoca muchas veces malentedidos varios que a veces resultan más que graves. El caso es que viendo que ella iba entrando con facilidad por los mundos que a mí más me arrobaban, probé a enseñarle a jugar al ajedrez, por ver si además de los que habitualmente me retaban y con quienes lidiaba, lograba un proselitismo de tablero que bien me viniera o solaz grato nos procurara. A lo largo de los seis meses siguientes, yo no di crédito. ¡Qué entrega!, ¡qué esfuerzo! Con qué ganas se leyó las cartillas iniciales e incluso algún librito de iniciación que le regalé al efecto. Jugamos así muchas partidas en nuestros días de cerveza y tableros. Yo ganaba siempre, claro, pero aprovechaba para señalarle los errores de planteamiento estratégico, táctico o de concentración. Y parecía que la cosa progresaba. Yo sabía que no alcanzaría nunca el palmarés de Judit Polgar, pero como yo no era Garri Kasparov precisamente, la cosa se equilibraría con el tiempo. Hasta que un día dijo que no le apetecía jugar. Bueno, me dije yo, si es una cosa puntual... Pero como otros días yo insistiera y ella se resistió sin ceder un ápice, al final la cosa explotó. Y en medio del café que más frecuentábamos. Allí, entre lágrimas enormes y redondas, que recuerdo con una nitidez pasmosa, me dijo que odiaba el ajedrez, que le parecía un juego estúpido, que siempre le había aburrido mortalmente, y que no iba a jugar nunca más, por lo que daría igual que yo insistiera, porque la decisión estaba tomada. Yo me quedé estupefacto, como si me hubieran operado de cataratas: tan claro vi de pronto. Tardé semanas en asimilar aquella dosis de realismo nada mágico. Pero aprendí una gran lección.

Cuando conocí a mi pareja actual, a quien quiero muchísimo y bien (si se admiten mis ya legendarias limitaciones), ella no tenía ni idea de lo que era la fotografía, más allá de hacer unas cuantas fotos en cumpleaños o alguna celebración. Yo, ya de aquella había contraído hacía muchos años el virus de la imagen fija, y ya contaba con un equipo que empezaba a ser respetable. Le hice muchas fotos, las hacía en nuestros múltiples viajes, pero jamás -jamás- pretendí inculcarle ese sano vicio. No obstante, en una convalecencia de un período de baja, se hizo con la cámara que yo había dejado por haberme comprado un modelo superior. Eso fue en 2008. Hoy, hace mejores fotos que yo (al menos, en lo que a la fotografía gastronómica y de bodegón se refiere). Y así es como volví a aprender otra magnífica lección.

jueves, 4 de febrero de 2016

RECORRIENDO EL CAÑÓN


A lo largo del cañón, la caliza se yergue en las alturas, carcomida de tiempo y buitres, mientras desde el suelo la vida verde aspira hacia un cielo nada protector. El cielo lo cubre todo de un azul tan nítido que casi duele en la mirada. Es poco antes del mediodía, y el calor ya se siente en exceso, perlando de sudores los cuerpos que lo recorren. El sendero discurre al lado del río, mientras los farallones escoltan la marcha. No da tiempo a vivir tanto, mientras se camina a ratos en sombra, a ratos bajo un sol que desborda las previsiones. No se puede vivir tanto, si además la marcha aboca al recuerdo de la última vez que se pasó por estos parajes, cuando el viajero recorrió esta senda solo, al encuentro de quién sabe qué fantasma que ya se evaporó en su momento. Aun así, la costumbre se impone a la incertidumbre, y la cámara toma una imagen sencilla, donde cada elemento se halle en su lugar correcto, y se capte el delicado equilibrio entre colores y masas. Queda registrado el instante que el ojo ve. No, en cambio, el dolor del recuerdo. Tampoco, la alegría por hallarse en otra etapa más excitante, más diversa, menos monográfica, más vital.

Cañón del Río Lobos (Soria, Castilla y León, España)
Julio, 2006 ----- Minolta dIMAGE Z1


miércoles, 3 de febrero de 2016

“EXISTIMOS PORQUE ALGUIEN PIENSA EN NOSOTROS”

En la película Princesas, de Fernando León de Aranoa, la prostituta Caye, interpretada magistralmente por Candela Peña, le dice a la prostituta Zulema, interpretada por Micaela Nevárez, en un momento álgido de la trama: “Existimos porque alguien piensa en nosotros, y no al revés. No te olvides nunca”. 

Es una frase que impacta, no porque sea verdad, que lo es en buena medida, sino porque en su sencillez logra atrapar la atención sobre lo esencial: somos en la medida en que existimos por y para alguien. Porque si sólo somos para nosotros mismos, la existencia no es más que un transcurso finito y abocado a la soledad última sin la menor trascendencia. Al final, todos acabamos en la misma soledad disuelta en éter, cierto, pero podremos persistir un poco más de tiempo a través de la memoria, por algo que hicimos, por algo que creamos, por alguien que amamos. Ese recuerdo será una prolongación de nuestras vidas, y constituye lo único a lo que podemos aspirar quienes tenemos una idea materialista de la vida. Lo cual no es algo triste, como podría parecer a algunos; es sólo que esta verdad -personal, parcial, con minúscula-, como ya advirtiera Serrat, no tiene remedio.

martes, 2 de febrero de 2016

FUEGO EN LA FLOR


A veces, las flores capturan tanto calor del sol a lo largo de las semanas, que un día, sin que medie aviso previo, se produce un instante de esplendor, y por los pétalos se les escapa el fuego de la vida, que transmiten para que nuestros ojos se alimenten de él, y podamos darnos otro empujón más.

Macrofotografía de pétalos de girasol (Moissac, Midi-Pyrénées, Francia)
Julio, 2011 ----- Nikon, d300

lunes, 1 de febrero de 2016

¿Y LOS LIBROS SIN LEER?

