domingo, 31 de enero de 2010

MICRORRELATO

LA CERILLERA Y EL SOLDADITO DE PLOMO
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La cerillera se moría de frío en la noche invernal. No había vendido nada, por lo que estaba de muy mal humor. Un niño, que pasaba con su padre de la mano, le arrojó en la faltriquera un soldadito de plomo viejo con el que iba jugando. Lo miró y lo palpó con los deditos que asomaban por los mitones. Estaba caliente, pero no le confortó lo más mínimo, pues estaba muy enfadada, así que se dedicó a darle repetidos golpes contra el suelo. Como la sonrisa del soldadito siguiera siendo la misma, pese a la deformidad del resto del cuerpo, se propuso castigar tamaña insolencia. Cogió una caja de cerillas, y una a una las fue encendiendo y aplicando a la cara del muñeco. Éste, poco a poco fue desfigurándose y deshaciéndose hasta que múltiples gotas fueron cayendo al suelo. Ella se dedicó a derretirlo por entero, y tanto empeño invirtió, que las gotitas de plomo quedaron esparcidas a su alrededor. Agotada y sin que hubiera cambiado su humor, se recostó sobre el quicio de la puerta donde se encontraba. Sería su última noche. Aterida, moriría cerca del amanecer con un horrible rictus en su cara. Él la había precedido sólo unas horas antes. Su eterna sonrisa planeaba ya sobre ambos.
Del libro Micrólogos

sábado, 30 de enero de 2010

RAUDO PASA EL ÁNGEL

viernes, 29 de enero de 2010

ISABEL (Mayo, 1989)

jueves, 28 de enero de 2010

GRAN CASCADA

miércoles, 27 de enero de 2010

NADIR (Diciembre, 2009)

martes, 26 de enero de 2010

OTRO COLOR PARA LA LUNA

lunes, 25 de enero de 2010

ERIKA (Agosto, 2009)

domingo, 24 de enero de 2010

MICRORRELATO

VIOLENCIA DE GÉNERO
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Aquella noche, el mar embistió con crueldad lanzando contra la roca oleajes, arenas, maderos. Duramente golpeada por el temporal, dejó caer algún fragmento, pero con paciencia lo soportó todo. Como siempre, continuó creyendo que era bueno, manso y fiel, pero que algunas noches se volvía loco, y se rebelaba contra ella, agrediéndola hasta en lo más íntimo. Nunca ha podido averiguar por qué cada cierto tiempo se comporta así, pero eso no le impide seguir pensando en su naturaleza serena y fiable, o que poco después —al alba— él volvería tranquilo a lamer su base, dulce y sensible, a regalarle esas caricias espumosas que tanto le gustan, que tanto les unen. Como siempre, aquella noche la roca lo soportó todo, otra vez más, porque creía amarlo, en el fondo, muy profundamente.
Del libro Micrólogos

sábado, 23 de enero de 2010

TERRITORIO PRIVADO

viernes, 22 de enero de 2010

PABLO (Mayo, 1990)

jueves, 21 de enero de 2010

PARTERRES CON PRETENSIONES

miércoles, 20 de enero de 2010

LAURA (Octubre, 1989)

martes, 19 de enero de 2010

REPOSO TRAS LA FAENA

lunes, 18 de enero de 2010

MARCELINO (Diciembre, 2009)

domingo, 17 de enero de 2010

MICRORRELATO

MAL SALTO
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Fue un mal salto. Ahora lo sabes bien. En este instante, cuando los espasmos de dolor te acometen por todo el cuerpo, lo sabes bien. Te mareas de tanta sangre como pierdes, pero te das cuenta de que sí: fue un mal salto. No obstante, sabes de sobra que no fue tuya la culpa, que te pasaste un buen rato observando el estrecho pero profundo recodo del río, tratando de divisar los peligros, olfateando el miedo de los demás a tu alrededor, aspirando tu propio miedo a lanzarte. No, no fue tuya la culpa. Tenías que hacerlo, porque aunque la ansiedad te acuchillaba por dentro, paralizándote, también sentías en tus piernas la necesidad de saltar, de echarte al agua, de nadar a favor de corriente una trayectoria oblicua hasta llegar a la otra orilla, donde, al fin, hallarías espacio, alimento y goce. Pero, no, no fue tuya la culpa. Sabes que había probabilidades de que todo fuera mal. Cabía dentro de lo posible. Y te tocó a ti. También a otros más, pero a esos ya no podrás verlos. Saltaron después. Fueron los mismos que desde atrás precipitaron tu salto, urgido por la impaciencia, los que con sus cuerpos sudorosos, empujaban a los de más adelante, y al frente de todos te encontrabas tú. Fue un mal salto, es verdad, pero alguien tenía que hacerlo. Y fuiste tú. Nadie podía haber previsto que el elegante impulso que tomaste hacia adelante, el que te lanzaba hacia las aguas para comandar la manada, te arrojase directamente a las fauces que os aguardan todos los años, en el río, para el ritual sangriento que intercambia vida con muerte, muerte con vida. Pero no te culpes. Sólo fue un mal salto. No volverá a ocurrir.
Del libro Micrólogos

sábado, 16 de enero de 2010

MODILLONES A LO MOZÁRABE

viernes, 15 de enero de 2010

ESTHER (Diciembre, 2009)

jueves, 14 de enero de 2010

CARABINA DE MUSEO

miércoles, 13 de enero de 2010

JUAN MANUEL (Febrero, 1990)

martes, 12 de enero de 2010

HUNDIMIENTO PRÓXIMO

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