¿Y qué decir de los libros sin leer? De esos ringleros llenos de libros maravillosos que aguardan que les pasemos la mano por el lomo para algo más que para admirarlos o hablar de ellos. Porque tantas veces dijimos que ya bastaba de tanta compra compulsiva, excitante, imposible de evitar. Pero seguimos haciéndolo, porque la zona de placer activada en nuestros cerebros enfermos era tan grande como el Mississippi en sus crecidas, porque nada es más sugerente que las posibilidades de conocimiento, belleza o diálogo que algunos libros prometen. Pero, sobre todo, porque es una droga intensa. No sé si tan dura como la del amor sin medida, como cantaba Carlos Goñi en “El roce de tu piel”. Pero es dura, dura, muy dura: de las que resulta inviable la desintoxicación, de las que disuelven la capacidad de autocontrol de que uno hace gala como azucarillos en el té blanco. De las que uno no sabe si asumir o permitir que nos condene para siempre. Aunque a estas alturas, uno ya sepa que en su fuero interno ya la ha asumido. Y que estamos condenados, como Sísifo, a incurrir una y otra vez en la dulce perdición, sin posibilidad alguna ni de redención ni de expiación de ninguna clase.

domingo, 31 de enero de 2016

AMOR A LA CULTURA PATRIA



Arévalo, provincia de Ávila. Por entre los muchos rincones bellos, preñados de ladrillo y mudéjar, una plaza. En ella, un edificio en ruinas. Nada novedoso, así en principio. Hasta que uno se acerca y puede ver, entre los escombros, aún sujeta al muro al que fue fijada, una placa conmemorativa de un vate paisano “gloria del teatro romántico, autor del insigne drama Don Francisco de Quevedo”. Qué ironía asociar el nombre de este “gran dramaturgo” al de otra luminaria dos siglos precedente. Pero qué destinos tan parejos. Al menos, en lo aparente. Esta es la casa donde dicen que nació este Eulogio Florentino Sanz. Si así tienen la casa natalicia, cómo sostendrán su legado, teniendo en cuenta que no es autor que fuera de sus fronteras comarcales campe con fuerza en listado alguno. Muros desvencijados, columnas rotas, techos caídos, persianas oblicuas por gravedad, óxido y cascotes por doquier. Eso es lo que contempla el atónito viajero, que no debiera estarlo tanto, sobre todo si lee la prensa y recuerda las disputas sobre residencias y obra escrita de autores como Vicente Aleixandre, Ángel González o Rafael Cansinos-Asséns, por poner sólo algún ejemplo reciente y escarnecedor. Es el consabido amor español (oficial y popular) por quienes crearon un patrimonio artístico con la más abundante de las herramientas con que se puede contar: la lengua castellana. La imagen está tomada en Arévalo, provincia de Ávila. Pura casualidad. Podría haberlo sido en cualquier rincón de este país nuestro tan volcado con la palabra.

Casa natal de Eulogio Florentino Sanz (Arévalo, Ávila, Castilla y León, España)
Abril, 2011 ----- Nikon d300

sábado, 30 de enero de 2016

UN REFERENTE PARA DIALOGAR Y PACTAR

Mal asunto, lo de negociar en este país. No sabemos. No tenemos experiencia. No hay referentes claros. Y los que existen, parecen no servir. En España, por tradición, tenemos más tendencia a imponer las ideas propias, que a pactarlas. No hay más que echar una ojeada somera a nuestra historia, bien triste y lamentable en tantos sentidos. La capacidad negociadora se limita a muy pocos casos, a muy pocos personajes dotados de tales artes. El resto, imposición: pronunciamientos personalistas, revoluciones descafeinadas, golpes de estado mesiánicos, asonadas cíclicas, guerras inciviles y posguerras de crueldad impune.

Con todo, tenemos un ejemplo reciente que ha sido de capital importancia en nuestro devenir, al que ahora se denuesta casi sin excepción, y que nos podría servir para calibrar fuerzas y tomar modelos con los que avanzar posición. Me refiero a cuanto se realizó en la Transición tras la muerte de Franco. En mi calidad de enseñante de la Historia, sigo sin saber por qué hay hoy este sospechoso olvido hacia el papel del rey Juan Carlos I y por qué parece haber una campaña orquestada para señalar más las imprecisiones y omisiones llevadas a cabo en esa transición que sus logros efectivos. Hasta lo que yo sé, lo que tuvo lugar entonces, no tiene parangón en nuestra historia. Con todos sus defectos, con todas sus flaquezas, con todas sus costuras a la vista, el sistema que se levantó con la Constitución de 1978 supuso el mayor ejemplo de diálogo que nuestros siglos vieron. No fue una constitución impuesta por unos contra otros, como las del XIX (con la excepción -relativa- de la 1876) o la anterior republicana (que si bien no fue exactamente impuesta, sí destilaba un rencor muy notable de unos contra otros; que fuera justificado, no invalida el argumento). Por contra en la constitución actual, tras intensísimas discusiones y debates, se realizó un encaje de bolillos de tal complejidad que sólo los muy avezados le pueden ver las puntadas. Pero de lo que no hay duda es de su probada utilidad como instrumento catalizador de nuestra modernidad más reciente.

Para crearse, hubieron de juntarse en la misma mesa epígonos del antiguo régimen franquista con comunistas de viejo  cuño, socialistas recién llegados y redefinidos con democristianos que creían perder el tren de unos tiempos que ya no eran suyos. Parecía imposible, no sólo por las diferencias de siempre, los rencores históricos, las desconfianzas mutuas, sino porque todo aquello tenía lugar en medio de una tensión que ahora los jóvenes no pueden entender bien, porque la mayor que han presenciado es el extravío de su móvil o el de su cargador cuando la batería reclama alimento. Aun así, se logró. Y la refrendó la casi totalidad de los españoles. Aquella constitución pudo convertirse así en la segunda más longeva de nuestra historia constitucional. Y, sí, hace falta reformarla con cierta urgencia, como todo edificio o vehículo de delicado diseño precisan mantenimiento para conservar su uso y adaptarse a las nuevas circunstancias. Pero entonces se dialogó, se pactó, se cedió. Y con ello, se lograron los años de mayor crecimiento y modernización que nuestro país recuerda en los últimos siglos.

Ahora, en cambio, cuando contemplo las actitudes mezquinas de nuestros líderes políticos actuales, temo que su enanismo de miras, su ausencia de perspectiva histórica, sus personalismos y sus incapacidades, hagan naufragar el barco que con tantas dificultades se botó hace poco más de 37 años.

viernes, 29 de enero de 2016

¿DÓNDE ESTÁ EL ALMA?



He aquí un buen ejemplo de lo que la fotografía puede hacer al seleccionar la realidad. La foto muestra una fachada de un edificio, unos soportales encima de un restaurante enfrente de uno de los mercados más famosos de Barcelona. A la derecha de lo que se observa en la imagen, pero ya fuera de cuadro, aparecía el resto del mensaje en otra tela blanca con idéntica tipografía: “ del Born”. Es decir, que lo que reivindicaba la pancarta era que el barrio del Born, con la nueva remodelación realizada en él, con el mercado y su conversión en zona museística-arqueológica, había perdido las esencias de lo que antaño tal vez mostrara. En cualquier caso, era una defensa de un pasado floreciente contraria a un presente modernizado o turistizado en exceso. Pero a mí ese mensaje me dejaba indiferente. Por lo menos, en ese contexto Y decidí recortarlo. La imagen resultante es la que el espectador tiene ante sí.

La pregunta planteada adquiere entonces una nueva dimensión. Ya no preguntamos por una esencia concreta de un barrio o de una época. Pasamos de lo particular a lo general. ¿Dónde está el alma? La pregunta es menos respondible, pero es más atractiva, da más juego. Cuando menos, a mis ojos, dado que puede dar lugar a una agradable conversación sobre los entresijos humanos que nos definen. O también, a una bastante bronca entre posturas maximalistas o fundamentalistas de por medio. He tenido de ambas. Aunque como yo no creo en alma alguna, pero albergo suficiente carga espiritual como para que no se me considere un bodoque materialista, me quedo con una respuesta más (o menos) científica, que el omnipresente y -ya- muy cargante Punset nos recuerda cada poco. O sea, que el alma está, caso de que esté, en el cerebro. Lo cual es un modo de sacudirse la pregunta, dejarla en el aire, no decir nada, y esperar a que alguien espabilado del tercer milenio intente la solución definitiva.

Fachada frente al Mercat del Born (Barcelona, Cataluña, España)
Enero, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

jueves, 28 de enero de 2016

RILKE INICIA EL PROCESO

Rilke me toma del brazo y me traspasa una inexplicable perturbación. Debajo, el abismo tras unas letras. Y el paisaje incompleto de un viaje hacia lo inalcanzado. Apenas nada más. Sólo sueño, y la memoria de su ejemplo, con paso seguro, fortalecido desde la duda y el peregrinaje eterno, digno. Sólo sueño y la memoria de la lectura, escribiendo ensimismado, y buscando y troceando aquel engarce sonoro tan perfecto como una pluma.

El sueño me ha arrancado de los mundos de los que huía. Desde una altura insospechada, todo es más grande e inexistente. Al bajar, la expresión de mi rostro impasible lamentaba el tiempo perdido en pensamientos acristalados por un perfume con deseos de gloria. Al llegar, sólo perturbación y el abismo tras unas letras. Como en un viaje absurdo e inmóvil, pero necesario.

Del libro inédito Prosas tristes, arias profanadas,1998

miércoles, 27 de enero de 2016

BUSCANDO LA ARAÑITA


En esta imagen, pasa como en la vida: por lo general nos dejamos impresionar por el brillo, pero lo importante está oculto, o se esconde en un primer vistazo. Es una imagen muy habitual en cualquier parque, jardín o bulevar. Después de la lluvia, sobre los setos, se aprecian las hojas mojadas, pero, si se va mirando con atención, a cada poco surge una constelación de gotitas que parecen suspendidas en el aire. Por lo común son gotitas (a veces son de rocío, no sólo lluvia reciente) que se adhieren a las finas telas de araña que, de otro modo, pasarían desapercibidas. En esto, el agua gasta una mala pasada a la araña, que quiere pasar inadvertida. Aun así, en un primer rastreo no se la localiza, pero está. Siempre está. Pero su inmovilidad y su capacidad de camuflaje obran a su favor y logran que no nos fijemos. A no ser que se tenga tiempo, ganas y una cierta práctica. Entonces sí, aparece. Diminuta, al acecho, aguardando. Sólo hay que tener paciencia. Ganas de ver y no sólo de mirar. Algo que hoy no abunda. Por eso no la vemos sino cuando ya es demasiado tarde. Por eso la realidad nos supera casi siempre.

Tela de araña en un arbusto en Argentat (Corrèze, Limousin, Francia)
Agosto, 2014 ----- Panasonic Lumix G6

martes, 26 de enero de 2016

IDEA PARA RELATO CORTO (1)

Trataría de mi encuentro con un mendigo de apariencia limpia y educada, que me pediría dinero para comer. Yo, como ese día no llevo prisa, quiero ponerle a prueba: le invito a comer lo que quiera, que yo le invito. Ante mi sorpresa, compruebo su alegría y su aceptación. Entramos a un bar con menú del día, y le pido uno para él. Yo me siento a su mesa, me tomo una cervecita y aprovecho para preguntarle por su vida, sus circunstancias, sus etcéteras. Él come con voracidad pero no sin educación, mientras me cuenta su peripecia vital que podría ser equis, perfectamente convincente y una de tantos dramas que hoy nos asolan. Bien. Yo considero perfectamente amortizada la inversión de la comida por todo lo que me cuenta, que podría utilizar con buen tino en mis relatos. Tanto es así, que  incluso al final le pago el billete para donde me dijo y, además, le doy 20 euros, ante los cuales su agradecimiento me parece de lo más sincero, tanto que me abruma. Pero yo me siento muy contento. Aquí podrían añadirse algunas reflexiones sobre mi egoísmo, mi insolidaridad pasada, mi arrepentimiento, etc. Promesas de contrición y de cambio. Decisión de contárselo a mi mejor amiga, que siempre me incriminaba mi actitud frente a los mendigos profesionales o incluso a los que vendían “Transeúntes” o “La farola”. La cito, y antes de que pueda contarle nada, me cuenta ella sus avatares últimos, su vida reciente. Yo le dejo contar, no tengo prisa. Pero cuando ya creo que me va a tocar a ti, me suelta un “A propósito, estarás contento, ¿no?”. Ante mi desconcierto, le pregunto con los ojos. “Sí, hombre. Tu teoría sobre que no hay mendigo bueno. Te habrás enterado de la detención de ese ladronzuelo que ha perfeccionado un nuevo método que ha revolucionado el mundillo de la delincuencia mezclando la mendicidad, el timo y la capacidad viajera”. Le respondo que no, lo cual es verdad absoluta, aunque un mal presentimiento ya me arrugará un poco la frente. “Pues es un señor [de procedencia X] a quien le encanta viajar, pero que, tras un problema con su empresa (una agencia de viajes), se dedica al timo usando una mendicidad muy creíble y unas dotes de actor muy notables para lograr comer, dormir, y viajar por todo el morro y, encima, no ser fácilmente localizable, pla, pla, pla, pla, pla. [La idea aquí es que no se cuente todo, sino sólo lo esencial, para que no mate todo el efecto final]. “Mi amiga seguía hablando, explicándome el caso, y yo de vez en cuando asentía para que viera que la seguía pero en mi interior una rojez vergonzosa me estaba enterrando por completo hasta asfixiarme. Tanto, que me levanté y me fui. Sin dar explicación alguna, por supuesto.”

Argumento de 22 de mayo de 1999

lunes, 25 de enero de 2016

NARCISO CONTEMPORÁNEO (EL HOMBRE DEL SELFIE PERFECTO)


En la era de los autorretratos con teléfono portátil (vulgo selfie de móvil), parece que nada nos sorprenda ya. Pero, sí, siempre hay alguien que nos hace fijar la mirada para confirmar que, en efecto, aquello que vemos es singular. Por ejemplo, el hombre de la imagen lo era, pues era alguien que buscaba la perfección en este tipo de imágenes.  Para ello, en primer lugar, se había provisto de un ego de dimensiones napoleónicas o como mínimo castristas. A continuación, se había atildado de forma tal que destacaba de la mayor parte de los turistas que infestábamos Barcelona estas navidades. Después, habría adquirido un aparato que hacía las veces de antena telescópica con autodisparador (vulgo palito de selfie) y a la par, de trípode. Provisto de todo ello, procedió en consecuencia para llevar a cabo la tarea para la que había dispuesto todas sus energías turísticas: el autorretrato perfecto. Así, todo aquel que circulara en ese momento por la Plaza Real pudo contemplar durante al menos veinte minutos las evoluciones de este solitario joven que, sin mirar a la concurrencia y profundamente concentrado, se dedicó a probar diferentes posturas, calibrar los mejores contrastes, modificar encuadres y paralajes y criticar sus propias gestualidades, hasta, al fin, poder dar por bueno el resultado final. Esto tendría lugar un buen rato más tarde de que fuera tomada este robado. Mientras abandonábamos la plaza, no pude por menos que hacerme una reflexión hipotética: si allí hacía lo que pudimos ver, ¿qué sería capaz de hacer este hombre en su propia casa, con tiempo, con espacio, con equipo?

Robado en la Plaza Real (Barcelona, Cataluña, España)
Enero, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

domingo, 24 de enero de 2016

HACE AÑOS, EN PARÍS, SENTADO EN UN BANCO

Como siempre, curo mis males físicos, mi malestar corporal, con algunas reflexiones que no son tales, al borde de un papel que se me antoja estrecho y que no reflejará sino parte mal remedada de lo que ocurre.

Estoy en las inmediaciones del centro G. Pompidou. Después de haber pasado toda la noche hablando sin parar con Óscar, mi compañero de habitación, mi cuerpo exhala quejidos tenues que reclaman atención después de casi 4 días de continuo ajetreo. Ahora el cansancio se cuela por entre las rendijas que mis pasos dejan sobre París, la bienamada.

Y, sin embargo, estoy lejos de sentir pena u otro sentimiento negativo. Como siempre, mi querido espíritu de la soledad voluntaria viene en ayuda de un cuerpo y de un pensamiento que no hallan motivos suficientes como para reposar del incansable, insufrible peso de las caminatas en busca de la huida de no sé bien qué y tampoco se me alcanza a perfilar hacia dónde.

Aquí donde todo circula al ritmo de unas cosas veloces que sería preciso ver a toda prisa o con suma calma, me detengo ahora, en esta tarde, para escribir al ritmo que me imponga el deseo. Suave, cadentemente.

Al lado, se ha sentado alguien que reparte sonrisas de una forma gratuita, y que en realidad se está riendo por dentro de los que en principio son los burladores de su exótica e inusual indumentaria de lana andina. Absortos ambos en la tarea de llevar a cabo bien nuestro trabajo, ahora no nos damos cuenta de que mucha gente nos mira, de que estamos en un banco público en el que no se hacen demasiadas cosas normales. El teje con su lana tricolor algo parecido a un gorro y, de cuando en cuando, comenta su faena con un amigo, esboza una sonrisa franca y toca un poco su caramillo del que no salen más que las mismas notas con que empezó hace rato.

Parece complacerse con las miradas de los demás y las sonrisas bienintencionadas de algunos -los más- y las malintencionadas de otros. Por mi parte, sigo escribiendo y observando. Pero poco a poco, y ante mi sorpresa, el ánimo se me aquieta, me relajo y el cielo se abre de luces y azules. Ahora también sonrío.

De mi Diario Personal (entrada del 28 de abril de 1989), inédito 


         

sábado, 23 de enero de 2016

REMANSO DE PAZ ESTIVAL


Cercanías de Conques (Aveyron, Midi-Pyrénées, Francia)
Julio, 2011 ----- Nikon d300

viernes, 22 de enero de 2016

HÉROES QUE ACABAN EXASPERÁNDOME (POR REACCIÓN)

Hoy iba a hablar de la reciente muerte de Michel Tournier, esta semana. De sus declaraciones poco antes de su fallecimiento, de lo que me sorprendieron y de lo que opino sobre ellas. Pero hoy,  recalo antes de cenar en un programa de televisión donde se habla de héroes. No trataba, claro, de los de Marvel o de personajes de películas muy taquilleras. No. El programa retrataba los casos de personas profesionales muy diversas y sin conexión entre ellos, salvo por un punto: decidieron no callarse cuando detectaron irregularidades graves en la gestión de sus ayuntamientos, juntas u otros organismos públicos. Todos ellos fueron injuriados, perseguidos, amenazados. Todos ellos perdieron sus empleos, a pesar de ser empleados públicos no dependientes en teoría de opiniones de cargos públicos. Todos ellos han visto cómo sus vidas se trastocaban hasta el extremo de que algunos hubieron de trasladar sus lugares de residencia. Todos aguantan el tirón frente a la cámara y hablan con una claridad pasmosa, excepto uno que en un punto concreto se derrumba y acaba llorando. Todos hacen gala de una dignidad admirable. La mayoría está en paro o con empleos muy por debajo de su cualificación profesional. Casi todos sus compañeros les hicieron el vacío, argumentando temores sobre perder empleos, dado que, argumentaban, con la dignidad no se come. Se sintieron solos, y, pese a todo, acabaron denunciando y todos ellos lograron que aquellos chanchullos fueran juzgados que se procesara a quienes acusaron. Algunos fueron condenados a penas menores, otros salieron de rositas. Pero a todos los denunciantes su postura les ha salido demasiado cara. La indignación y la impotencia que me genera ver eso me trastoca todos los planes. También evapora la opinión que había generado en los últimos tiempos, tras leer un libro de Miguel Ángel Revilla (Este país merece la pena) y otro del Gran Wyoming (No estamos solos). En ellos se hace un homenaje a muchos protagonistas anónimos que resisten, que llevan a cabo acciones, que se asocian, que protestan, que se mueven. Pero no, hoy no creo en eso. Hoy todo me parece un excremento húmedo, putrefacto e imperecedero. Y si además recuerdo los resultados de las últimas elecciones acabo pensando que no, que este país no vale  la pena, que no me extraña que demos grima a otros pueblos, que no son capaces de entender que la corrupción no sea ya una cuestión coyuntural, sino una esencia estructural que corre por nuestras venas. Y puedo concluir, además, que nos merecemos cuanto nos sodomicen una y otra vez, hasta el fin de los tiempos. Y lo siento: no admito argumentaciones en contra. Por lo menos, hoy.

jueves, 21 de enero de 2016

UN FRONTAL DE ALTAR EN EL MNAC


En el Museo de Arte Nacional de Cataluña (MNAC) hay una colección de arte románico tan impresionante que cuanto se diga siempre se quedará corto con respecto a la realidad. Hay que verlo, y pasmarse de cuánto bueno y tan bien dispuesto e iluminado han salvaguardado allí de uno de los estilos artísticos más incomprendidos y fascinantes, el románico.

Esta de aquí es una muestra tan sólo. Señera, eso sí. Se trata del frontal de altar de Esquius, obra pictórica del segundo cuarto del XII, procedente casi con seguridad de la antigua iglesia de Santa María del Castillo de Besora. Está ejecutada con temple sobre tabla.

El uso de valiosos pigmentos (lapislázuli, oropimente, cinabrio) propios de la miniatura, lleva a pensar que este frontal se pintó en un monasterio con un scriptorium importante, como lo fue el de Ripoll. La poética inscripción que recorre la mandorla de Cristo es bien característica de los ambientes intelectuales de Ripoll: «Este es el Dios de la Alfa y la Omega. Ven, oh clemente y misericordioso, con tu piedad, y afloja las cadenas de los miserables. Amén». 

Frontal de altar de Esquius, en el MNAC (Barcelona, Cataluña, España)
Enero, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

miércoles, 20 de enero de 2016

MI PALABRERÍO CANALLA (1)

En 1998 ultimé mi segundo libro completo. Se trataba de un diccionario personal. Algo como el Estupidario de Flaubert, o el Diccionario del diablo de Ambrose Bierce. El mío se tituló enfáticamente Palabrerío canalla. He de admitir que tras cosechar un buen número de cartas de rechazo editorial (conservadas con mimo de coleccionista) me desencantó un tanto de mis necesidades de publicación. Pero eso ahora no viene al caso. Lo que sí importa es que ahora, casi 20 años después, pienso desempolvarlo y mostrar algunas de las definiciones que no hayan perdido chispa, humor, mala baba o vigencia. Desde este momento advierto que muchas ya no sirven, pero ésas no habrán de ser sufridas por nadie. En este año de “entradas a diario”, recurriré a mi Palabrerío los días que o no pueda o no tenga nada que decir, o bien las circunstancias del tiempo puedan con mi ánimo. A algunos que conmigo viajan desde hace años, el recorrido les sonará bastante: les ruego indulgencia por hollar de nuevo parajes ya recorridos. La mayoría, en cambio, captarán algunos rasgos míos que acaso desconozcan (o tal vez no).

A modo de anticipo, estas que siguen.

Intentaré seguir cierto orden alfabético.

ABERRACIÓN: La coherencia del distinto, del diferente, visto desde posiciones habituales, normales, cotidianas

ABDICACIÓN: Dejación de la responsabilidad asumida, por causa de poquedad, retractación, desmayo o simple y llana cobardía.

ABJURAR: Salvar el pescuezo a cambio del corazón; y, a veces, de más órganos.

ABLACIÓN: Cuchillada genital, instituida por bárbaros varones musulmanamente analfabetizados a aterrorizadas pre-púberes de familias musulmanamente sumisas.


Del libro inédito Palabrerío canalla

martes, 19 de enero de 2016

LOS BELLOS CONTRALUCES DE LAS ESTAMPITAS


Cuando chico, a mí me encantaban estos contraluces tormentosos. Al ver uno en cualquier lado, enseguida me arrimaba a contemplarlo y a apurar unos instantes de vida ascética, siquiera sea en modo postal o estampita religiosa, que era donde se podían ver con asiduidad. Porque los que buscaban atraer hacia lo espiritual/religioso/sectario siempre han gustado de este tipo de imágenes que, por su belleza, siempre apuntan a lo trascendente a poco que te descuides y babees un poco. Debo decir que yo, en aquélla, estaba descuidado, era creyente profundo y, obvio, babeaba lo mío con esas estampitas. 

Hoy, no. Es más bien todo lo contrario. Sin embargo, aún me atrae secretamente su estética atormentada y barroca, sin que sepa explicar muy bien por qué. Por eso,  cuando veo una de esas fugaces imágenes, en las que la luz es tan instantánea y cambiante por segundos, si tengo la cámara a mano, suelo apuntar y disparar. Y a veces sale algo que luego pueda editarse con cierta paciencia. La imagen de arriba surgió en un viaje que realicé por el interior de Segovia hace unos años, cerca de Pedraza de la Sierra, viajando con la única compañía de mucha música comprimida, varios libros de cuentos, una libreta y una maleta con los arreos fotográficos. No fue una llamada divina lo que sentí al verla. Pero la sonrisa que me brotó al encontrar una de las tomas rescatables se le parecía mucho.

Desolado paisaje entre Pedraza y Ayllón (Segovia, Castilla y León, España)
Marzo, 2007 ----- Nikon d100

lunes, 18 de enero de 2016

DEMASIADAS PREGUNTAS, NINGUNA RESPUESTA

¿Debo alcanzar lo que quiere ser buscado o que se sostiene a duras penas en una tarima, en un piano, en un libro, en un perfume (o quizá en un bar) o —¿por qué no?— en una habitación tan normal como todo lo normal? ¿Debo recortar mis latidos ante la inexpugnable posición de una imagen que me taladra con ojos de perennidad en el recuerdo? ¿Debo cambiar mis sentidos, mis sentimientos ante lo que no modifica un ápice su apariencia, que me contempla siempre con la misma expresión, la ponga donde la ponga? ¿Cómo conciliar la planitud de esa fotografía con el vaivén cíclico de mi melancólica añoranza? Demasiadas preguntas, ninguna respuesta, ni posibilidad real de hallarlas. Conclusión contemplativa, escéptica, desolada.

Del libro inédito Prosas tristes, arias profanadas, 1998

domingo, 17 de enero de 2016

CULÉ HASTA LA MUERTE



Fachada de floristería funeraria (Barcelona, Cataluña, España)
Enero, 2016 ----- Panasonic Lumix G6

sábado, 16 de enero de 2016

PROYECTOS, MÁS PROYECTOS (LITERARIOS)

Proyectar es una de mis actividades favoritas. Algunos de esos proyectos, hasta llegan a ser cumplidos. Pero la mayoría quedan en eso, meras declaraciones de intención. Imagino que será algo común a la mayoría de las personas, unas en unos campos, otras en otros; aunque no es disculpa plausible. En mi caso, donde se da mayor número de proyectos no llevados a término es en el campo literario. Atesoro carpetas con docenas de hojas con inicios de cuentos, con ideas para libros homogéneos, bien trabados, con títulos de relatos que a veces resultan una creación por sí mismos. Lo malo es que luego no se escriben. Por fortuna, no se olvidan. Por desgracia, tampoco pasan al olvido. Y, encima, son constantes; y, a veces, hasta recurrentes.

El último tuvo lugar mientras mis alumnos de Arte realizaban un examen el pasado mes de diciembre. Mientras ellos sufrían las inclemencias de la prueba y los rigores de su falta de preparación, yo, en la parte trasera del aula, al lado de la ventana por la que entra algo de luz, garabateaba en un papel, y pensaba. Y así, como tantas veces, me vino a la cabeza uno de los últimos grandes libros que había leído, cuyo título no recuerdo ahora, pero sí que eso me dio otra idea para un nuevo proyecto, quién sabe si realizable o nonato, como tantos. 

Se trataría de un libro de cuentos, de número y extensión variable -desde microrrelatos hasta algunos de mayor recorrido-, cuyos títulos fueran exactamente los de grandes obras de la Literatura universal (o española, aunque en esta modalidad habría mayores dificultades a la hora de lograr un cantidad apreciable de obras fácilmente reconocibles por el respetable). Obviamente, habría que elaborar una lista (me encanta crear listados por el solo placer de ver la disposición de su  orden final). En ella podrían coexistir en pacífica y creativa cercanía novelas, cuentos, ensayos, obras de teatro, libros de poesía...

Y casi al tiempo me brotó un ejemplo, el más tópico posible: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, ambientado en nuestros días, en el que la anécdota partiría de un hombre que acostumbra a ponerse al lado de los débiles, y en este caso defendería a una mujer que estaría siendo agredida violentamente por su marido en la calle; tras un intercambio bronco y breve, dos puñaladas pondrían fin a su generoso intento. El relato podría concluir con una frase como ésta: “(...) mientras caía al suelo desangrándose, supo de cierto que no moriría en su cama, que sus deudos no llorarían ante él su prodigioso e irrealizable camino hacia la cordura”. Ya digo, proyectos, proyectos.

viernes, 15 de enero de 2016

BARCELONA, ¿PARQUE TEMÁTICO?




(Pincha en cada imagen, si deseas verla en tamaño grande)




Hay quien dice que Barcelona es un parque temático más, con varios escenarios solapados en una superficie amplia, pero suficientemente humana y abarcable, como para que no se haga ingrato el recorrido por cada uno de los diferentes pabellones. Las riadas de turistas lo inundan todo, incluso en la época invernal, la menos propicia para andaduras de este tipo. Ya no es que veas mucha gente distinta, individual, es que son excursiones enteras, pastoreadas por un guía con micrófono facial y paraguas o banderola erguidos para identificar a quienes deben seguirle y llevar a buen puerto (nunca mejor dicho) la prometida visita a la famosa ciudad. Y también da lo mismo que vayas a una zona en apariencia tranquila como si vas a otra que a priori estará atestada: la realidad es que todas se encuentran atestadas. 

Sin embargo, en Barcelona hay espacio para más. Para la soledad en medio del bullicio, para el silencio entresacado del griterío y para la reflexión de tanta altura como se desee. En Barcelona hay sitio para todos y para todas las situaciones, aun aquellas que podrían pensarse inusuales o imposibles. A escasos metros la riada que vemos en la imagen horizontal, una mujer joven se encontraba sentada al borde de la tarima de madera antideslizante, sobre el agua. Enfrente de ella, una de las sorpresas de esta nueva visita: la escultura Miraestels (Miraestrellas, en traducción libre). Su rostro concentrado, su libreta sobre sus piernas, su oído atento a su propia peripecia, su aislamiento del vocerío circundante, me sobrecogieron. Era un rincón más al lado de la barahúnda. Pero en medio de toda ella, alguien puede aislarse de entre todo, y erigir su reino personal, propio, silencioso y autosuficiente. Si se quiere. Y si se sabe.

Robados en la zona del Maremagnum, en el Port Vell (Barcelona, Cataluña, España)
Diciembre, 2015 ----- Panasonic Lumix G6

jueves, 14 de enero de 2016

"LA CAZA", SERIE ADICTIVA

Acabo de terminar de ver La Caza, la última serie que ha caído en mis manos, recomendada sabiamente por quien bien me quiere, que conoce bien mis gustos, mis temores, mis posibilidades, mis placeres. He visionado los doce episodios de las dos series en tres días. Teniendo en cuenta que han sido laborables, la cosa no deja de ser desmedida. ¿Por qué, pues, tal ansia?

Asocio tal sinvivir a otra serie del año pasado que me subyugó hasta el extremo de realizar acciones impensables para alguien tan racional como yo: True detective. La curiosidad por saber qué sucede a continuación, aun previéndolo, aun adivinando lo que va a suceder a cada paso no es suficiente explicación. Es la fácil. El deleite por la habilidad formal con que la producción ha hilvanado la narración de lo que allí acontece tampoco alcanza a cubrir la expectativa causal. Es insuficiente. ¿Por qué, entonces, tal conexión?

Acaso habría que averiguar qué pulsiones albergamos en los sótanos más oscuros de nuestra mente; intentar abrir la puerta, siquiera una rendija sobre los arcanos que sostienen nuestra existencia consciente, nuestro transcurso público de cara a los demás. Es posible que, a pesar de todas las apariencias, acaso en lo más profundo de nuestras pesadillas, anide un criminal que pudiera razonar como lo hace el asesino de esta serie y justificar sus crímenes como lo hace. Puede ser que toda persona catalogada como corriente, normal, vulgar o cotidiana, atesore en sí mismo el germen de alguien diferente, aunque sea repugnante, aterrador o repulsivo. Tal vez, ¿quién sabe?, todos tengamos anhelos de diferencia, de exclaustramiento a gran escala, y los sublimemos contemplando ejemplos de ficción. Acaso todos tengamos nuestro Mr. Hyde acechando a punto de salir, y necesitando tan sólo una ligera excusa para manifestarse. Acaso.

La pregunta clave acto seguido es: si se nos propusiera intercambiar vidas, ¿quién la trocaría sin dudar? Hay momentos, puntuales, febriles, epidérmicos, en que yo respondería “sí” con una seguridad tal que me hace temblar incluso al imaginarlo. Sólo momentos. Sólo algún instante. Como éste.

miércoles, 13 de enero de 2016

INÚTIL IRONÍA


Lo que aquí se lanza es un deseo irónico, como el de los padres que, hartos ya de no conseguir nada de los hijos por la vía dura, ensayan la ironía para que al menos sospechen que algo va mal y se replanteen el camino a seguir. Es una felicitación irónica, que celebra el bienestar a través de lo que hemos dado en erigir nuestro tótem contemporáneo: el consumo, al precio que sea. También advierte de lo que esa felicidad ficticia va a suponer. Es, se nota enseguida, una pintada crítica, pero bienintencionada. Aunque, también, muy ignorante. Olvida que la ironía es un mecanismo mental complejo. Para su adecuada comprensión es preciso un descodificador cerebral preciso. Que es justo lo que no poseen aquellos a quienes va dirigido el mensaje. Inútil proclama, pues; esta vez ya sin ironía.

Pintada en las obras de acceso a las Atarazanas (Barcelona, Cataluña, España)
Diciembre, 2015 ----- Panasonic Lumix G6

martes, 12 de enero de 2016

MI ADICCIÓN RECIENTE A LAS SERIES DE TELEVISIÓN

Cada año leo menos novelas. El año pasado, sólo cinco. Sobre sesenta y cuatro obras, me parece magro porcentaje. Lo que sigo leyendo mucho son relatos cortos, pero tampoco tantos. Ahora, con los diarios, que siempre fascinaron mi mirada, lo que más me gusta son las memorias y las series de televisión. Cuestión de edad, me temo. Pero no sólo.

El número de veces que me sorprendo, que me quedo con la boca abierta, que me lamento de que termine, que no me alcanzan los calificativos que me suscitan, tiene que ver, sobre todo con series televisivas. Entiéndaseme: las buenas series (aunque esto siempre está sujeto a discusión). El número de veces que las películas tradicionales me defraudan (dejémoslo sólo en ese calificativo global) es mucho mayor. De lo que se deducen dos cosas. Una: me gustan que me cuenten cuentos, pero muy largos, y cuanto más largos mejor (algo sorprendente en mí, que siempre abominé de los libros voluminosos). Dos: los mejores guionistas han cambiado de medio, han migrado del cine a la televisión. Cuestión de dinero, supongo, porque el talento ahí está, y se nota. Aunque no sólo será eso.

El número de horas de goce que me han proporcionado Doctor en Alaska, The Wire, Juego de Tronos, Breaking bad, Los Soprano, True detective o La caza, por poner sólo media docena de ejemplos de alto fuste, es muy superior al que las películas me suscitan en los últimos años. Desde luego, hay excepciones de cuando en vez. Pero no con la regularidad de antaño.

Ver una buena serie es como ver una buena película muy larga con algunos intermedios (pocos, cuando la adicción y la necesidad acucian). Lo único que se echa de menos es la sala oscura, y que sea un plan ajustado a un par de horas concretas. Todo lo demás: guión, interpretación, ambientación, realización, producción, etc., está a la altura de los grandes filmes de todos los tiempos. De modo que si he incurrido en el vicio de moda yo también, es porque sigo siendo un niño a quien le gusta que le cuenten historias  y más historias mientras cojo la mejor postura. Pero a la carta, claro, y con la posibilidad de pausar el goce para incrementarlo con un té blanco que desoxide mis articulaciones cada vez más perezosas. Aunque no sólo.

lunes, 11 de enero de 2016

LA RAMA FUERA DE SITIO



La rama parece desubicada. No es su sitio. Arrancada de su origen, sola a merced de todo, intenta mimetizarse en su entorno. Pese a todo, no lo logra. Es demasiado rígida. Sólo puede cambiar de posición, alinearse con las ondas arenosas. No puede, como ellas, mutar de forma. Así, a poco que el agua la desplace, seguirá destacando sobre el fondo, bien flotando, bien posada sobre él, luego, donde las olas y la corriente decidan sin su concurso. Será el elemento discordante entre una agrupación de líneas aún más gregarias y aún menos autónomas, pero muy felices en su uniformidad. De sí misma dependerá asumir su condición con orgullo o con pesar. Como sucede siempre.

Playa de Villarrube (La Coruña, Galicia, España)
Octubre, 2011 ----- Panasonic Lumix G3 

domingo, 10 de enero de 2016

BALANCES DE LO VIEJO Y PROYECTOS DE LO NUEVO

No falla. Cuando el año se va, aparece la imaginaria obsesión de los balances. Como si vivir no fuera una evaluación continua, nos gusta parcelar los espacios y los tiempos, y realizar la evaluación parcial. Cada uno elabora la suya. Pero dependen demasiado del carácter personal, y al margen de tragedias impensadas, suelen ser un reflejo de quien se es. Si optimista y positivo, balance equivalente. Si cenizo y negativo, equivalencias similares. Si átono o indiferente, resumen parejo. De modo que no conviene hacerles mucho caso. Los balances anuales que estos días hemos visto brotar no nos explican mucho de nuestra singladura por el año que ya se fue. Son cuanto somos.

De igual forma, los proyectos que imaginamos ante el recién iniciado período, dicen mucho de cómo nos pensamos, de quiénes deseamos ser, y de cómo afrontamos el inevitable fracaso propio. Son declaraciones de buenas intenciones que sólo son eso: intenciones, pretextos para convencernos de que seremos mejores, cuando la verdad es que seguimos siendo los que éramos y seguiremos siendo. Y las cumpliremos o malbarataremos según seamos: trabajadores, oportunistas, deshonestos, responsables, procrastinadores, aburridos, mediocres, creativos, aprovechados, generosos, etc.

Con todo, yo ya hice mi balance. Da igual como saliera, pues quienes me conocéis bien, sabréis intuir el resultado. Exhibirlo me parecería una impudicia intolerable -caso de ser positivo-, o un lagrimeo victimista -en el caso contrario-. Y, claro, también he elaborado mi lista de buenas intenciones. No es muy larga, pero sí consistente. Pero tampoco voy a desvelar en qué consiste. De mis logros y fracasos ya me ocupo yo. Ahora bien, os comunico que en la segunda línea se encontraba un compromiso que será fácil comprobar si cumplo o no. Este año, en esta bitácora, nulla dies sine linea. O sin imagen. Llueva o granice, se trabaje o se huelgue. Es una promesa. A ver quién apuesta fuerte, a favor o en contra de mi palabra. 

AVISO A VISITANTES

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